DEL RIO DE LA PLATA

PERIÓDICO MENSUAL

DE

HISTORIA Y LITERATURA DE AMÉRICA

PUBLICADO

POR

VICENTE F. LOPEZ Y JUAN M. GUTIERREZ

TOMO XIII

BUENOS AIRES

IMPRENTA Y LIBRERÍAS DE MAYO, MORENO 337 Y Potosí 189

1877

PRINTED IN ARGENTINA”

Virtuoso y dulcísimo LUCA! Tu vida fué la delicia de tus amigos, el consuelo de tu familia. Tus virtudes públicas, tu patriotismo y tus talentos fueron la gloria de tu pais, cuyo nombre ilustraron las bellas producciones de tu jénio: pero tu muerte desgraciada y prematura fué el duelo de todos tus conciudadanos, y tu memoria arranca hoy las lágrimas de cuantos tenian la fortuna de conocerte. Nosotros que tuvimos la de ser tus amigos, que conocimos y apreciamos tus virtudes privadas, que nos gloriamos de merecer tu confianza, y que sentimos hoy una pena amarga al consagrarte este recuerdo de nuestra amistad, nosotros te aseguramos que el nombre de ESTEBAN LUCA, jamás se borrará de la memoria de tus amigos. Tú nos faltas, es verdad; pero has dejado entre nosotros los recuerdos de tus servicios, de tus virtudes, y los rasgos inmortales de tu pluma.

(DON JUAN Cruz Varela—«El Tiempo» núm. 68, de Julio 23 de 1828-artículo: literatura nacional.)

I

El miércoles 17 de Marzo de 1824, fué un dia de consternacion para los vecinos de Buenos Aires. Corria la noticia de que el buque en que regresaba el personal de la legacion al Brasil, habia naufragado en el «banco inglés,» y que el doctor don Valentin

Gomez y su secretario don Esteban de Luca se hallaban en el mayor peligro.

20.

Estos señores habian salido de Rio Janeiro á bordo del bergantin americano Agenor y traian una navegacion feliz, hasta la media noche del 10 de MarA esa hora el Agenor varó sobre los escollos del banco inglés, y á pesar de la energía de la tripulacion y pasageros, fué desapareciendo poco á poco la arboladura, la obra muerta, hasta no quedar mas del Agenor, flotando sobre las olas embravecidas, que un pedazo de la cubierta de popa. Esta era la desesperada situacion de los náufragos el dia 17 cuando pensaron estos en construir unas pequeñas balzas ó jangadas, en una de las cuales se embarcó el señor don Esteban Luca, tomando la direccion de Montevideo. El Rio de la Plata, se tragó para siempre al ilustre náufrago: si hubiera permanecido al lado del señor Gomez se habria salvado como este. En aquellos dias reinaron los vientos del norte y presumiéndose que la jangada de Luca podia haber sido arrojada á las costas del Sur, se despacharon partidas de ginetes que las recorriesen desde los Quilmes, con la esperanza de restituir salvo á su ciudad natal al señor don Esteban, por cuya suerte todo Buenos Aires se interesaba.

El fin trágico de un hombre dotado de espíritu cultivado y de viva imaginacion, rodea al espectáculo comun de la muerte de cierta solemnidad: entramos en su alma, y nos imaginamos cuán dolorosas y sublimes debieron ser sus últimos pensamientos. Ver abrirse

la tumba para un porteño no en el seno de la tierra sino. en el de sus profundas aguas natales, es motivo para reflexiones desgarradoras, y no hemos podido prescindir de ellas al tropezar con un pedazo de papel en el que el señor Luca escribió de su puño y letra el siguiente pensamiento: «Parece, evidente, como dice Rousseau que á medida que nos elevamos sobre la morada de los hombres, nos despojamos de todos los sentimientos bajos y terrestres, y que acercándonos á las regiones etéreas, el alma contrae algo de su inalterable pureza. La naturaleza habla con tono sublime con el fuerte bramar de las ondas, entre el tenebroso horror de los precipicios.»

Este interés por el náufrago era natural y merecido. Luca, como se verá por esta noticia, era uno de los patriotas de Mayo, un militar ilustrado, un literato que empleó sus talentos y su númen poético en exaltar los triunfos de la gloriosa revolucion, y encaminarla por los mejores senderos.

Don Esteban Luca pertenecia á una familia cuyos miembros todos se señalaron por la cultura de sus inclinaciones. El padre de ella, don Miguel de Luca, era italiano de origen, y adquirió en España una educacion no comun, especialmente dirijida hácia la carrera mercantil. Asociado á la casa establecida en Cádiz bajo la razon de Patron y compañía, las especulaciones de esta le trajeron á Buenos Aires, donde contrajo matrimonio con la señora doña Juana Patron, cuyo apellido es honroso y simpático en la historia de Buenos Aires. El gobierno peninsular confió