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en que los araucanos, considerando a estos individuos como miembros de su gran familia, confirieron el empleo de Toqui, o jeneralísimo de sus ejércitos, al temerario i valiente mestizo Painenancu. (1) Esta raza, aumentada con las castas de mulatos i zambos, que han sido en Chile demasiado reducidas en su número, a causa de haberse contado siempre mui pocos negros entre nuestros habitantes, se multiplicó tan prodijiosamente, que a fines del siglo pasado formaba la mayoria de la poblacion criolla. Humboldt, distribuyendo por razas la poblacion de la América española, hace subir la de los mestizos en Chile i el Perú a doble número que el de la poblacion blanca; (2) i no solo es probable sino tambien positivo que en el dia pertenece la inmensa mayoria del pueblo chileno a las jeneraciones de aquella estirpe.

Las leyes i las preocupaciones españolas no echaron en olvido a estos descendientes del pueblo orijinario: descargaron al contrario torpemente sobre ellos todo su peso e influyeron de tal modo en sus destinos sociales, que no solamente formaron sus costumbres, sino que ademas los condenaron a la triste condicion que hoi en dia aflije a los cuatro quintos de nuestra nacion.

Desarrollar esta verdad en todas sus consecuencias, para conocer acertivamente el orijen, progreso i consistencia de las costumbres que perpetúan el miserable estado de esta gran parte de la poblacion chilena, es a mi juicio el objeto de mas importancia i el trabajo

(1) MOLINA, Historia de Chile, cap. III, lib. IV, tomo II. (2) Relacion Histórica, etc., tomo IX, páj. 162.

especulativo mas susceptible de aplicaciones prácticas para los chilenos; porque tengo la mas poderosa conviccion de que nada o mui poco valdrá en Chile el haber proclamado i sancionado las garantias individuales, ni el favorecer el desenvolvimiento de la industria i el cultivo de las ciencias, si de preferencia no se estudia la condicion de ese pueblo desgraciado i miserable, para reformarla i promover su mejora material i moral, haciéndolo partícipe de esas garantias i de los beneficios del movimiento industrial que principia a obrarse en nuestra sociedad. Su mejoramiento moral: hé aquí el punto que debe servir de meta a las aspiraciones del lejislador, del gobierno i de todo hombre que tenga la conciencia de serlo. Conozco que mis fuerzas no son bastantes para realizar un trabajo como el que acabo de indicar, i que, aun cuando tuviera la osadía de acometerlo, no seria por cierto este discurso el lugar mas a propósito. Por esto me contento con señalar ese campo vírjen a las investigaciones de nuestros hombres de jenio i conocimientos. Permítaseme con todo avanzar algunas ideas.

Los descubrimientos hechos en Africa i América durante los siglos xv i xvi por los portugueses i españoles, dando lugar a que se cruzaran las razas conquistadoras con las conquistadas, multiplicaron tambien las jeneraciones de sangre mezclada, las cuales fueron a su vez víctimas de las preocupaciones que pesaban sobre los pueblos orijinarios de aquellos continentes. Los españoles no pudieron menos de ser consecuentes a su ignorancia i barbarie, respecto de os descendientes mistos de los americanos: el odio i

desprecio que por éstos abrigaba su corazon, i la costumbre, consagrada por la opinion de aquella época, de considerar a los indios i negros como razas degradadas, que dejeneraban de la humana, destinadas al patrimonio de los europeos, porque eran infieles i bárbaros, influyeron sin disputa en la manera de considerar a los mestizos. Aunque la sangre española corriera por sus venas, esa sangre estaba mezclada con otra impura, que hacia a los frutos del amor o sensualidad de los conquistadores, si no en todo semejantes al indíjena degradado i despreciable, a lo menos dignos como éste de la esclavitud i de la miseria. Así el mas puro afecto del corazon, el amor paternal, se ahogaba a impulsos de esta preocupacion monstruosa, contraria al interes de la humanidad, al e píritu del evanjelio i a la naturaleza misma. ¡Cuántas lágrimas i amarguras, cuántos desastres cuesta ese error funesto, de que apenas ahora principia a avergonzarse el mundo, a los habitantes de las colonias europeas en América! ¡Qué baldon mayor podia manchar al hombre de entónces, qué crímen podia infamarle mas atrozmente que la mezcla de sangre! El mestizo (1) llevaba en su frente la marca de la degradacion i de la infamia, su nacimiento le condenaba a la desgracia de ser el paria de la sociedad. Su condicion era mil veces peor que la del indíjena: (2) a éste

(1) He tomado i tomaré esta palabra en su sentido jenérico. (2) No estamos de acuerdo con esta opinion. La posicion del criollo (que comprende no solo al descendiente de europeos nacido en América, sino en un sentido mas lato a la entidad mista del aboríjene i del europeo) no fué nunca peor que la del indíjena. Este era simplemente cosa. Era un esclavo como el negro, i aun este último

comunmente se le trataba como a enemigo vencido; aquel era el despreciado i envilecido, porque no tenia derechos que reclamar, porque su sangre no era pura como la del indio! Para él estaban destinadas. todas las cargas de la sociedad, los trabajos mas pesados i degradantes, la pobreza, la esclavitud!

Incrustada, por decirlo así, esta preocupacion degradante en nuestra sociedad, porque tenia sus raices en el corazon i en la ignorancia de sus fundadores, se comunicó de jeneracion en jeneracion con toda su enerjía i fué apoyada por las leyes. Estas, con su grave autoridad, la erijieron en dogma, despreciando con la misma ceguedad a los mestizos, escluyéndolos de los oficios i destinos honrosos, prohibiéndoles severamente vivir en comunicacion con los indíjenas i aun valerse de ellos i de sus servicios en las necesidades de la vida. El sacerdocio mismo, que el Salvador ofrece a la virtud i a la capacidad, sin fijarse en la raza o en la condicion social, les estaba vedado, salvo en casos mui escepcionales. Obsérvese ademas que las leyes no solo formaban de los mestizos, mu

tenia mas estimacion porque era empleado en los servicios domésticos. Precisamente, como lo ha observado el profundo pensador don Manuel Salas, a la condicion abyecta del indíjena chileno se debió el que la esclavatura africana no echara profundas raices en el pais, pues esta clase reemplazaba en todo, i especialmente en las labores de la labranza, al esclavo negro.

Nos parece oportuno observar tambien en este punto que el autor de esta memoria no define siempre con precision el significado de la palabra criollo, la que hace a veces sinónima de mestizo i a veces de indíjena. En el sentido social i en el que la historia reconoce como mas jenuino, el criollo es el americano, es decir, el nacido en tierra de América de raza europea cualquiera que fuese la mezcla de ésta con la sangre indíjena.-V. M. (Nota de la 3 edicion.)

latos i zambaigos una clase vil i despreciable en la sociedad, sujetándolas a restricciones onerosas i diferencias ridículas que atacaban su libertad i su dignidad de hombres, que modelaban sus gustos, su manera de vivir i hasta sus vestidos i usos mas insignificantes, sino que tambien, cada vez que se referian a ella, lo hacian en términos humillantes i atribuyéndola vicios i sentimientos inmorales i denigrativos. (1) Este absurdo modo de considerar a los mestizos, que, como he dicho antes, confirmaba la preocupacion que contra ellos existia, no podia menos que envilecerlos i colocarlos en una posicion no solo desesperante, sino la mas abyecta i abatida a que las leyes pueden condenar al hombre; porque basta tratarle i considerarle siempre como un perverso para conseguir que llegue a serlo, aun cuando su jenio i carácter sean naturalmente buenos. Semejantes leyes, asi como todas las que "son contrarias a los derechos i a las naturales. inclinaciones del hombre, que contienen e impiden su desarrollo, que encadenan la libertad, que atacan algunas de sus mas preciosas facultades; que privan a la sociedad de los talentos mas a propósito para for

(1) Véanse en el Código de Indias las leyes sobre la materia, diseminadas en los títulos VII i XXIII, lib. I; VIII, lib. V; III, VI i XII, lib. VI; V, lib. VII; i LXII, lib. IX. Estas leyes responden a la nota anterior, en que el editor contradice el hecho histórico con su opinion personal, enteramente desautorizada, porque carece de fundamentos, i calumnia el texto. Del mismo jénero i aun mas fuera de propósito son la mayor parte de las notas puestas en la 3 edicion por V. M.; i de ellas no hemos conservado sinó ésta, para demostrar la lijereza e impremeditacion de todas ellas, i alguna otra que hemos creido digna de figurar en esta edicion, por contener algun dato histórico. El testo de la 3 está, ademas, plagado de errores que no acepta el autor.

edicion

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