Imágenes de páginas
PDF
EPUB

res; en boca, por ejemplo, de un jóven cuyo padre vino de España hace quince ó veinte años, se casó y tuvo ese hijo. Ese jóven de quince ó veinte años truena contra la conquista, contra, España y contra los españoles, y su discurso viene á ser el siguiente:

<< Mi padre es español, mis abuelos españoles, na«cidos todos en España; pero yo he nacido en Mé«xico, y por ser esta mi patria no puedo menos de « borrecer á los españoles que conquistaron á Mé«xico en 1521; y digo que fueron unos bandoleros, « que no contentos con habernos arrebatado nuestra « libertad, nuestra civilizacion y nuestra indepen<< dencia, y con haber esclavizado á nuestros padres, « nos oprimieron despues durante tres siglos, nos << encadenaron con su tiranía política y su fanatis<«<mo religioso, y nos mantuvieron en la ignorancia << y la abyeccion para aprovecharse de las riquezas « de nuestro país, hasta que sacudimos su ignomi« nioso yugo, recobrando nuestra independencia: yo « pues, como buen mexicano, maldigo á España y << á los españoles por los infinitos males que han << hecho á mi patria...... &c.»

Parécenos que en materia de despropósitos y de absurdos, no se encontrarán más garrafales en toda la redondez de la tierra ni en todo el curso de la historia.

Si hubiera razon para aborrecer...... (deciamos mal) si no fuera una brutal sinrazon que los pueblos aborrecieran á sus propios fundadores porque

vinieron de otra parte á fundarlos, todos los pueblos de la tierra estarian aborreciendo á los suyos, porque apenas habrá uno cuyos antepasados no hayan venido de otra parte. Los antepasados de los franceses, los francos, vinieron de otra parte; deberian los franceses aborrecerlos: los antepasados de los ingleses, los sajones y normandos, vinieron, de otra parte; deberian aborrecerlos los ingleses: los antepasados de los españoles, los godos, vinieron de otra parte; deberian aborrecerlos los españoles. Tambien vinieron de otra parte los antepasados de los americanos del Norte..... Detengámonos un poco aquí.

Los americanos no aborrecen ni desprecian á los primeros ingleses que vinieron á la Nueva-Inglaterra, sino que los miran con filial respeto y honran su memoria con veneracion profunda. Los llaman cariñosamente los Peregrinos; complácense en recordar los menores incidentes de su viaje al través del Océano; pintan con la pluma y el pincel las tempestades de aquel viaje, la vida que hacian á bordo del «Mayflower,» las escenas religiosas de sus cánticos sagrados á la caida de la tarde y al nacer la aurora, su llegada á la roca de Plymouth, los rigores de aquel invierno, la energía que desplegaron para establecer la colonia, su valor en los combates con los indios, su piedad religiosa, &c., &c. Cuando dicen «nuestros padres,» aluden siempre á los Peregrinos; cuando hablan de su historia, ya se sabe que el principio de ella es aquella peregrina

cion que hicieron sus padres desde las costas de Europa á las de la América.

Igualmente respetuosos son con los demas personajes que vinieron despues, considerando como suya la gloria que alcanzaron en sus expediciones guerreras ó en sus empresas colonizadoras. Sus historiadores refieren minuciosamente las novelescas hazañas de Juan Smith y Daniel Boon; sus poetas las cantan en sus versos; sus artistas las pintan en sus cuadros. La historia, en fin, de la colonia es guardada con amor por la República independiente, y jamás le ha ocurrido á un americano decir ni pensar que aquellos hombres fueran usurpadores de su tierra ni aquel período una ignominia; y eso que eran otras las ideas y el régimen de la época colonial. Aquellos Peregrinos tan venerados y tan poetizados por sus descendientes, decian en el primer documento que publicaron en el Nuevo-Mundo, que eran «leales vasallos de nuestro temido soberano el rey Jacobo, por la gracia de Dios rey de Inglaterra,» y agregaban que habian emprendido aquel viaje «por la gloria de Dios y adelantamiento de la fe cristiana, y en honra de nuestro rey y de nuestra patria.»>

¿Qué razon hay para que los descendientes de los primeros españoles que vinieron á estas otras regiones de la América, los quieran mal porque venian animados del mismo espíritu que los ingleses, y eran á su vez súbditos de un rey de España?

(LA IBERIA de 15 de Abril.)

CUESTIONES HISTÓRICAS.

VI.

Veneracion á los antepasados.-Otra vez los americanos del Norte.-Dicho de Daniel Webster.-Los ascendientes de los hispano-americanos.-La conquista de Granada.-El descubrimiento de América.-Aventuras y aventureros.-Evocacion de las glorias de los españoles en América.-España civiliza y puebla este vasto continente en tres siglos.-Los gobiernos coloniales, el de Nueva-España.-El absolutismo de entonces.-Odios de la guerra de independencia.-La fraternidad.-El elemento español considerado como elemento de retroceso.-Protesta con tra esto.-Confianza del autor.

Todos los pueblos de la tierra veneran la memoria de sus padres, y ninguno es tan desgraciado que no tenga algun motivo en que fundar esta veneracion. Cuando no hay grandes y heróicos hechos que celebrar, el cariñó filial suple por ellos, prestando á sus progenitores excelencias y virtudes de que tal vez no estuvieron adornados. Tan cierto es esto, que hasta los pueblos más adelantados y más cultos tienen á gloria descender de quien descienden aun

que sus mayores fueran bárbaros. Los españoles, los franceses y los ingleses se precian de llevar en sus venas la sangre de los godos, de los francos y de los sajones. Las más elocuentes piezas oratorias que tienen los norte-americanos, son las pronunciadas en las grandes fiestas que consagran á celebrar la llegada de sus antepasados al Nuevo-Mundo. En una de ellas pronunció Daniel Webster uno de aquellos discursos ciceronianos que le acreditaron como uno de los más grandes oradores de su época, y en él decia que despues de los deberes religiosos y de los sentimientos morales, no hay deber más sagrado ni sentimiento más noble que esta reverencia con que recordamos las virtudes de nuestros padres.

¿Será tan desgraciada la descendencia de los españoles en América, que no solo no encuentre nada que venerar ni que respetar en ellos, sino que esté condenada á aborrecer y despreciar á sus progenitores?

Vamos á verlo.

Los españoles acababan de conquistar á Granada, poniendo así término á su guerra de ocho siglos con los moros. ¡Qué sitio el de Granada! Ni el famoso de Troya ofrece episodios más encantadores en los poemas inmortales de Homero. Allí estaban la prez de los guerreros y la flor de las bellezas de Castilla con la reina doña Isabel, la mujer más ilustre de la historia. Delante de aquel ejército de hermosuras daban los caballeros sus asaltos á la ciudad

[ocr errors]
« AnteriorContinuar »