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no podia ser mas amigo de los conquistadores que de los conquistados, y por su carácter recto y justo, además de dulce y apacible, nunca tuvo odio á los indios ni á nadie. Su permanencia en Madrid le sirvió sin duda para conocer á los españoles y hacerles justicia, mas no para apasionarse de modó que torciera en favor de ellos la justicia histórica. En fin, no hay mas que leer su historia de la conquista para conocer dos cosas: que él puso la última mano en este asunto y le agotó de manera que ya no habrá que tocarle; y que refirió con austera verdad los hechos sin desfigurarlos para bien ni para mal, y sin ponderar mas de lo justo las virtudes los vicios de sus personajes. A

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En consecuencia, si Prescott es admirador entusiasta de Cortés, no lo es sino porque le encontró admirable, despues de haber estudiado y contemplado su gran figura por espacio de diez 6 doce años, que este tiempo tardó en arreglar los materiales para su obra y en escribirla.

No importa que el señor don Fernando Ramirez le tachára de parcial. Por mas respeto que su talento y su sabiduría nos merezcan, bien podemos atenernos al voto de otros sabios de América y del mundo entero, que califican á Prescott de historiador leal y verídico y le tienen por una de las mas grandes glorias literarias de su patria.

¡Triste cosa es que el escritor norte-americano haya pasado cincuenta años de su vida haciendo

viajes, registrando archivos y revolviendo carcomidos papeles para encontrar la verdad histórica, y que despues de haberla consignado lealmente en sus obras inmortales, se diga que es historiador infiel é indigno de crédito porque encontró algo 6 mucho, que alabar en los conquistadores de América!

La sed de oro y de honores dice el señor Esteva que fué el móvil de Hernan Cortés y de sus compañeros, es decir, la ambicion de riquezas y de gloria. Algo más que esto habia en aquellos hombres extraordinarios, cuando tan gallardamente exponian su vida en sus temerarias empresas; pero suponiendo que no hubiera más que esto, ¿qué razon habria para censurarlos? Los que horadan los Alpes, los que abren el istmo de Suez, los que tienden los telégrafos eléctricos al través del Océano, los que construyen ferrocarriles y establecen líneas de vapores, los que suben hasta la cima de los Andes ó navegan hasta los hielos del polo para extender los dominios de la ciencia; todos los que llevan á cabo esas grandes obras que son al mismo tiempo la bendicion y la gloria de nuestro siglo, todos lo hacen por adquirir riquezas ó por amor á la gloria, por ambas cosas juntas, sin que por eso dejen de ser justamente alabados. ¿Por qué hemos de censurar esos mismos móviles y aspiraciones en los conquistadores de América, suponiendo que no tuvieran otros?

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Carga la mano el señor Esteva en Pedro de Al

varado hasta decir que era cobarde. Todo menos que esto puede inferirse de lo que dicen de él los cronistas y de lo que consta en su proceso encontrado hace veinticinco años. El valor era innato en él; pero esta cualidad era tan comun en los aventureros de su tiempo, que no se puede citar como alabanza. Era imprudente, fogoso y arrebatado, y de estos defectos de su carácter procedió todo lo malo que hizo. Lo peor de todo fué la matanza de los aztecas nobles en el templo; barbarie que condenaron todos sus contemporáneos, que afligió á Cortés más que á ninguno, y que la posteridad no puede perdonarle, por más que sus hazañas caballerescas parezcan deslumbradoras.

No nos incumbe la defensa de Alvarado: solo diremos, para concluir por hoy, que pues se le formó á él un proceso y no á otros, no fueron entonces tan generales, como algunos dicen, las culpas que él cometió, ni el gobierno de España tan inmoral que dejára siempre impunes á los que las cometian.

(LA IBERIA de 28 de Abril.)

CUESTIONES HISTORICAS.

IX.

Hechos atroces de las conquistas.Fueron crímenes individuales. Pintura fantástica de aquellas atrocidades. No es esto la historia. Parcialidad é injusticia.-Iniquidades cometidas en la Española. Ovando y sus cómplices.-La corona de España no hizo esclavos á los indios. Cédulas contra la esclavitud. No impusieron los castellanos el cristianismo por el hierro y el fuego.-Intolerancia en España, tolerancia en América.--Reyes tiranos en España, no en América.--Felipe II.--El visitador Muñoz. i denga

Hoy reproducimos otro artículo publicado por el señor Esteva en el Federalista.1

Sigue hablando de Alvarado, y recordando hechos que presentan á aquel conquistador como un monstruo, dice que émulos suyos en la maldad fueron sus compañeros. Pinta con vivísimos colores las espantosas crueldades ejercidas con los indios en Santo Domingo, en México y el Perú; y recuerda

1 Véanse las notas anteriores.

ESPAÑA EN MEXICO.-17

hechos atroces que estremecen, y producen en el ánimo la mas profunda indignacion contra sus bárbaros autores.

La pintura está bien hecha; y si fuera exacta, habria que confesar que los conquistadores de América fueron una manada de tigres carniceros, guiada por un gobierno compuesto de otras bestias feroces. Vergüenza nos daria ser españoles si todo eso fuera verdad; pero afortunadamente para los que tenemos sangre española, ora hayamos nacido en España, ora en América, esa pintura tiene menos de verdadera que de fantástica; y no porque sean falsos los hechos que se recuerdan en ella, sino por la intencion de presentarla como retrato fiel de los hombres y de los acontecimientos de aquel siglo. Por mucho que se aguce el ingenio, y por más que se cargue que se cargue la mano en los colores, nunca se podrá probar que España ha sido nunca una nacion de caribes, y que fueron villanamente malvados los descubridores y civilizadores del Nuevo Mundo.

Por lo demas, lo teniamos previsto y lo dijimos. La historia de aquellas conquistas ofrece sobrados hechos reprobados para poder llenar con ellos cien periódicos y cien libros, si hay paciencia para contarlos menudamente; y esos hechos, colocados juntos, ponderados y comentados con enérgico y patético estilo, vienen á formar una terrífica hilera de verdugos y de víctimas, una horrenda procesion

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