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Después de hablar sobre las ventajas de la provincia de Cuyo, el padre Pozo agrega lo que sigue (plana 75, columna 2."):

«Pues, siendo esto así, como lo es, i aun mas de lo que puedo encarecer con palabras, ¿qué le falta a esta tierra? ¿qué tachas le ponen? ¿las chinches, los truenos, piedra i rayos? ¿qué tierra se escapa de estos padrastros? Porque Chile no los tiene (a quien hizo Dios este singular privilejio), ¿diremos que la tierra de Cuyo es mala? Nó, porque podíamos decir lo mesmo de otras muchas donde son tan comunes estas penalidades i sobrehuesos>>.

Resulta que en 1646 no había aun chinches en nuestro país.

Don Rodolfo A. Philippi, en su memoria SOBRE LOS ANIMALES INTRODUCIDOS EN Chile DESDE SU CONQUISTA POR LOS ESPAÑOLES, la cual se encuentra en los ANALES DE LA UNIVERSIDAD, año de 1885, 1.a sección, pájinas 319 i siguientes, escribe lo que va a leerse.

«Los piojos de las dos clases, i las ladillas son tan comunes en Chile, como en otros países, i aun probablemente llegados juntos con los primeros hombres que vinieron a poblar las tierras de Chile; pero creo que las chinches han sido introducidas por los europeos. Hasta el dia de hoi, no se encuentran en la provincia de Valdivia». (pájina 330).

Estando al testimonio antes citado del Padre Pozo, puede asegurarse que las chinches vinieron a este país, no solo con los europeos, sino trascurrida la primera mitad del siglo XVII.

Pero, al fin i al cabo, ello es que, despreciando los encumbrados Andes, i el estenso océano, invadieron la tierra chilena estos odiosos insectos, «tan conocidos (como dice Gay en la HISTORIA FÍSICA I POLÍTICA DE

CHILE, Zoolojia, tomo 7, pájina 160) por el mal olor que despiden, i por las molestias que nos ocasionan».

«Enteramente nocturnos (añade el mencionado naturalista), se esconden de dia en las junturas de las camas, etc., en donde también ponen sus huevos; i de noche salen para venir a chupar la sangre humana de que se alimentan. Se han empleado varios medios para destruirlos, verbigracia, el aguarrás, el vapor del azufre, etc.; pero en jeneral lo mejor es una limpieza continua de las camas i de las paredes que las rodean». Introducido en Chile este cruel insecto, que impide a los míseros mortales gozar la paz del sueño, se le denominó con el mismo nombre que sirve para designarlo en España.

Sin embargo, muchas personas i principalmente las del vulgo, lo hicieron no femenino, como debían, sino masculino, diciendo el chinche, o un chinche, en vez de la chinche o una chinche.

Don Andrés Bello, en su GRAMÁTICA DE LA LENGUA CASTELLANA (Obras CompletAS, tomo 4.o, pájina 63, nota) hace presente que, «en Chile se usan impropiamente como masculinos chinche, hambre, pirámide»

Lo mismo sucede con chinche en Colombia, según. Cuervo, i en el Ecuador, según Cevallos.

A pesar de esto parece que ha de darse a chinche el jénero femenino que se le atribuye jeneralmente en las diversas naciones españolas, i no el masculino que ciertas personas por escepción le asignan en algunas repúblicas hispano-americanas.

Don Manuel Eduardo de Gorostiza, en su comedia titulada DON DIEGUITO, acto 5.o, escena 9.a, pone en boca de don Anselmo los siguientes versos:

....Frustrarse así

mis esperanzas, conatos,
i deseos; tener ahora,
a pesar de mí cansancio,
que emprender otro viaje,
i vuelta a los malos pasos,

i a las mesoneras puercas,

i al arroz i al bacalao,

i a las chinches....vaya es cosa

de darse un pistoletazo.

Como se ve, Gorostiza da a chinches el jénero que corresponde.

le

Chinche se usa además metafóricamente para denotar «una persona molesta i pesada».

En este caso, puede ser sustantivo o adjetivo.

Don Manuel Bretón de los Herreros presenta en la comedia titulada DON FRUTOS EN BELCHITE, acto 1.' escena 5.a, un ejemplo de chinche empleado como adjetivo.

Simona dice:

i

Entró aquí de sopetón;

por mas que yo le dije:

-Vete, no te hablo, no te oigo....
¡Ni por esas! Es mui chinche.

Sin embargo, chinche como adjetivo es reemplazado comúnmente por chinchoso, que significa lo mismo. Don Manuel Eduardo de Gorostiza, en la comedia titulada INDULJENCIA PARA TODOS, acto 1.o, escena 3.a, pone en boca de don Fermín los versos que van a leerse.

¿Pues tú no fuistes,

hijo o demonio, la causa

de saber yo que existía
tal hombre? ¿No le alababas

a troche i moche? ¿Te acuerdas
cuando fuí por tí a Vergara,
qué pesado i qué chinchoso
estuvistes con las raras
prendas, i torna las prendas,
i el talento i la matraca

de tu amigo, hasta obligarme

a que le viese i tratara?

Gorostiza usó mal en estos versos fuistes por fuiste, i estuvistes por estuviste, pues don Andrés Bello, el año de 1834, en EL ARAUCANO, demostró superabundantemente que tal cosa no podía hacerse, ni convenía que se hiciera, aunque autores estimables modernos hayan incurrido en este desliz gramatical. (OBRAS COMPLETAS, tomo 5.o, pájina 483 i siguientes); pero eso no impide que haya usado mui bien el adjetivo chinchoso, ajustándose a lo que el DICCIONARIO DE LA ACADEMIA enseña.

Resta ahora por averiguar cuál es el jénero de chinche como sustantivo en significado figurado.

EL DICCIONARIO guarda silencio sobre este punto. Don Ventura de la Vega, en sus OBRAS POÉTICAS, pájinas 570 i 571, edición de París, 1866, trae, entre otros, los siguientes tercetos dirijidos a don José Amador de los Rios.

No pienses, caro amigo, que me quejo
del importuno enjambre pretendiente
que en pos me sigue, impávido cortejo.

No me quejo de ver que se presente
uno a quien nunca ví, ni me hace falta,
i me diga:-Aquí estoi!.. soi tu pariente.

No me quejo del sandio que me asalta
porque le gusta la casaca roja,
i quiere que le dé la cruz de Malta.

Ni del chinche a quien verme se le antoja, cuando voi a afeitarme o a vestirme;

i si no le recibo, se me enoja.

Como se ve, don Ventura de la Vega usa con jénero masculino a chinche aplicado en sentido metafórico a un hombre para indicar que este es molesto i pesado. El procedimiento mencionado no tiene nada de estraño.

Este caso de chinche es enteramente análogo al de gallina.

Se sabe que la segunda de estas palabras significa, no solo «hembra del gallo», sino también en sentido. metafórico «persona cobarde, pusilánime i tímida».

Don José de Espronceda, en SANCHO SALDAÑA, tomo 2.o, pájina 31, edición de Madrid, 1834, escribe lo que sigue:

<<-No creo, replicó el Velludo, mordiéndose los labios de rabia, que haya yo merecido nunca el título de cobarde; pero ahora tenéis razón: no soi mas que un gallina».

El mismo DICCIONARIO DE LA ACADEMIA advierte que gallina en la acepción figurada, es común de dos, i trae el siguiente ejemplo: «Esteban es un gallina». Igual cosa sucede con bestia.

Esta palabra, como chinche; i como gallina, tiene dos significados.

En el propio denota «un animal cuadrúpedo, espe· cialmente doméstico, como caballo, mula, etc.»

En el figurado «persona ruda e ignorante».

El DICCINOARIO, en el artículo destinado a bestia, como en el destinado a chinche, no advierte que estas palabras sean comunes de dos, cuando se usan en sentido metafórico, como lo advierte en el destinado a gallina.

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