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tal carácter acompañó al que en breve tiempo debia llamarse Felipe II a la corte de Inglaterra, cuando este príncipe fué a contraer matrimonio con la reina María Tudor.

Hallábase en esta corte a principios de 1555 cuando a ella llegó Jerónimo de Alderete con la noticia de que los indios rebelados de Chile habian dado muerte a Pedro de Valdivia.

Los jóvenes españoles que rodeaban al príncipe don Felipe estaban entónces ajitados con la sublevacion del Cuzco encabezada por Hernández Jiron, i ardian en deseos de venir a sofocarla.

Dos de ellos consiguieron permiso para acompañar a Alderete a América: don Alonso de Ercilla i Zúñiga i don Francisco de Irarrázaval.

Ambos se trasladaron inmediatamente a España, donde obtuvieron de la princesa doña Juana, que gobernaba el reino en ausencia de su padre Cárlos V, la licencia necesaria, i se embarcaron con destino a las Indias en Sanlúcar de Barrameda, a 15 dias del mes de octubre.

Irarrázaval venia bien provisto de armas i caballos, i traia a sus espensas, como jentilhombre costiller, dos soldados españoles.

La princesa doña Juana, en nombre del rei de España, le dió una carta de recomendacion para que el gobernador de Chile le favoreciera con los aprovechamientos de esta tierra (1).

Alderete, como es sabido, murió en el viaje, i el virrei del Perú don Andres Hurtado de Mendoza nombró a su hijo don García para que viniera a someter a los

araucanos.

(1) Apéndice, número 1.

Ercilla e Irarrázaval acompañaron a Chile al heredero del marquesado de Cañete, entónces un jóven de veintidos años.

El nuevo gobernador llegó al puerto de Coquimbo con fecha 23 de abril de 1557, i, despues de hacerse reconocer en su carácter oficial tanto en la Serena como en Santiago, i de ordenar el apresamiento de Francisco de Aguirre i de Francisco de Villagra, que se disputaban el gobierno del pais, zarpó de Coquimbo en 21 de junio con rumbo a Concepcion.

En el viaje estuvieron a punto de naufragar don García i su brillante ejército, pues se desencadenó sobre las naves una terrible tempestad de invierno, en la cual todos perdieron la esperanza de volver a tierra.

Ercilla ha descrito esta tempestad en los cantos XV i XVI de su célebre poema.

Por fin arribaron a la bahía de Concepcion, i desembarcados en la Quiriquina permanecieron en ella mas de dos meses.

En los últimos dias de agosto don García ordenó que ciento treinta soldados pasaran al continente i levantaran un fuerte en el mismo sitio donde ántes habia existido la ciudad española, entónces despoblada i

yerma.

Ercilla e Irarrázaval trabajaron personalmente en esta construccion, i al segundo acompañaron siempre los dos criados que mantenia a su costa.

Don García estableció su campamento en este lugar, i allí hubo de sostener reñido combate contra un gran número de indíjenas.

El triunfo perteneció a los españoles.

La conducta valerosa de don Francisco de Irarrázaval

en esta ocasion ha sido ensalzada por su compañero de armas en la octava 48 del canto XVIII de la Araucana. He aquí la estrofa:

Don Felipe Hurtado a la otra mano,
Don Francisco de Andia, i Espinosa,
I don Simon Pereira, lusitano,
Don Alonso Pacheco, i Ortigosa,
Contrapuestos al ímpetu araucano,
Hacian prueba de esfuerzo milagrosa,
Resistiendo a gran número la entrada
A pura fuerza i valerosa espada.

Irarrázaval se encontró tambien en el combate de las Lagunillas, en el cual peleó como infante i estuvo en grave peligro.

El ejército español continuó internándose en el territorio araucano, aunque sin alejarse de la costa, hasta que en el sitio de Millarapue le presentaron batalla miles de indios mandados por Caupolican en persona.

Esto sucedió al amanecer del 30 de noviembre. Despues de mediodía, la jornada se convirtió en espléndida victoria para don García i los suyos.

A don Alonso de Ercilla le cupo honrosa participacion en el triunfo, pues ausilió en momento mui oportuno al maestre de campo Juan Remon.

Los indíjenas fueron completamente desbaratados por el ala izquierda, primero, i por la derecha en seguida, del ejército de los europeos.

Ercilla recuerda con encomio a don Francisco de Irarrázaval en su magnífica descripcion de esta batalla.

Una de las octavas reales del canto XXIII de la Araucana empieza así:

Tambien acrecentaban el estrago
Florencio de Esquivel i Altamirano,
Villarroel, Moran, Vergara, Lago,

Godoi, Gonzalo Hernández i Andicano.

Irarrázaval tomó parte en la reconstruccion del fuerte de Tucapel, que los indios habian destruido despues de la muerte de Valdivia, i en la fundacion de las ciudades de Cañete i de Osorno, bautizadas de este modo por don García en recuerdo de los títulos nobiliarios de su familia.

Acompañó ademas a Hurtado de Mendoza en su esploracion de los territorios del sur hasta el seno de Reloncaví.

Don Francisco de Irarrázaval pertenecía al número de soldados en cuyo valor i prudencia el gobernador de Chile tenia plena confianza.

Encontrábase don García en la Imperial, a principios de 1558, pronto para seguir su viaje con rumbo a Chiloé, cuando tuvo noticia de que los indios de las cercanías de Cañete habian vuelto a rebelarse.

Inmediatamente dió órden para que se dirijieran a aquella ciudad el capitan don Miguel de Velasco i Avendaño con treinta soldados.

Entre éstos fué elejido don Francisco de Irarrázaval. A mediados de abril llegaba de nuevo don García a la Imperial de vuelta de su espedicion al sur, i resolvía fijar allí sus cuarteles de invierno.

Solo algunos meses permaneció Irarrázaval con Hurtado de Mendoza, al cabo de los cuales pidióle permiso para regresar al Perú.

A los pocos dias debia seguirle el cantor de la Arau

cana, quien habia roto con don García i habia estado a punto de perder la vida por órden del gobernador.

Tanto Irarrázaval como Ercilla se hallaban en la ciudad de los Reyes a principios de setiembre de 1559 (1).

III

El objeto principal del viaje de Irarrázaval habia sido solicitar del virrei del Perú un buen repartimiento de indios en recompensa de sus servicios; pero, como no lo consiguiera del marques de Cañete, resolvió ir a impetrar justicia ante el mismo rei, a cuya casa pertenecia como jentilhombre costiller.

Entre sus papeles, don Francisco de Irarrázaval llevó encomiástica recomendacion de don Andres Hurtado de Mendoza para el soberano de las Indias.

«Ha mostrado ser caballero, se leia en esa carta, i cuerdo i de buenas costumbres, i como quien se ha criado en casa de V. M. cabrá en su persona cualquier merced que V. M. sea servido hacelle» (2).

Por abdicacion de Cárlos V, habia subido Felipe II al trono de España en el año 1556.

(1) He tomado casi todos los datos de este número II de una informacion de méritos i servicios hecha ante la audiencia de Lima por don Francisco de Irarrázaval, con fecha 9 de setiembre de 1559. Entre los testigos presentó Irarrázaval a su amigo i compañero don Alonso de Ercilla, cuya declaracion he aprovechado en dos o tres puntos. Este interesante documento pertenece al señor don José Toribio Medina, quien lo ha publicado en el tomo XXIII de su Coleccion de documentos inéditos, pájinas 39 i siguientes.

(2) MEDINA, Documentos Inéditos, tomo XXVIII, pájina 312.

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