Revista del Pacifico, Volumen1

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Imprenta y Libreria del Mercurio de Santos Tornero, 1858
 

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Página 467 - Todo lo podéis vos, todo fenece o se reanima a vuestra voz sagrada : Fuera de vos, Señor, el todo es nada, que en la insondable eternidad perece, y aun esa misma nada os obedece pues de ella fué la humanidad creada. Yo no os puedo engañar, Dios de clemencia...
Página 81 - Niágara! falta a tu destino, ni otra corona que el agreste pino a tu terrible majestad conviene. La palma, y mirto, y delicada rosa, muelle placer inspiren y ocio blando en frivolo jardín: a ti la suerte guardó más digno objeto, más sublime.
Página 82 - TEOCALLI DE CHOLULA ¡ Cuánto es bella la tierra que habitaban Los aztecas valientes ! En su seno En una estrecha zona concentrados Con asombro se ven todos los climas Que hay desde el Polo al Ecuador. Sus llanos Cubren a par de las doradas mieses Las cañas deliciosas. El naranjo Y la piña y el plátano sonante, Hijos del suelo equinoccial, se mezclan A la frondosa vid, al pino agreste, Y de Minerva al árbol majestuoso.
Página 459 - Allí fui yo por mi deber llamado, Y haciendo altar la tierra endurecida, Ante el sagrado código de vida, Extendidas mis manos, he jurado: Ser enemigo eterno del tirano: Manchar, si me es posible, mis vestidos Con su execrable sangre, por mi mano Derramada con golpes repetidos, Y morir a las manos de un verdugo, Si es necesario, por romper el yugo.
Página 524 - La flor de la caña. Ya no me es posible Dormir sin besarla, Y mientras que viva No pienso dejarla. Veguera preciosa De la tez tostada, Ten piedad del triste Que tanto te ama; Mira que no puedo Vivir de esperanzas Sufriendo vaivenes Como flor de caña. Juro que en mi pecho Con toda eficacia, Guardaré el secreto De nuestras dos almas; No diré a ninguno Que es tu nombre Idalia, Y si me preguntan Los que saber ansian Quién es mi veguera, Diré que te llamas Por dulce y honesta La flor de la caña.
Página 552 - ¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.
Página 87 - ... se desprenda De la potente mano Del Padre soberano, Y allá a la eternidad también descienda, Deshecho en mil pedazos, destrozado Y en piélagos de fuego Envuelto para siempre y sepultado, De cien tormentas al horrible estruendo, En tinieblas sin fin tu llama pura Entonces morirá: noche sombría Cubrirá eterna la celeste cumbre: ¡Ni aun quedará reliquia de tu lumbre!!!
Página 515 - Jicotencal crueldades como él no usa, ni con sangre de cautivos asesino el suelo inunda; que el cacique de Tlascala, ni batir ni quemar gusta tropas dispersas e inermes, • sino con armas y juntas...
Página 524 - ... la flor de la caña. Halléla en el baile la noche de Pascua, púsose encendida, descogió su manta y sacó del seno confusa y turbada, una petaquilla de colores varias. Diómela al descuido y al examinarla he visto que es hecha con flores de caña.
Página 413 - LA CIEGA ¡ Todo es noche, noche obscura ! Ya no veo la hermosura De la luna refulgente, Del astro resplandeciente Tan sólo siento el calor. No hay nubes que el cielo dora, Ya no hay alba, no hay aurora De blanco y rojo color. Ya no es bello el firmamento, Ya no tienen lucimiento Las estrellas en el cielo ; Todo cubre un negro velo, Ni el día tiene esplendor.

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