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Don Fernando Francisco de Irarrázaval i Zapata es el tronco del cual proceden los chilenos que hoi llevan aquel apellido. A un hijo suyo, don Antonio, legó don Antonio Alfonso la casa de la Cañada de Santiago que habia pertenecido al fundador de la familia, don Francisco de Irarrázaval (1).

Doña Nicolasa Zapata sobrevivió a su marido trece años, i murió en 14 de octubre de 1700.

En su testamento, otorgado cinco años ántes, nombró por sus albaceas a su nieto don Antonio i a su yerno don Fernando de Mendoza i Mate de Luna.

Entre otras propiedades, la señora Zapata dejó la hacienda de Larmahue, situada en la que es hoi provincia de Colchagua (2).

X

Don Fernando Francisco de Irarrázaval i Zapata fué bautizado en la Catedral de Santiago a 16 de mayo de 1648 (3).

Cuando solo contaba dieciocho años de edad, en 12

(1) El testamento de don Antonio Alfonso de Irarrázaval i Aguilera fué otorgado por su viuda, en virtud del poder correspondiente, a 2 de noviembre de 1687, ante ‹ 1 escribano José de Morales.

(2) El testamento aludido se abrió en el dia de la muerte de la señora Zapata, i fué protocolizado por el escribano Francisco Velez.

(3) Títulos del marquesado, folio 65. Certificacion del cura don Diego Garai i Tobar. El hijo de don Antonio Alfonso de Irarrázaval i Aguilera fué bautizado Ferna do Francisco para distinguirlo de su tio paterno don Francisco Fernando, quien, como se ha leido, casó en España con su prima la hija del marques de Valparaiso.

de enero de 1666, le fué concedida una rica encomienda que habia pertenecido a sus abuelos.

Como se recordará, en 1617, la encomienda de Rapel i Pacoa habia pasado a manos de doña Catalina Niño de Navia i Estrada, viuda del capitan Pedro Olmos de Aguilera.

Muerta esta señora, los mencionados indios tocaron en herencia a su hija, doña Antonia de Aguilera, abuela de don Fernando Francisco de Irarrázaval.

Al fallecimiento de la señora de Aguilera, su nieto obtuvo del presidente Meneses le diera en primera vida la misma encomienda, a condicion de que destinara 4,000 pesos, sacados de los tributos de los indios, para la dote de tres de sus hermanas próximas a profesar en el monasterio de agustinas, doña Josefa, doña Jerónima i doña Catalina (1).

En esta época, la familia de Irarrázaval gozaba de todo el prestijio que le habian dado varias jeneraciones de guerreros, tanto en América como en Europa; pero, a medida que en España los Irarrázaval habian ido ganando en fortuna i en jerarquía nobiliaria, en nuestro pais conseguian mantener apénas su posicion social, i, a no dudarlo, habrian decaido sin su alianza con los Bravo de Saravia.

Con fecha 2 de julio de 1670, el obispo de Santiago frai Diego de Humanzoro dió la bendicion nupcial a don Fernando Francisco de Irarrázaval i a doña Agustina Bravo de Saravia (2).

(1) Archivo de la Capitanía Jeneral, volúmen 557. Este archivo se guarda hoi en la Biblioteca Nacional.

(2) Archivo parroquial de la Catedral de Santiago.

La novia era hija de un personaje que a su noble alcurnia unia gran fortuna, don Francisco Bravo de Saravia i Ovalle, sobrino del jesuita Alonso de Ovalle, poseedor de la mas valiosa encomienda de Chile i de los mayorazgos de Soria i Almenar en España.

Don Francisco descendia en línea recta del presidente don Melchor Bravo de Saravia, i antes de que concluyera el siglo debia ser condecorado por el rei con el título de marques de la l'ica.

Doña Agustina Bravo de Saravia llevó de dote a su marido la cantidad de 40,000 pesos, en dinero i en propiedades raices, sin contar sus vestidos i demas objetos de uso diario (1).

A pesar de esto, don Fernando Francisco de Irarrázaval, el cual, segun parece, no tenia aptitudes para dirijir sus negocios, en vez de aumentar su fortuna personal, fué empobreciendo de dia en dia.

En 10 de marzo de 1688 vióse obligado a vender la estancia del Melon, que habia recibido de su mujer, a don Pedro de Amasa i Pastene, casado con una prima hermana suya, doña Catalina Lisperguer Irarrázaval.

La estancia antedicha habia pertenecido al capitan Juan de Henestrosa, de quien la tenia por legado su nieta doña Agustina Bravo de Saravia.

Para realizar la enajenacion, Irarrázaval habia debido dirijirse al correjidor de Santiago, que entónces lo era don Pedro de Prado i Lorca; i este alto funcionario le habia autorizado con tal fin en vista de los crecidos censos con que la propiedad se hallaba gravada.

(1) Carta de dote otorgada ante el escribano Pedro Velez, a 12 de julio de 1671. Títulos del marquesado, folios 107 i 108.

El precio de la venta fué de 5.600 pesos; pero Irarrázaval solo percibió en dinero, deducidos censos e hipotecas, la suma de 1,340 pesos de a ocho reales (1).

En este año don Fernando Francisco ejercia el cargo de alcalde ordinario de la ciudad de Santiago.

Aunque pertenecia tambien al ejército como capitan de caballos (2), no consta que tomara parte en accion alguna de guerra.

Doña Agustina Bravo de Saravia habia fallecido en 5 de mayo de 1682, i, en virtud de un poder otorgado por ella, el viudo testó en su nombre con fecha 29 de agosto, ante el escribano José de Morales.

Doña Agustina dejó diez hijos vivos, cinco mujeres i cinco hombres: doña María, doña Catalina, doña Nicolasa, doña Marcela i doña Agustina; i don Antonio, don Francisco. don Miguel, don José i don Juan.

Don Fernando Francisco de Irarrázaval sobrevivió ocho años a su mujer i murió en 13 de junio de 1690 (3). Murió tan pobre que su madre, doña Nicolasa Zapata i Benavides, hubo de costear sus funerales (4).

Don Fernando Francisco habia sido mui devoto de la Compañía de Jesus, i ordenó en su testamento que le sepultaran en la iglesia del Colejio Máximo de San Miguel; Colejio que su suegro, el marques de la Pica, habia favorecido con la valiosa donacion de diez mil pesos.

(1) Papeles de la familia Cortes Azúa.

(2) Papeles de familia.

(3) Volúmen 557 del archivo de la Capitanía Jeneral.

(4) El testamento de don Fernando Francisco de Irarrázaval fué otorgado en su nombre, i a virtud de poder estendido en forma legal, por el marques de la Pica, su suegro, i por su hijo don Antonio, a 17 de julio de 1690, ante el escribano Manuel de Cabezon.

Este entusiasmo de don Fernando Francisco por los padres jesuitas debia ser heredado por sus descendientes, quienes protejieron a la Compañía i fueron protejidos por ella hasta la espulsion de la órden en 1767.

El confesor de Irarrázaval habia sido el padre Miguel de Viñas, catedrático de teolojía i rector mas tarde del Convictorio de San Francisco Javier, establecimiento de enseñanza fundado por la Compañía de Jesus.

En este Convictorio se educaron todos los hijos hombres de doña Agustina Bravo de Saravia, i dos de ellos profesaron en el órden de San Ignacio: don Miguel i don José.

Este último desempeñó por algunos años el cargo de catedrático de vísperas, i en seguida de prima de teolojía.

En 1710 fué enviado al Perú en carácter de procurador de su órden.

<Como orador sagrado gozó de mucho crédito; mas solamente tres de sus sermones se imprimieron: dos predicados en Lima, en 1711, uno de ellos el juéves santo en el templo de San Pablo de dicha ciudad, i el otro en la Catedral en las fiestas del octavario de la inmaculada Concepcion; i el tercero en Santiago, en 1713, en la celebracion de San Miguel, cuyo patronato reconocia el Colejio Máximo de esta ciudad» (1).

(1) ENRIQUE TORRES SALDAMANDO, Los títulos de Castilla en las familias de Chile, tomo I, pájina 302. El señor Torres Saldamando recojió numerosas noticias biográficas de los antiguos jesuitas del Perú i Chile en las cartas anuales del órden de San Ignacio que se conservan en los archivos de Lima. Desgraciadamente incurre en algunos errores jenealójicos sobre el padre José de Irarrázaval, a quien supone hijo de su hermano Antonio de Irarrázaval, casado con la marquesa de la Pica, doña Marcela Bravo de Saravia. Es verdad que estos señores tuvieron

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