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«Siendo éste, i no habiendo otro, el de vulgarizar los conocimientos que facilitan el cultivo de las producciones propias, i que por eso han merecido justamente el nombre de ciencias útiles, lo he procurado constantemente. En realidad, nada puede ser un punto mejor de unión de todas las opiniones, un símbolo de todas las clases que buscan la verdad i comodidades, que la evidencia misma i el modo cierto de lograrlas. No encontrándose en los medios practicados, debe buscarse en otros, que tienen a su favor el consentimiento jeneral. Las ciencias especulativas, necesarísimas a la conducta del hombre, no pueden ocuparios a todos, ni servir a todas sus necesidades. Una agricultura sin consumos ni reglas, una sombra de industria sin ense · ñanza ni estímulo, un comercio, o propiamente mercancía de rutina, sin cálculos, combinaciones ni elementos, necesitan para salir de la infancia i tosquedad los auxilios del arte de medir i contar, por cuyo defecto no se ve aquí en estas profesiones pasar de la mediocridad, como sucede a cada paso en todo el mundo; i por eso la común prosperidad, que nace de la individual, no avanza una línea.

«Las facultades abstractas que exijen previamente metodizar el discurso, hallarán su perfección en las demostrativas, si antes se enseña por ellas a buscar por orden práctico i progresivo los conocimientos útiles i sólidos de que es capaz el injenio humano. Así se rectifica acostumbrándolo a la exactitud en el raciocinio, i de ese modo se purgan los

ánimos del escolasticismo i espíritu de partido, que, después de trastornar el juício, inspiran una terquedad que trasciende a la sociedad i costumbres, que siempre se resienten de aquella futilidad i orgullo consiguientes a los estudios de memoria, mui diversos de la sinceridad i modestia inseparables de los que solo estudian la verdad, que se habitúan a ella a fuerza de buscarla, i que fundan sus mas sublimes discursos en principios sencillos i ciertos.

«Sobre todo (porque nos toca de mas cerca), la desacreditada, la ruinosa, la desesperada ocupación de las minas, que debe ser la primera en estimación, en utilidad i en adelantamiento, jamás tendrá el que puede, si el arte no suple las ventajas que tenía cuando se labraba en la superficie por enjambres de operarios, si no se sustituye la razón a la fuerza. Nunca los tesoros que los montes oprimen para reservarlos de la mano ignorante i avarienta, i franquearlos a la diestra i laboriosa, nos darán en los signos de todas las riquezas, aquellas con que nos dotó la Providencia con predilección. En vano pisamos las preciosas producciones del reino mineral: las mas nobles se solicitan con ímproba fatiga e incertidumbre; las demás se esconden a nuestra vista. Los desperdicios en todo sentido de las primeras i el absoluto desconocimiento de innumerables fósiles útiles para las artes, farmacia i fábricas, nos privan de objetos que bastarían a constituír el bienestar de naciones enteras. Nada hai mas obvio;

todos lo conocemos, i nos lo recuerdan los viajeros, escritores, i cuantos tienen sentido común».

La reiterada comparación entre el miserable estado a que Chile se hallaba reducido i la prosperidad floreciente a que le llamaban sus recursos naturales, halagaba las imajinaciones, i causaba tristísima impresión en los ánimos de muchos.

La repetición de los proyectos de mejoras i las dificultades que el réjimen existente oponía a su realización, debían a la larga predisponer contra la metrópoli a gran número de chilenos.

Salas hacía en su memorial una reseña de la fundación i de los progresos de la academia de San Luís, i de algunos de los planes que había concebido para mejorarla.

Por último, el ilustre filántropo terminaba con esta sentida peroración:

<«Tales son las ideas i los recursos que me he propuesto. No todo es asequible de un golpe; pero todo se hará sucesivamente. El total es un plan a que se irán adaptando las partes, según se presenten aquellas felices ocurrencias que nunca faltan, si se esperan con celo i buena voluntad. Aunque se varíe, o no se logre en la plenitud que se desea, a lo menos se conseguirá, i ya se ha adelantado bastante para dar por bien empleado el trabajo. Confieso injenuamente que me lo hubieran hecho abandonar los cuidados que me cuesta, si no tuviese a la vista ejemplares de iguales dificultades que venció la constancia, aunque de jenios superio

res, i con auxilios para poder resistir a los Aristarcos, que, no contentos con su ignorancia, predican la pereza; si no me alentase la perspectiva de los útiles efectos que debe producir necesariamente.

«No me sostiene la esperanza de recompensa, porque estoi cierto de que la que se da a este jéne ro de fatigas, es tarda, aunque segura; i solo puede hallarse de pronto en la satisfacción de concebirse uno autor de un gran bien. Por otra parte, el interés de cualquiera clase rebajaría el servicio, i sería inferior siempre al que produjera este mismo anhelo aplicado a otros objetos. Aspiro únicamente a que se me permita concluír una obra cuya importancia es incalculable. Sin duda, el rei continuará su protección, nunca tan necesaria i mas bien empleada, si Usía, que dignamente le representa, patrocina las ciencias que mas influyen en el adelantamiento del país de su mando, radicando así en sus habitantes el reconocimiento i gratitud al soberano.»

Junto con pasar esta esposición al presidente interino del reino don José de Santiago Concha, Salas le pidió que designara día para los exámenes públicos de aritmética i jeometría que los alumnos de la academia estaban preparados para rendir; i ordenara además que el cabildo, consulado i tribu nal de minería nombrasen comisiones que fuesen a presenciar dichos exámenes.

El presidente señaló para el objeto indicado el 29 de abril de 1801 i los siguientes no impedidos. Voi a dar a conocer el informe de las comisiones nombradas, el cual manifiesta que Salas había logrado ya hacer participar a otros las ideas de mejora social, que tanto se había esforzado por hacer aceptar.

Mui ilustre señor Presidente:

«Los comisionados en virtud de superior decreto de Usía por los cuerpos que de sus fondos sostienen la escuela de aritmética, jeometría i dibujo, para presenciar los exámenes públicos de sus alumnos e informar a consecuencia, han visto con la mayor satisfacción las pruebas que han dado de su aprovechamiento en los dos primeros estudios.

«Para juzgar con toda seguridad que estos aplicados jóvenes han correspondido completamente al esmero i dedicación del digno e instruído profesor que los enseña, les basta solo haber observado el desembarazo con que han respondido a las prolijas preguntas, la posesión del idioma técnico, su prontitud en deshacer la menor equivocación que ocurría, la detención de reflexión para proceder en las operaciones preparatorias a las demostraciones i el método i seguridad en ellas.

«Estos primeros ensayos hacen ver en perspectiva los favorables pronósticos de ilustración que se anuncian en el discurso inaugural que pronunció el jóven don Joaquín Campino i Salamanca.

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