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CUESTIONES HISTÓRICAS.

XV.

OJEADA SOBRE LA CONQUISTA, LOS CONQUISTADORES, EL GOBIERNO COLONIAL, ETC., ETC.

Excesos de la conquista.-Organizacion política, administrativa y económica de América.-Inmenso trabajo realizado en poco tiempo.-Primera forma de gobierno en Nueva-España: los Ayuntamientos, las Audiencias, los vireyes.-Espíritu democrático. Acusaciones contra los vireyes.-Lo que dice la historia.-Instrucciones que recibian.—Las que cada uno daba á su sucesor.-Extractos de algunas de ellas.-Destruyen los cargos de los detractores. Laboriosidad de las oficinas del gobierno colonial. Respeto que se tenia á los vireyes.-Sobre juras, fiestas, etc. Sobre la supuesta tiranía colonial.-Costumbres democráticas.-Limitacion de la autoridad de los vireyes.-Los juicios de residencia.-Oarácter y circunstancias de los vireyes. -Hombres eminentes.-No eran tiranos ni podian serlo.-Cosas grandes que hicieron.-Costumbres democráticas de la época.--Asociaciones, tumultos.--Conducta paternal de los vireyes. Una reflexion sobre la obediencia ciega.-- Pretendido empeño por mantener la ignorancia.--La imprenta, el teatro, el periódico. -Errores económicos.--El fanatismo y las supersticiones.--Poesía de ciertas supersticiones.--Leyendas de las fundaciones piadosas. Generosidad y beneficencia.-Recuerdo de algunos filantropos.-Dicho de don Ignacio Ramirez sobre Humboldt.-Testimonio de éste sobre la Nueva-España.-Lo de antes y lo de ahora.-Dicho de Chateaubriand.-La libertad. Justicia con el pasado.

Harto hemos dicho ya sobre los excesos con que se mancharon las glorias de la conquista, y no hay para qué repetirlo. Aquellos excesos, cometidos in

ESPAÑA EN MEXICO.-21

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mediatamente despues de la lucha, no quitan á la metrópoli la gloria de haber gobernado bien despues, así como la anarquía y los horrores de que fué teatro la Alta California en los dias que siguieron inmediatamente al descubrimiento de los placeres de oro, no quitan á los Estados-Unidos la gloria de haber establecido allí mas tarde una sociedad bien organizada.

Mucho tuvo que hacer España para crear casi al mismo tiempo gobiernos regulares en toda la extension de la América. Solamente los que han puesto la mano en esta clase de asuntos, pueden concebir una idea cabal de aquel trabajo. Pregúntese á cualquiera gobernante de hoy, á los que hayan tenido que organizar un Estado nuevo en esta República, y ellos dirán cuánta inteligencia, cuánta laboriosidad y cuántas vigilias cuesta llevarlo á cabo. Dígase, por ejemplo, al actual gobierno de México, que desde mañana tendrá que agregar á sus trabajos de hoy el de crear el órden político, administrativo y económico de una nueva comarca cien veces mas grande que toda, la República, poblada por hombres desconocidos, enteramente distinta por sus climas, elementos y producciones, y situada á miles de leguas de aquí al otro lado de los mares; y estamos seguros de que el presidente y los ministros temblarán ante la inmensidad de semejante tarea.

Esto fué sin embargo lo que hizo el gobierno

español con la América desde un rincon de Madrid. Medio siglo despues de los primeros descubrimientos estaba ya arreglado en toda ella el órden político, administrativo, económico y religioso que se conocía y empleaba en aquellos tiempos: el de Nueva-España quedó completamente arreglado 'durante la administracion de los dos primeros vireyes, unos treinta años despues de la conquista.

La primera forma de gobierno que se adoptó fué la' municipal, es decir la forma primitiva y natural de los gobiernos populares: en los Ayuntamientos residia el poder supremo del país, y hasta el mismo conquistador con toda su gloria y sus laureles se sometió á sus resoluciones. Despues gobernaron las Audiencías, como representacion del principio fundamental de toda sociedad humana, la justicia. Al fin se dispuso que el poder supremo residiera en altos personajes que se llamaban vireyes, porque hacian las veces del rey; y tenian todas las atribuciones que requeria aquel cargo, aunque su autoridad estuvo siempre limitada por la intervencion que en su ejercicio tuvieron siempre para muchos casos las Audiencias y los Ayuntamientos.

Este simple recuerdo basta para demostrar que el gobierno de México mientras dependió de España, tuvo siempre algo de popular, de republicano y democrático. Fué de hecho una especie de gobierno representativo, pudiendo decirse que los vireyes representaban á las altas clases sociales,

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las Audiencias á las clases médias y los Ayuntamientos al pueblo...

De los vireyes se ha dicho, unas veces, que eran unos entes ridículos, parodias del monarca; y otras, que eran espantosamente tiranos y opresores. Hemos visto más de una vez estas afirmaciones contradictorias en un mismo artículo. Se ha dicho tambien que no hacian mas que presidir procesiones, celebrar las juras de los reyes y los alumbramientos de las reinas y vireinas; que ignoraban las necesidades del país; que vivian en perpétua ociosidad, sin otra ocupacion que la de enriquecerse saqueando, vejando y oprimiendo á los indios.

La historia dice todo lo contrario; y si nosotros tuviéramos tiempo y espacio para aducir todos sus testimonios, se veria esto palpablemente.

Los vireyes eran casi siempre hombres muy notables por su inteligencia, por su saber, por su larga práctica en los negocios públicos; y además de esto, la ley y la costumbre tenian señalados medios eficaces y seguros de hacerles conocer las circunstancias y necesidades del país cuyo gobierno se les confiaba. El Ministro de Indias les daba al nombrarlos, una instruccion minuciosa, por escrito, de todo lo que aquí pasaba y de lo que debian hacer para desarrollar los elementos materiales y morales del país en todos los ramos y en todos sentidos; el Consejo de Estado les daba otra instruccion; el Supremo Consejo de Indias, otra: y cuando llega

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