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que por fuerza de armas iba su negocio perdido acordaron de guiarlo por otra via intentando matar a don Carcía a traicion. Habiendo elejido para efectuarlo la persona que parecia mas sagaz y astuta, lo quisieron poner en práctica desta suerte, que el indio electo llamado Mecial que era mui valiente y animoso llevase al gobernador un presente de fruta para que al tiempo del recebirla cerrase con él y le matase. Y para esto le ofrecieron gran suma de oro en recompensa y premio de tal azaña. Mas como Nuestro Señor guardaba a don García con particular providencia, movió el corazon del cacique Colocolo a que enviase un hijo suyo a dar aviso a don García de la traicion, que contra él se tramaba secretamente. Agradeció mucho don García este aviso remunerándole como noble caballero: y poniendo resguardo a la maraña previno algunos soldados que estuviesen a punto para cojer a manos al traidor al tiempo que él quisiese poner las suyas en su persona. Y llegando el indio con su canastilla de fruta a coyuntura que el gobernador se levantaba de dormir la siesta, le echaron los soldados mano, y le hallaron un puñal escondido para matarle, como él luego confesó descubriendo todos los autores de la traicion interrumpida, en lo cual se manifestó la astucia y sagacidad de los indios, que intentaron usar de la traza con que entregó Judas al Salvador dándole beso de paz al tiempo que le ponia en manos de sus enemigos, donde se descubre claramente lo que ha poco dijimos acerca de la fuerza que tiene el oro para mudar los corazones haciéndolos acometer maldades y traiciones no solo contra los estraños pero tambien contra los suyos. Bien claro se vió esto mesmo cuando Mirtilo coligado de Pelope entregó a Hippodamia hija de Oenomas. Y con la misma codicia mató Polimnester rei de Tracia a Polidoro y finalmente alude a esto la traicion de Anibal hijo de Asdruberd que mató a Cornelio cónsul con achaque de tratar con él los medios de paz entre los cartajinenses y romanos. Habiendo don García sacado en limpio la mala intencion de los indios mandó traer ante sí a los mas principales dellos: y les habló con razones graves, y prudentes intimándoles mucho la dureza de sus corazones y cortedad de sus entendimientos. Y sobre todo les dió a entender cuan favorecidos, y amparados de Dios son los cristianos, pues en cosa que ellos trataban tan ocultamente no quiso Su Majestad que se encubriese tan pernicioso fraude por guardar sin lesion al que era cabeza de su pueblo, para que acabasen ya de conocer que el pensar de prevalecer contra los cristianos era quimera indigna de hombres de entendimiento. Y con esto los despidió perdonándolos a todos, y entre ellos al indio Metical, que venia por ejecutor de la traicion ordenada entre ellos.

En este tiempo era capitan de Cañete de la frontera Gonzalo Hernandez buenos años: el cual tuvo noticia de dos grandes escuadrones que venian de diversas comarcas a juntarse en un lugar, y entendiendo que era su intento coadunarse para dar sobre la ciudad como era costumbre, se alborotó en gran manera y salió luego con ochenta hombres a ponerse en defensa della. Mas como entre los indios fuese mani

fiesto el motivo de aquella jente armada, acudieron muchos delloş a sosegar al capitan informándole de que aquellas escuadras eran de capitanes encontrados entre sí por haber el cacique Mareoman hurtádole su mujer al cacique Aynaval: y a esta causa salia el ofendido con mano armada a vengarse del adúltero, y él defenderse del agresor con toda la jente de su distrito. Y estándole certificando desto los indios yanaconas, llegaron mensajeros de los dos capitanes desafiados cada uno por diverso rumbo a rogarle que no saliese de su casa, pues era negocio que a ellos solos incumbia el mirar por su honor y volver por sus personas. A esto respondió Gonzalo Hernandez que viniesen luego ante él los capitanes a representarle sus quejas: donde no que iria sobre ellos a destruirlos. Parecióle ésta buena coyuntura al agraviado para alcanzar justicia y así obedeció acudiendo sin réplica; y lo mesmo hizo el cacique Mariman creyendo que libraria mejor poniendo su negocio en manos de juez que no era parte en el negocio, que el avenirse con quien tan justamente se tenia por injuriado. Y viniendo los dos a la presencia del capitan Gonzalo Hernandez fueron reprendidos de él ásperamente, por haber intentado averiguar la causa por sus mismas personas, sin hacer caso del juez, a quien competia desagraviar, y hacer justicia desapasionadamente. Y hecha informacion sobre el caso mandó traer a la india llamada Crea, que era mui blanca y hermosa de las que andan entre holandas y en presencia de todos la entregó a su marido Aynaval con intento de proceder en la causa contra el robador Mariman : el cual dió por escusa solamente la flaqueza de la carne inclinada al mal. Y juntamente suplicó al capitan que le adjudicase la india, pues Aynaval tenia tantas mujeres que no le podria esta hacer falta alguna. Y para esto ofreció gran parte de su hacienda al indio agraviado rogándole que le vendiese a Crea, pues era de tan poco crédito para con él. A lo cual respondió Aynaval que no lo creyese, ni esperase tal cosa en los dias de su vida aunque le diese el oro de todo el reino. Y como el capitan Gonzalo Hernandez puso la india en manos de su marido, los ensangrentó él luego en ella cortándole la cabeza en presencia de todos con tal presteza, que cuando acudieron a quitársela, estaba ya la cabeza quitada de los hombros. Y no es nuevo en el mundo haber disenciones y batallas por mujeres que la prolongada guerra de la famosísima Troya, y la total destruccion de ella no tuvo otro orijen sino una mujer que fué Elena, la cual sacó Páris troyano de casa de su marido Menelao. Y la guerra entre Pelope, y Oenomas sucedió por haber negado él Oenomas a su hija Hippodamia al rei Pelope, que se la pedia en casamiento. Dejo aparte la historia infalible que refiere la muerte y estrago de Sanson y los filisteos orijinada de la hermosura de Dalila. Esta fué la causa de la sangrienta guerra entre Piretro y los Centauros, que hurtaron mañosamente a Hippodamia hija de Atracio y mujer de Piretoo. Y tambien refiere Bolaterraneo haber sido muerto Arquelao rei de Macedonia a manos de un mozo llamado Craliba, por no haberle concedido el rei su hija en matrimonio. Y no es menor sa

bida la guerra que hizo Pericles a los Amios por Aspasia, de quien estaba Pericles aficionado. Pero mucho mas notoria es la famosa guerra entre Turno y Eneas, por haber pretendido ambos casarse con Labinia hija del rei latino. Y si se ha de dar crédito a algunas de las cosas que cuentan los poetas, fué notable el desafio entre Hércules y Neso por causa de Yanira: por la cual tuvo el mesmo Hércules otra batalla con Aquelao. Y no me quiero detener en referir la guerra entre Tolomeo y Alejandro rei de Siria por causa de Cleopatra hija del mesmo Tolomeo. Ni el incendio que Alejandro puso a Persepolis instigado por Thaidis su amigo. Ni el alboroto que se levantó por causa de Lucrecia. Ni la destruccion de Antioco, que al tiempo que traia guerra contra los romanos fué vencido y desbaratado, por dejarse llevar del amor y regalos de Calcidence. Ni la muerte de Antonio Commodo emperador por mano de Atleta instigado de Marcia aficionada mas al Atleta que al emperador Antonio. Solamente quiero hacer memoria del calamitoso suceso que todos saben ocasionado del amor que el rei Rodrigo de los godos tuvo a la hija de Juliano prefecto de Tingitania cayendo con ella en adulterio por lo cual convocó su padre grandes huestes de moros, que le ayudasen a tomar venganza trabándose guerra tan sangrienta que murieron sesenta mil de ambas partes. A esto alude la historia de la guerra, que Luchino conde de una parte de Italia hizo a Ugolino Gonzaga por haber cometido adulterio con su mujer Isabel, segun cuenta Volaterraneo. Y aun el santo Gandulfo mártir fué entregado a los enemigos por haber reprchendido a su mujer, a quien cojió en adulterio, poniéndole ella en manos del adúltero que lo matase. Y no puede dejar de ponderarse el demasiado celo que hubo en el corazon de un bárbaro como este: al cual aun no llegó aquel celo de Fano, que se dice haber sido mui estrecho a causa de haber puesto todas las puertas de su casa enquiciadas y engoznadas de suerte que al abrir y cerrar hiciesen ruido rechinando, y crujendo en los quicios, para sentir desde léjos el ruido y atalayas a la persona que entraba o salia de su casa, solamente por ciertas sospechas que tenia de su mujer, no mui mal fundadas: pues ella estaba tan adelante en su maleficio, que para remediar esto abrió un portillo en el tejado, del cual sabian todos, sino era el marido, que estaba mui seguro en nunca oir el rechinar de las puertas. Y apenas se sabe de hombre cuyo celo haya llegado a tanto encendimiento, que se atreviese a un hecho como el que acometió este bárbaro delante de una persona de tanto respeto, como era el capitan de la ciudad y otros muchos españoles, y naturales de la tierra: sinoes alguna mujer por ventura cuyo celo suele ser incomparable al de los hombres en furor y zaña: como se cuenta de Dirse, que puso en los cuernos de un toro clavada en ellos a una mujer llamada Anttiopa teniendo sospecha que andaba en malos pasos con su marido Lico. Y finalmente Elena fué ahorcada en un árbol por mandado de Poliza, mujer de Hipolemo, que tuvo celos de ella siendo llevada a la isla de Rodas.

No me quiero detener en ponderar el sentimiento que tuvo el gobernador, de que Gonzalo Hernandez hubiese estado tan remiso en castigar al indio Aynaval dejándole ir con su jente como se vino. De lo cual resultó tornarse a encontrar los dos escuadrones, y darse de las hastas de suerte que murió no poca jente de ambas partes; lo cual se evitara con haber cortado solo una cabeza o a lo ménos detenido alguno de los dos contrarios hasta que se hubiese la cólera asentado.

CAPITULO XIII.

Del descubrimiento de minas de oro de la Madre de Dios, y la fundacion de la ciudad de Mendoza y partida de den García para España.

Habiendo estado el Gobernador nueve meses en la casa fuerte de Arauco no queriendo desampararla por tener a los indios mas a raya, y conservarlos en la paz, que habia intervenido, tuvo nueva de que Francisco de Villagran estaba nombrado por gobernador de este reino con provisiones de su majestad que tenia en su poder. Y aunque habia ya don García oido algo de esto como está dicho, pero en esta coyuntura se enteró en ello por cartas de su padre, en las cuales le mandaba que se embarcase luego para el Perú donde él estaba gobernando. Y en cumplimiento de esto se partió luego, habiendo padecido muchos trabajos en estos nueve meses mostrando en todos ellos sereno ánimo y alegre semblante, por esforzar a los suyos sacándolos cada dia a festejarse en juegos de cañas, y otros ejercicios semejantes, holgándose mucho con los que eran señalados hombres de a caballo, y en particular con el capitan Hernando de Aranda Valdivia, por ser estremado en este ejercicio, y de mucha nobleza en su trato y costumbres.

Luego que llegó a la ciudad de la Concepcion, no quiso pasar sin dejar hecho algo bueno, y así dió principio a una iglesia catedral juntando veinte mil pesos de oro de limosna, con lo cual la dejó comenzada, y es hoi el mejor templo que hai en este reino. Y para dejarlo todo puesto en órden, mandó llamar al jeneral Rodrigo de Quiroga que estaba en la ciudad de Santiago, y le nombró por gobernador en el ínterin que Villagran llegaba, y con esto se partió a la ciudad de Santiago para proseguir el viaje comenzado. Y como los indios vieron que se iba alejando con ánimo de salir del reino, comenzaron luego a malear volviéndose a la inquietud pasada haciendo siempre de las suyas. Por lo cual fué forzado don Pedro de Avendaño, que era el capitan de la ciudad de Cañete a correr el campo, y dar tras los indios segun su costumbre apurándolos hasta meterlos en los rincones mas ocultos sin dejarles alzar cabeza, ni lugar seguro. Porque demas de ser valiente y animoso, era tan gran trabajador que no cesaba de noche ni de dia de andar en batallas; y era para él dar trasnochadas, como saliese a pasear por dilatacion del ánimo. Estando este caballero un dia en la provincia de Puren, de la cual era encomendero teniendo consigo solos cuatro españoles, le embistieron de repente los mesmos indios que le estaban sir

viendo y le mataron con otros dos españoles de los que con él estaban, escapándose los otros dos mientras los demas andaban a la mesapela. Túvose esta por mui grande pérdida, por ser este caballero de grande importancia para la guerra, y mui afable, liberal y comedido; y así lo sintieron todos íntimamente, y mucho mas el jeneral Quiroga, que era su suegro, y lo tenia sobre sus ojos.

Por otra parte andaban aflijidos otros muchos indios araucanos por ver que se alejaba don García; y así se determinaron dos caciques de Arauco y Tucapel de irse tras él a la ciudad de Santiago, que está mas de sesenta leguas de sus casas, a quejarse de que los dejaba, sabiendo cuanto ellos le amaban, y todos los demas de aquellas provincias. Y demas de esto le representaron el temor y angustia en que estaban, por haber entendido que Francisco de Villagran habia de sucederle en el oficio; el cual tomaria venganza dellos por haberle vencido, y desbarado dos veces con tanta destruccion, y pérdida de su jente y menoscabo de su presuncion en cosas de guerra. Admiróse don García de que hubiese tanta lealtad en corazones de indios, que les hubiese sacado de sus casas haciéndoles ca inar tantas leguas; y agradeciéndoles mucho el amor que le mostraban, los apasiguó y procuró quitarles el temor que tenian, certificándoles del intento de Villagran, que era favorecerles en todo, y gozar de la paz en que el reino estaba, sin acordarse de las injurias pasadas, mientras ellos no diesen nueva ocasion con que irritarle. Y con esto los despidió dándoles mui buenos vestidos para ellos y sus criados y muchos regalos para su camino, pues se habian puesto en él por su respeto.

En este tiempo se descubrieron unas minas de oro en un rio, que llamaron de la Madre de Dios siete leguas de la ciudad de Valdivia: cuya riqueza fué tanta asi por la mucha cantidad como por la fineza, que llegaba a veinte y tres quilates, que acudió mucha jente del reino a ocuparse en su labranza. Dió esto a don García mucho contento viendo que su entrada y salida en Chile habia sido con buen pié: y alegrandose de que la jente tuviese con que salir de su pobreza. Y fué tanta la gravedad de estos principios respecto de haber indios de paz que labrasen las minas, que envió la ciudad de Valdivia a ofrecer a don García buena cantidad de oro para los gastos del viaje. Mas como él estaba tan desinteresado de todo esto, que aun lo que le habia quedado de lo que sacó del Perú lo fué repartiendo entre personas necesitadas dejando el resto en la ciudad de la Concepcion por ir mas lijero, respondió que les agradecia mucho la voluntad, y oferta que le hacian y se alegraba mucho de que en su tiempo se hubiese descubierto tal tesoro para remediar sus necesidades.

Estando ya don García de Mendoza para partirse llegó nueva de que el marques su padre virei del Perú habia fallecido muriendo a la manera que habia vivido, dejando a estos reinos grandes prendas de su salvacion por la mucha cristiandad notoria a todos, particularmente en limosnas y obras pias, en que fué mui señalado. Y habiendo en la

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