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ciedad como la de San Vicente de Paula, sin'sus fines encubiertos, y sobre cuyas tendencias, nuestro gran Maestro acaba de darnos la señal de alarma. Bajo otro aspecto, la beneficencia que pudiéramos ejercer, seria limitada, impotente ante tanta desgracia, su accion seria puramente física, para remediar males fisicos, y bien sabemos h.. h.. que en America especialmente, no es el pan del cuerpo la necesidad que apremia, sino la necesidad de fé, de creencia, de virtud, la religion de la ley, de la libertad y del amor.

Hay pues un objeto mas directo, un fin mas grandioso que la Masoneria prosigue al través de los tiempos y lugares-y es en esta circunstancia que conviene sobre todo tenerlo bien pre

sente.

Grandes acontecimientos se desarrollan en el mundo. Coronas y Thiaras bambolean al soplo del espiritu decapitador de los usurpadores de la soberania del hombre y de los pueblos. Las monarquias habian engañado á la democracia, ó parlamentado con ella. Las theocracias perpetúan aun la usurpacion de la razon y del libre pensamiento que constituye la base de la igualdad ante Dios, la causa de nuestra personalidad independiente y la razon del vínculo fraternal que debe ligar á los hombres entre si. La democracia avanza para entronizar el gobierno del hombre, la autonomia de los pueblos. La monarquia será en poco tiempo mas, un recuerdo que simbolizaba la incapacidad ó inmoralidad de la mayoria de la especie humana, porque ya la democracia con sus perseverantes conquistas es el heredero forzoso de la primogenitura inicua de ciertas castas ó familias.

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Pero no habrá democracia radical, si el hombre no profesa la religion de la razon que es la base de la libertad. Y como la Thocerania símboliza la usurpacion de la razon, de la facultad del libre pensamiento, del derecho sagrado de la interpretacion del Ser y de sus leyes, es claro que toda religion positiva que se impone por la autoridad de la fé ciega, de una tradicion indiscutible, de una revelacion temporal que ella sola, ó su iglesia, sacerdocio ó pontificado posee como heredero directo, y como interpretador permanente é infalible, es una religion, es una iglesia, es un sacerdocio y es un pontificado que arrancando à la libertad de su base, y que destruyendo con el privilejio de la revelacion el principio de la igualdad, engendra necesariamente el despotismo religioso, el despotismo político y social,

la desigualdad de los hombres, y establece las castas en el seno de nuestro nuevo mundo ansioso de libertad y de igualdad.

Y hoy asistimos á la caida de esa religion, acontecimiento inmenso, era nueva que se abre y ante cuyo espectáculo es necesario preguntarse: ¿quién será el heredero de esa fé, de esa autoridad y de esa Iglesia?-A lo que podemos contestar con las palabras de Alejandro moribundo: cuando preguntado sobre el heredero futuro del imperio, contestó: « el mas digno. »

Lo mismo podemos decir nosotros. Podemos dirigir á todas las religiones positivas existentes la interpelacion suprema preguntando por el heredero de la fé, de la autoridad y del pontificado católico. ¿En dónde está la religion que se presenta para llenar esc vacio?—¿cuál es el dogma mas elevado y comprensivo que pueda satisfacer al alma humana en nuestros dias? ¿Cuáles son los brazos que se alzan para sostener la basílica que se desploma sobre la frente de la humanidad católica? ¿O pretenderemos vivir ó edificar en las ruinas del antiguo templo derribado por el Sanson de la filosofia? No.-No veo á ningu na religion positiva presentarse para reemplazar y sobrepujar á ese dogma; á ninguna autoridad mas fuerte, á ningun pontificado mas espléndido, á ninguna Iglesia mas empecinada.—Pues entonces h.. h.. demos un paso adelante, -tengamos la audacia de la fé, somos los mas dignos por que somos los mas universales, y como tales recojamos la herencia del imperio.

Para probaros que tal debe ser nuestro objeto y legitimarlo, os pido atendais y mediteis las consideraciones que paso á esponeros.

No hay sino una verdad, una justicia, una moral. Los mismos principios, máximas y axiomas han sido proclamados en las alturas del Thibet, á las orrillas del Ganges, en los valles de Persia, en los misterios de Egipto, en los templos de la Grecia. Confucio y Zoroastro, Sócrates y Cristo, Mahoma y Lutero, y hasta el mismo Ignacio de Loyola han proclamado los mismos principios de moral.-Entonces, ¿por qué esa diferencia tan grande en el movimiento de los pueblos, en la condicion de las sociedades, en el destino del hombre? ¿Por qué no hay pueblos virtuosos, por qué no se practica la moral, por qué la humanidad que reconoce una ley, no forma una familia?

¿Por qué el odio, por qué la guerra, por qué la excomunion permanente, por qué el fuego y el fierro esgrimidos á nombre

del mismo Creador, pára atormentar, dominar o exterminar al

hombre?

Porque los dogmas son diferentes.

¿Si los dogmas entonces son la causa de la diferencia, del despotismo, de la guerra, por qué no proclamamos la supremacia de la moral y abandonamos el dogma á la perpétua elaboracion del pensamiento?

Hé áqui la segunda consideracion que someto á vuestra meditacion.

El dogma domina á la moral-y el dogma tiene que existir. En efecto, no basta saber que los hombres son iguales y que el respeto reciproco de sus derechos es la ley, ni que la fra ternidad sea el vinculo mas bello. No.-Esa moral se apoya

y no puede ser fecunda para el corazon del hombre, sin una creencia que lo afirme como verdad, como emanacion ó imperativo de una causa suprema y eterna. Y esa creencia es el dogma. Necesitamos y debemos saber, si hay un creador, si ese creador es un padre, ó si la fatalidad es lo absoluto. Necesitamos saber, si ese creador es legislador y juez, y si nosotros somos espíritu ó materia, solidarios de nuestras acciones pasadas y futuras, si somos inmortales ó apariciones fantasticas en el pensamiento y el espacio.-Necesitamos saber, cual es nuestro destino en una palabra; y la satisfacción de ese problema es el dogma.- Se vé pues que el dogma influye y domina à la moral. Las diferencias esenciales de los pueblos dimanan de la diferencia de sus dogmas.

Bien puede decir el Cristo: « ama á tu próximo como á tí mismo. » Pero si el teólogo despucs nos enseña: « muchos son los llamados y pocos los escogidos; »-Si nos dice el dogma: « hay elegidos desde ab eterno,-hay condenados de ab eterno;»-en una palabra si el dogma de la gracia ó de la fatalidad se impone, decidme, si puedo considerar á los eternamente reprobados, à aquellos que no viven en la gracia, del mismo modo que à los que han sido los privilegiados del amor divino! No. Es imposible que ame del mismo modo al que Dios ha condenado, y ya veis por medio de este ejemplo, como el dogma domina, y' altera la moral.

Mahoma predica máximas de caridad tan sublimes como las del Cristo: « Creyentes dad lo mejor que tergais.... Los que dan limosna de dia y de noche, en secreto y en público, recibiran la

>> recompensa de Dios.... Los que tragan el producto de la usura » se levantarán en el dia de la resurrección como aquellos á quienes » Satanás ha manchado con su contacto. No dañeis d nadie y no » sereis dañados »....Las recompensas esperan á los que han » sido pacientes, verídicos, sumisos; caritativos, que imploran el » don de Dios á cada aurora. »

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<< Una buena palabra, el olvido de las ofensas, vale mas que >> una limosna seguida de un mal proceder. » (a)

Quién no diria que es el mismo Cristo el que habla? Pues es Mahoma, el fundador de esa religion terrible, apoyada en el terror. Pero al lado de la moral que es la misma, se levanta el dogma de la fatalidad. « Dios dá la sabiduria a quien quiere. Dios dirige á los que quiere. Vuestros dias están contados. Y así las demás máximas de la fatalidad que hacen considerar á los enemigos como dignos de la esclavitud, de la muerte ó del tormento.

Podrian repetirse los ejemplos, pero bastan los citados para probaros que la diferencia de dogma altera la práctica y la realidad de la moral que es la misma.

La moral no es pues suficiente para realizar la virtud sobre la tierra. Necesita apoyarse en un dogma.-Ahora la cuestion que naturalmente se presenta es la siguiente. ¿Cuál es el dogma universal de la moral universal? ¿Cuál es el dogma que encarna la eternidad de la justicia, como imperativo del Eterno? Encontraremos ese dogma en las religiones positivas que recíprocamente se escomulgan y cuyos resultados prácticos son la opresion, la desigualdad, la indiferencia ó la guerra ?

No veo ninguna religion positiva que sea digna de reemplazar á las otras, que presente el dogma de la libertad, de la justicia y del amor.

¿Qué hacer entonces? El hombre busca el templo, el santuario, la palabra donde albergar su angustia; y lo que veo mas digno levantarse en la peregrinacion al través del desierto y de las ruinas, es el triángulo, masónico que brilla en el fondo de nuestro santuario. Creo que el dogma masónico es el que mas se acerca á la verdad, el mas comprensivo, el mas completo, el que reconoce en Dios la Libertad y la justicia como Arquitecto, y en el hombre la libertad como fuerza, y la igualdad como

(a) Koran-Capítulo II-III.

medida de su fuerza. Hé aquí porque fundo en la Masonería tan grandes esperanzas, para heredar el dominio del imperio anarquizado de las creencias.

El mundo pertenece a los fuertes,-pero los astutos lo disputan. En medio de todas las religiones y sectas en que se dividen las creencias, hay una que por sus dogmas, sus principios, sus resultados en la enseñanza y sus tentativas de dominio, es la mas peligrosa secta que jamas amenazaria á la verdad, á la moral y á la dignidad del hombre y de los pueblos. Hablo del jesuitismo. En America tan solo os presento como ejemplo, el Paraguay infeliz, teatro de su dominio, de su educacion, y que hoy dia con su tirania injertada en el alma de las generaciones, es la leccion mas elocuente del poder terrible de esa secta. Desgraciado el pueblo que ignore lo que significa esa secta, y traidor ó imbecil el gobierno que la acepte.

Ese mal que nos degrada, esa falsia que cunde, esa diplomacia enmascarada, la intriga autorizada, la palabra prostituida, la desaparicion de los caracteres, la reticencia mental en todos los actos de la vida, la desaparicion de la espontaneidad del alma, el culto del éxito, la aprobacion de todo lo que triunfe, la sancion que se dá á lo que se presente como fuerza, la dobles en el pensamiento, la mentira en la palabra, la traicion en los actos, todo eso es el jesuitismo, todo eso se enseña, se aprende, se difunde, para alcanzar el poder, dominar á los pueblos, esplotar sus inteligencias y riquezas en beneficio de la órden y de la teocracía, encubierto todo bajo las palabras: kad majorem Dei Gloriam.»

Jamás ha habido mayor enemigo ni mas peligroso de la recittud del alma.

Pues bien, esa secta nos invade,-esa secta se entiende á paso de lobo, se infiltra en la enseñanza se reviste con el manto de la caridad, acecha al poder,-prepara sus candidatos para los puestos importantes de la administracion y de la política.- Conocemos su lenguage: humildad cuando caidos- y orgullo del dominio omnipotente de la humaniad en su secreto pensamiento. Liberales cuando se les ahuyenta 9 persigue,-despotas cuando imperan.-Democratas en las monarquias que no pueden dominar,-y monarquistas en las Repúblicas que los desprecian. Partidarios de la libertad de la enseñanza, cuando la universidad laica predomina ó el Estado toma sus precauciones

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