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que al fin son un ensayo honroso i en todo caso una decoracion de su gobierno; organiza la hacienda pública i reforma i disciplina el ejército. Bolivia se presenta a los ojos del continente americano como un pais bien rejido. Gamarra, por el contrario, apesar de su intelijencia i de sus dotes de administrador, no acierta a domeñar los partidos i durante los cinco años de su gobierno (1829-1833) tiene que compartir su atencion i los recursos del Estado entre los actos de la administracion i los arbitrios para conjurar las revueltas o sofocarlas. El Perú parece lisiado del jenio revolucionario, que el mismo Gamarra lleva en su pecho como una enfermedad orgánica, pues no bien deja la presidencia de la república a su sucesor Orbegoso, cuando entra de lleno en el camino de las conspiraciones i motines, hasta que las vicisitudes de que ya hemos hecho mérito, lo obligan a acojerse al hogar de su feliz i ahora poderoso émulo Santa Cruz. Pero en esta ocasion Gamarra se propone lisonjear la ambicion del presidente de Bolivia, a quien va a encontrar en la remota capital de Chuquisaca. Allí conferencian largamente sobre la necesidad de cambiar la faz política del Perú i de hacer nuevos arreglos en el mapa de esta república i de Bolivia. Para los dos es un convecimiento, aparente al ménos, que la federacion hará la felicidad de ámbas naciones i que esta idea es ya una bandera de partido en los departamentos australes del Perú, sobre todo en el del Cuzco, cuna de Gamarra i donde aun tiene prestijio i partidarios. Mas para vencer las resistencias que presenta la condicion anárquica del Perú, se hace indispensable el auxilio de un gobierno fuerte, como el de Bolivia. Para ninguno de estos dos rivales es un misterio lo que el otro piensa i reserva en su pecho. Santa Cruz sabe que Gamarra no consiente en ser su segundo en este plan, sino con la esperanza de ser la cabeza, una vez realizado; i Gamarra sabe tambien que Santa Cruz no le prestará su apoyo, ni desenvainará la espada, sino para hacerse el árbitro i jefe de cualquiera nueva situacion. El uno fia sus esperanzas a su osadia i a las complicidades de la fortuna; el otro cuenta con las pro

babilidades que se desprenden de su poder actual, de su prestijio i de su tino diplomático. Esta misma mala fé de entrambos caudillos los pone de acuerdo, i Santa Cruz, que está a punto de estipular por un pacto solemne con los emisarios de Orbe. goso la intervencion armada de Bolivia, i que mira con molesta inquietud el feliz éxito de las empresas de Salaverry, lanza a Gamarra sobre el Perú i aguarda ancioso el momento de atravesar el Desaguadero, que forma parte de la raya divisoria de ámbas repúblicas. Gamarra previene a sus ajentes en el sur que la federacion es el deseo de los pueblos i procura que esta causa se haga popular hasta en la raza indíjena; penetra en Puno, i desde Lampa pide auxilios a Santa Cruz, que no se los envia; subleva la division de Lopera, que pocos dias ántes habia reconocido al gobierno de Salaverry, i el 8 de junio llega al Cuzco, que el coronel Larenas le abandona, retirándose con una division que Salaverry le ha confiado i que le desercion i el contajio revolucionario reducen casi a la nulidad. «La soberania reside en vosotros (dijo entónces Gamarra en una proclama a los departamentos del sur). Los vinculos que lo ligaban a un centro comun, se han disuelto. Al recobrar vuestros derechos imprescriptibles, habeis llegado a ser de nuevo los creadores del pacto que ha de uniros. Hablad i me veréis efectuar, con la decision del patriotismo mas puro, el resultado de vuestro pronunciamiento... Tiempo es ya de que cesen vuestras vacilaciones; nada falta para que se fijen de un modo irrevocable... En pocos dias Gamarra reune hasta dos mil quinientos hombres de tropa i es dueño de los departamentos del Cuzco i Puno.

Pero la actitud de Gamarra presenta cierta reserva mezclada de perplejidad que infunde mil dudas i sospechas en los que contemplan su conducta. ¿Es un instrumento de Santa Cruz, o ha proclamado la causa de la federacion para realizarla indepen dientemente de aquel caudillo? ¿Tiene el propósito de unirse a Salaverry, o seria capaz de unirse a él, a lo ménos, para desbaratar las tramas de Santa Cruz i Orbegoso? Todo puede espe

rarse, todo puede temerse de aquel hombre que, apesar de sus cincuenta años, lleva en su corazon un torbellino, i que en medio de su intelijencia i de su valor militar, no está seguro de lo que hará mañana.

En esto llega a Lima la noticia de que el ejército de Santa Cruz ha pasado la frontera e invadido el departamento de Puno. Salaverry se decidió entónces a tratar con Gamarra, mandándole como emisarios a su antiguo amigo i partidario don Juan Anjel Bujanda i a don Felipe Pardo, que no tardaron en regresar con un pacto, en virtud del cual Gamarra ponia su ejército a disposicion del gobierno, a condicion solo de que éste respetase i considerase a los partidarios que habian ayudado a Gamarra en el último pronunciamiento. Al pacto acompañó todavía este jeneral una carta fecha en el Cuzco a 29 de julio, escrita en estos términos:

SEÑOR DON FELIPE SANTIAGO SALAVERRY.

Mi apreciado ahijado:

Cuzco, julio 29 de 1835.

Por mas que se hable contra mí i se quieran interpretar mis mas sanas intenciones, jamas caminaré sino por la senda del amor patrio i del honor. Los amigos Pardo i Bujanda han escrito a Ud. con extension sobre todos los acontecimientos del sur del Perú; i ahora que el primero lleva esta carta, informará a Ud. de cuanto se ha hecho por estos lugares en bien de esta patria desgraciada. Mis comunicaciones oficiales desengañarán a Ud. de mi modo de pensar, i le harán ver que yo tomo las cosas como un viejo sin miras i como un patriota moderado i leal.

Ojalá venga Ud. cuanto ántes a ponerse al frente de un ejército respetable, entusiasta i moral. Ojalá proporcione Ud. dias de gloria a la patria. Ojalá sea Ud. el restaurador de la paz.

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Para todo cuente Ud. con mi cooperacion, para todo con mi patriotismo. Quiera el cielo que al cerrar los ojos deje en nuestro suelo reposo estable i prosperidad.

Si mientras Ud. llega me busca el enemigo, no dudo que lo batiré, i este trofeo mas puede esperarse para nuestras bandederas, porque el entusiasmo del pueblo i del ejército es extraor dinario.

Si el jeneral Orbegoso me hubiese creido honrado; si su círculo no lo hubiese preparado tan torpemente contra mí, él habria hecho quizas algo útil para la patria. La franqueza i la confianza sea nuestra divisa; con estos lazos haremos mucho en bien del pais. Para todo cuente Ud. con la honradez i buena fé de su afectísimo padrino i servidor.

GAMARRA. (19)

(19) Es mui particular lo que acerca de la conducta de Gamarra en estas circunstancias asegura Santa Cruz en su manifiesto intitulado El jeneral Santa Cruz explica su condueta pública i los móviles de su política en la presidencia de Bolivia i en el protectorado de la confederacion Perú-Boliviana.-Quito, 1840. Hé aquí sus palabras: «Hallábame en marcha para el Cuzco, cuando recibí una invitacion de Gamarra para una entrevista en Sicuani; mas habiendo sido informado por muchos buenos patriotas del aleve objeto que en esa entrevista se proponia, me denegué a concurrir. Posteriormente se descubrieron mas a las claras las miras de aquel hombre esencialmente traidor, la luz pública ha visto las dos cartas que en un mismo dia escribió a Salaverry i a mí, ofreciéndonos a ámbos una misma cosa, esto es, su auxilio a cada uno de nosotros i su cooperacion para acabar con el otro. No creo que se encuentra un hecho semejante con facilidad, ni en los anales del Bajo Imperio.>

Apesar de la índole variable i falsísima que a cada paso se descubre en la conducta pública de Gamarra, ponemos en duda el aserto de Santa Cruz, porque no vemos el objeto útil de esta doble intelijencia. Ademas, es inverosímil un cinismo tal como el de entablar una intriga tan perversa por medio de cartas que envolvían el riesgo inminente de delatar a la faz del mundo e inutilizar al mismo tiempo tan pérfida negociacion. Miéntras tanto, no nos parece inverosímil que la carta que afirma Santa Cruz haber recibido de Gamarra fuese un documente apócrifo, calculado mui

Esta carta alentó en gran manera a Salaverry i su partido, que creyeron tener en pocos dias un ejército capaz de humillar al invasor. Mas esta esperanza se fundaba en la suposicion de que Gamarra moveria su ejército hácia Lima, como las circunstancias lo indicaban, en vez de aguardar a que Salaverry fuese

oportunamente para impedir, mediante su publicidad u otro medio de notificacion, la alianza de Gamarra con Salaverry, hecho que a Santa Cruz le convenia evitar o impedir a toda costa. Sobre esta materia no podemos llegar a una afirmacion histórica, pero tampoco podemos prescindir de las sospechas que acabamos de indicar. La carta de Gamarra a Salaverry, que hemos reproducido arriba, fué publicada en Lima inmediatamente que llegó, i aun ántes de esto pudo mui bien Santa Cruz tener noticia del resultado de las negociaciones de Bujanda i Pardo con Gamarra. Ni es extraño que Santa Cruz insistiese en la indicada imputacion, al dar a luz su manifiesto de 1840, despues de su caida. Su odio a Gamarra era inmenso, en ese documento lo llama architraidor i agota las injurias contra él.

Añadiremos en este lugar algunos datos biográficos acerca de este insigne ajitador, que consideramos como la encarnacion mas jenuina del espíritu revolucionario de su patria.

Gamarra nació en el Cuzco en 1785, de un español que tenia el oficio de notario i de una indíjena, de suerte que pertenecia a esa raza de mestizos que en el Perú i Bolivia llaman cholos. Esta filiacion parece la mas autorizada. Sin embargo, en las Memorias i documentos para la historia de la independencia del Perú, etc., por P. Pruvonena (anagrama de un peruano) obra que con razon se atribuye al gran mariscal don José de Riva Agüero, pues al ménos fué escrita, segun apuntaciones i datos suministrados por este mismo, se achaca a Gamarra un orijen sacrilego. Pero desconfiamos de la veracidad de este aserto, por la pasion que domina en esta obra i que le da el carácter de un estenso libelo, apesar de contener por otro lado muchos datos i documentos interesantes para la historia. Despues de cierta instruccion adquirida en un colejio de su ciudad natal, donde segun Paz Soldan (Historia del Perú Independiente), tuvo por condiscípulo a Santa Cruz, i aprendió el latin i lo que entonces se llamaba filosofía, complaciéndose mas tarde, apesar de su carrera militar en leer i comentar las obras de Horacio i de Virjilio, que siempre llevaba consigo en sus peregrinaciones. Gamarra se alistó como distinguido en las armas reales del virreinato, en las que prestó sus servicios con mucha inte

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