Imágenes de páginas
PDF
EPUB

cia por la educacion popular; el hábito del egoismo i de pasiones tan serviles como miserables..... todo se reunia para que fuesen los pueblos una masa mui irregular e informe. Las costumbres i hasta los deseos i los pensamientos debian llevar impreso el carácter de la administracion. Entre todas las causas capaces de influir sobre la especie humana, ninguna obra de un modo tan notable como el gobierno. Los hombres se forman. Los árboles de una misma especie varian por la diversa cultura que reciben. Pero dar la razon de los acontecimientos tristes, ni consuela, ni debe lisonjear la incuria i la desidia: ántes debe crecer la actividad a proporcion de la grandezaa i gravedad de las causas infaustas, cuya influencia hai que destruir."

Empero, la junta gubernativa parece que desmaya de. u antiguo propósito i muestra someterse al imperio de esas causas infaustas que el sabio escritor aconseja destruir: teme contrariar las preocupaciones, no tiene ánimo para atacarlas, i deja libre el campo a la reaccion, que cada momento se ostenta mas enérjica i vencedora. El jeneral Carrera, que dirije el gobierno, ha renunciado el esfuerzo con que ántes encaminaba la revolucion: colocado en la severa alternativa de someterse al interes conservador i retrógrado de los contra-revolucionarios i de los patriotas medrosos, o de atacarlos empleando todos los medios de rigor que necesitaba para salvar la revolucion, prefiere el primero de estos estremos fatales, acepta el disimulo, no se siente bastante fuerte para arrostrar los peligros de un combate a muerte con los representantes del pasado o para separar del teatro de los

negocios a los patriotas que por ignorancia o por miedo embarazaban su marcha; teme ratificar la nota de ambicioso que se le reprocha, i cree todavia poder dirijir la revolucion, a pesar de tantos embarazos, aunque sea engañando las preocupaciones i haciendo el sacrificio de sus principios, de sus convicciones i de su amor a la libertad. El jeneral adopta el partido mas prudente, o mejor diremos, el mas suave; pero se equivoca al suponer que jamas haya de triunfar esa reaccion que por ahora no teme; i al creer que su heroico desinteres será reconocido i que se le dejará a lo menos un lugar para combatir por la independencia que medita, se forma una ilusion halagüeña, que mas tarde va a romperse de un modo cruel i terrible. ¡Desgraciado jeneral! ¡Quién podrá mirar los esfuerzos que desplegaste por salvar a tu patria, sin tributarte un aplauso! ¡Quién podrá conocer tu desinteres, tus sacrificios; quién podrá saber que tu vida gloriosa se terminó en un patíbulo sangriento que erijieron tus mismos compañeros de revolucion, sin que derrame una lágrima de dolor sobre tu memoria.....!

El jeneral Carrera, sus hermanos i amigos fueron los primeros que trataron de dar a la reaccion un jiro pacífico, a fin de conciliar la opinion de la mayoría con los intereses del pais, i no perderlo todo. Al éfecto promovieron asociaciones privadas, en las cuales se trataba de obrar una reforma en la constitucion del gobierno i de conceder algo a los amigos de la metrópoli para lisonjearlos i adormecer sus esperanzas. En esas asociaciones se acordó proclamar como voluntad nacional la reforma, i se estendió la Consti

tucion que debia rejir en adelante. Acerca de este acontecimiento i sobre el objeto de tal reforma nos da mucha luz el manifiesto que en 1813 hizo a los pueblos el comandante jeneral de artilleria don Luis de la Carrera. En esta pieza hallamos el siguiente pasaje:

"En corazones llenos de jenerosidad jamas puede cimentarse la opresion, ni cosa que suene a tiranía: así es que en la publicacion de la Constitucion no tuvimos otro objeto que contener a los enemigos del sistema, i establecer un tribunal (cuya necesidad se sentia demasiado) compuesto de los hombres de mejor opinion i mas adictos a nuestra sagrada causa. Para el mejor acierto se reunieron don Francisco Antonio Perez, don Jaimes Zudañes, don Manuel Salas, don Hipólito Villegas, don Francisco de la Lastra i el padre Henriquez, que formaron a su gusto todos los artículos, sin que por nuestra parte se hiciese el menor reparo. Ellos se opusieron a la reunion del pueblo, que no juzgaron conveniente por las circunstancias en que nos hallamos, i tambien a ciertas cláusulas que debieron agregarse para asegurar mejor los derechos de la libertad civil, porque eran incompatibles con las leyes que nos rijen: ellos en fin nombraron los individuos de la Junta, del Senado i del Cabildo, e instaron con importunidad a mi hermano don José Miguel para que entrase en el gobierno."

Acordada de este modo la reforma, algunos que se decian diputados del pueblo, pidieron a la Junta que se promulgase. La Junta, defiriendo a esta solicitud, hizo poner la Constitucion el 27 de octubre en uno de los salones del Consulado, juntamente con una

lista de los nuevos funcionarios, para que las suscribiesen los vecinos; i los Carreras mismos recabaron las firmas de los principales funcionarios. El código quedó sancionado i el nuevo gobierno elejido; pero sobre este singular procedimiento veamos las palabras que pronunció Henriquez en la Junta de Corporaciones que se celebró el año siguiente para abolir el órden establecido: "Mas por qué, dice, veneramos tanto este reglamento? El en todas sus partes es nulo. Sabeis que los que lo formamos no obtuvimos para ello poderes del pueblo. El fué obra de cuatro amigos. Nosotros hicimos lo que entónces convenia. El fué suscrito, pero sin libertad. Entónces se espuso al público en el Consulado un cartel en que estaba la lista de los nuevos funcionarios, i este cartel fué suscrito por miedo de la fuerza. Hablemos con libertad; esto me manda mi carácter, índole i empleo." (1)

La irregularidad que se nota en la formacion i promulgacion del reglamento constitucional, demuestra demasiado que los partidarios de la independencia no obraban en tal sentido sino por plegarse a las circunstancias i sacar de ellas cuanto provecho era posible en favor de su propósito. El señor Benavente, ademas, nos ha revelado estas palabras que se encuentran en el diario privado del jeneral Carrera, hablando de la Constitucion: "Accedí gustoso a ella, porque en materias políticas cedo al dictámen de los señores H. P. Z. S. I. i otros de esta clase." (2) Esta confesion

(1) Razonamiento del Senador Henriquez a las corporaciones el 6 de octubre de 1813, Monitor Araucano núm. 83.

(2) Memoria sobre las primeras campañas, etc.

íntima muestra, pues, que el jeneral nada pretende que no sea conforme con la opinion de los hombres de mas capacidad de aquella época, porque desea marchar de acuerdo con ellos, asi como con los que ejercen alguna influencia en los negocios públicos, para no fraccionar la revolucion, para fortificarla i consolidarla por medio de la unidad de principios i de intereses.

La Constitucion, sin embargo de tanta informalidad, se lleva a efecto, i el Estado se organiza de nuevo, segun sus prescripciones. Veámosla en su testo mismo, para ahorrarnos un análisis que solo podria dárnosla a conocer mui imperfectamente.

PREAMBULO.

"Los desgraciados sucesos de la nacion española, el conocimiento de su orijen, i de las circunstancias que acompañan sus desastres, obligaron a sus provincias a precaverse de la jeneral ruina a que las conducian las caducas autoridades emanadas del antiguo corrompido gobierno; i los pueblos recurrieron a la facultad de rejirse por sí o por sus representantes, como el sagrado asilo de su seguridad. Chile con igual derecho, i necesidad mayor, imitó una conducta, cuya prudencia han manifestado el atroz abuso que han hecho en la Península i en la América los depositarios del poder i la confianza del soberano; los reiterados avisos de los que toman verdadero interes por la Nacion, para que esta parte de ella no sea sorprendida

« AnteriorContinuar »