Imágenes de páginas
PDF
EPUB

tara a ello el mas lijero movimiento de codicia sino el vivísimo deseo de la prosperidad pública?

¿No es verdad que el individuo que ha realizado todas las obras enumeradas o cooperado a ellas ha merecido bien de la patria?

El obrero del progreso que tal faena ha ejecutado puede acostarse tranquilo con la certidumbre la gloria será su salario.

de

que

No he concluído, sin embargo.

La lista de los servicios prestados por don Manuel de Salas, está lejos de haber llegado a su término.

Vamos a verlo.

Desde que en 1807 se trajo a Chile la vacuna, fue uno de sus mas celosos propagadores.

La estirpacion de la sífilis le debió cuidados no menos solícitos i jenerosos.

Impulsado por un entusiasmo laudable, trató de plantear en las prisiones un réjimen penitenciario que rehabilitara al criminal, en vez de sumerjirle mas i mas en el fango i la infamia, habiendo promovido con este objeto la fundación de una casa de corrección.

En 1811, se debió a su perseverante ahínco que la junta gubernativa promulgara la lei que, proclamando la igualdad de los indios i de los españoles, ordenó la abolición de los tributos especiales pagados por los indíjenas.

En el congreso reunido ese mismo año, presentó, como antes he insinuado, el proyecto de lei para que se prohibiese la introducción de esclavos en el país i para que se decretase la emancipación de los hijos de éstos, que naciesen en nuestro suelo.

Añadiendo en esta materia la autoridad del ejemplo a la eficacia del raciocinio, comenzó por manumitir él mismo, antes de que se discutiera la cuestión en la asamblea, a todos los esclavos que poseía, i por influír para que los miembros de su familia imitaran su conducta en este punto.

Don Manuel de Salas profesaba una gran veneración a Benjamín Franklin, que le encantaba por su ciencia, su filosofía, su lenguaje parabólico, su comportamiento político.

Igualó a su ilustre modelo en amor a su país i al jénero humano.

A semejanza de Franklin, tuvo la gloria de inscribir su nombre en el libro de oro donde se halla consignado el de los fundadores de la república.

Si no arrebató el rayo a los cielos, arrancó por lo menos el cetro a los tiranos.

Entre los españoles, tributaba igual respeto a don Melchor Gaspar de Jovellanos.

El magnate chileno, junto con ser un sujeto de carácter bondadoso i de corazón caritativo, era un ciudadano ejemplar.

Consideraba la paz i el orden tan necesarios a un estado, como la salud al cuerpo; pero rechazaba

la abyección i el servilismo como contrarios a todos los fines de la asociación humana.

Era demasiado ilustrado para pedir que la auto. ridad lo sometiera todo a su arbitrio, i para tolerar que la injusticia dominara en la organización de la sociedad.

II

Don Manuel de Salas vio la luz en Santiago de Chile el 19 de junio de 1754 (no en 1753, como por equivocación o por errata se afirma en una biografía de nuestro protagonista publicada en 1873 por don Luís Salas Lazo).

Fueron sus padres don José Perfecto de Salas i los Ríos i doña María Josefa Corvalán i Chirinos.

Ambos pertenecían, según una relación de méritos estendida en Madrid el 26 de agosto de 1780 «a familias distinguidas, tenidas i respetadas por nobles, cuyos ascendientes habían obtenido honoríficos empleos».

Don José Perfecto de Salas era a la sazón fiscal de la real audiencia de Chile, puesto que ocupaba desde el 4 de diciembre de 1747.

El niño nació débil i enfermizo.

Durante mucho tiempo, se temió que la cuna le sirviera de ataúd.

En cierto momento, se creyó que estaba agoni

« AnteriorContinuar »