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que liegue la noticia de la real voluntad; i si aún así ocurre alguna dificultad, pueden Usías mandar hacer el gasto del salario que me corresponda como síndico, a que añadiré la cantidad en que éste sea alcanzado. Para verificarlo, se servirán Usías mandar se tenga de todo una prolija cuenta, i elejir un sujeto que cuide particularmente de llevar a efecto esta empresa, o dividir la atención de ella entre varios, o como lo tengan por mas conveniente, precediendo a todo la licencia del supremo gobierno».

Las palabras que dejo copiadas, son curiosas, no solo porque manifiestan del modo mas espléndido el admirable i desinteresado patriotismo de Salas, sino también porque hacen ver la pobreza de los recursos para la difusión de las luces con que contaba durante el período colonial un país que medio siglo después había de llegar a ser el mas aventajado de la América Española por el sistema establecido de instrucción pública.

La junta de gobierno del consulado se negó a convertir por la noche su antesala en clase de aritmética, jeometría i dibujo; i a destinar al sueldo de profesor i gasto de alumbrado la suma anual de seiscientos pesos.

Sin embargo, la repulsa fue mui suave en la forma, pues calificó el proyecto de laudable, aunque inadmisible por entonces a causa de que las entradas del consulado aún no sufragaban a la moderada dotación de sus empleados.

de

«I aunque por dicho síndico se apunta el arbitrio está llano a ceder la renta que se le asigna

que

se para

el pago del perito que haya de destinarse a dicha instrucción (concluía la resolución de la junta), siendo su empleo temporal, vendría a suceder que el nuevo entable quedase en los principios, porque acaso el que se subrogase en el sindicato para la próxima elección, no asienta a ceder su honorario en obsequio de dicho entable, sin que por ello la junta se desdeñe de dar, como da, al síndico las gracias del interés que manifiesta en el progreso i adelantamiento del comercio, no reparando en propios desembolsos. Aumentado que sea el fondo del cuerpo, se tendrá presente tan loable empresa, para lo que no será fuera del caso premedite el síndico los medios oportunos a la asecución de este intento, promoviéndolos en la forma que corresponda».

Don Manuel de Salas apeló del consulado ante el rei el mismo día 12 de enero de 1796, en que se negó lugar por ahora a su solicitud.

La resolución del monarca consta del siguiente oficio, fechado en San Ildefonso a 24 de julio del año mencionado, que el ministro don Diego de Gardoqui pasó al reclamante:

«Enterado el rei de lo que usted espone en su representación de 12 de enero próximo pasado, en que da cuenta de haber propuesto a la junta de go

bierno el establecimiento de una escuela de aritmética, jeometría i dibujo, i que no ha condescendido a este útil proyecto por falta de caudales, reservándolo para mas adelante, se ha servido resolver que el consulado lleve a efecto dicho establecimiento, luego que sus fondos alcancen a satisfacer el gasto, después de cumplidas sus cargas indispensables, a cuyo fin ha espedido con esta fecha la real orden correspondiente; i lo participo a Usted para su intelijencia i satisfacción.

«Dios guarde a usted muchos años.

«Diego de Gardoqui».

Sustancialmente, la resolución era la misma, bien que redactada con otras palabras.

El consulado calificaba el proyecto de loable i el monarca de útil; pero se postergaba su ejecución para el día en que hubiera dinero con que costearla. Lejos de desalentarse por el aplazamiento, el promotor de la idea insistió en llevarla a cabo.

Mas todavía.

Dio a su plan un desenvolvimiento mayor.

En vez de una escuela nocturna reunida en la antesala del consulado, trató de fundar un establecimiento permanente que tuviera un hogar propio i adecuado.

A fin de realizar su propósito, golpeó a la puerta de tres corporaciones importantes: el cabildo, el consulado i el tribunal de minería.

Está escrito: busca i encontrarás.

El ayuntamiento ofreció un auxilio de cuatrocientos pesos anuales al establecimiento en cierne, a condición de que se abriera en él una clase de idiomas.

El siguiente trozo del informe en que el procurador de ciudad don Joaquín Rodríguez de Zorrilla apoyó la idea de Salas, es bastante notable, entre otros motivos, porque testifica que la opinión de que Chile no era nada, i de que podía ser mucho, había cesado de ser la utopia de un solo individuo.

«Se me atropellan, decía Rodríguez de Zorrilla, las diversas especies de imponderables ventajas que se siguen precisamente, verificándose el gran proyecto de que se establezca la escuela de que se trata. Su autor es acreedor a que se le levante una estatua, pues es el único i el primero que, manifestando aquí su patriotismo, se ha empeñado en facilitar un camino por donde podamos salir de la inutilidad i necesidad en que vivimos, capaz por sí solo de hacernos felices a nosotros i nuestra posteridad.

«Tenemos la dicha de haber nacido en un país de los mejores del mundo, un país en que nada nos falta, en que la misma abundancia nos es perjudicial, i en que, por falta de industria i de principios, no hemos podido hasta ahora remediar este perjuício i aprovecharnos de aquella gran felicidad.

«Las naciones mas cultas que han logrado mucho menos proporciones, el modo que han hallado de aprovecharse de ellas, i de disfrutar mas comodida

des que nosotros, no ha sido otro

que

el de procurar a su juventud una educación a propósito para emprender por reglas i principios todas las artes i oficios de que es un hombre capaz. Esto es lo mismo que en el día se trata de entablar a beneficio de la nuestra. Debemos prometernos adelantamientos mui grandes; porque, a mas de ser ella de la mas bella disposición para este objeto, tiene en este excelente país un espacioso campo en que puede mui luego manifestar su aprovechamiento, i hacernos sentir la utilidad i ventajas que traen consigo estos benéficos establecimientos».

El fervoroso apóstol de la enseñanza supo despertar igualmente el entusiasmo de la corporación de que era síndico, la cual al principio había rehusado, como se ha visto, prestar una pieza de su dependencia para que la escuela funcionase.

Volviendo ahora sobre sus pasos, el consulado prometió una asignación de mil pesos anuales para que ella pudiera instalarse en casa propia.

Solo la junta de minería, la mas rica de las cor poraciones indicadas, se negó a erogar la subvención de mil pesos, que se le pedía, aunque por sus estatutos estaba obligada a sostener un colejio de minería, que jamás había pensado en fundar.

El presidente, gobernador i capitán jeneral de Chile don Gabriel de Avilés acojió con favor el proyecto de Salas,

Este personaje agregaba a su apellido el título

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