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X.

Resulta de lo que precede que los indómitos araucanos, con su heroica decision, no solo habian logrado defender el territorio que habitaban, sino tambien hacer correr a los españoles el riesgo de verse obligados a abandonar todo lo que habian ocupado en el norte de Chile.

"I por remate desta historia, dice el capitan Mariño de Lovera al concluir su crónica, advierto que es mucho de ponderar el teson i ánimo de los indios, pues nunca se ha visto que ninguno de ellos se rinda a español, dejándose de rendir, aunque muera en la demanda; i así los que cojen son a pura fuerza, i no pudiendo ellos defenderse. Acontece tenerse un indio con dos o tres españoles armados, i no rendírseles hasta morir. Porque lo que mas sienten entre todos sus trabajos es servir a jente estranjera; i por evitar esto sustentan la guerra de casi cincuenta años a esta parte; i han venido en tanta disminucion, que donde habia mil indios, apénas se hallan ahora cincuenta; i por esta causa está la tierra mui adelgazada, pobre i miserable, i finalmente sin otro remedio si no la esperanza del cielo" (1).

Un cronista posterior a Mariño de Lovera, Luis Tribáldos de Toledo, asienta que si los araucanos, mientras el gobernador don Juan de Jara Quemada procuraba aplacar con todas las tropas del reino el alzamiento de Arauco, "se hubieran ido, como pudieron con mucha facilidad, a las tierras i poblaciones españolas, no hubieran tenido

(1) Mariño de Lovera, Crónica del reino de Chile, libro 3, capítu

dificultad en arruinarlas todas hasta Santiago, sin que ninguna cosa se lo impidiese".

I luego añade que "con estos milagros se estaba viviendo hacía muchos años en aquel reino" (1).

Es mui digno de consideracion que esto mismo afirmaba el citado gobernador don Juan de Jara Quemada en carta al rei fecha 28 de enero de 1617. "Si una junta tan grande como la de ahora, o la mitad ménos, dice, nos diera lado, i se viniera, como pudiera con mucha facilidad, a nuestras tierras, fuera bastante a arruinarlas todas hasta Santiago, sin que hubiese cosa que se lo estorbase; con estos milagros se ha vivido de muchos años a esta parte, i no ha sido pequeño el presente por haber concurrido mayores causas para ello".

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"Por lo que he visto en la ocasion presente, agreJara Quemada aludiendo a este inminente peligro, puedo afirmar por infalible que Dios milagrosamente se ha servido de guardar este reino con su poderosa mano, cegando a estos enemigos los sentidos".

XI.

La larga i encarnizada guerra de Arauco habia enjendrado otra amenaza seria contra la dominacion española en Chile, la cual merece mencio

narse.

Esa amenaza provenia de la creacion del ejército permanente, que en tiempo de don Alonso García Ramon, por ejemplo, ascendia mas o ménos a mil quinientos hombres, i que por indicacion del mismo gobernador, el rei mandó aumentar hasta

(1) Tribáldos de Toledo, Vista jeneral de las continuadas guerras; dificil conquista del gran reino provincias de Chile.

dos mil, para lo cual ordenó que cada año se enviara a Chile de las cajas reales del Perú un situado. de doscientos doce mil ducados de plata, o sean doscientos cuarenta i dos mil pesos fuertes.

Es difícil imajinarse una tropa peor pagada, peor mantenida, peor disciplinada, de peor conducta.

Era el azote de las provincias rebeladas, i la plaga de las sometidas.

En este caso, como en otros, no quiero describir las cosas con palabras mias, sino con las de testigos presenciales i mui caracterizados.

La audiencia de Santiago, en un informe que, dirijió al rei en 1611, manifiesta el modo que habia de pagar i mantener el ejército de la fron

tera.

"Están los soldados, dice, mui abatidos i peor tratados que los indios, padeciendo mui gran desnudez i hambre por no poder gozar con libertad de sus sueldos; pues el situado (así se llamaba la remesa de dinero que se enviaba de las cajas reales del Perú para satisfacerles sus sueldos) que Vuestra Majestad les hace merced se trae casi todo en ropa del Perú, la cual se les carga a treinta i a veinte i cinco por ciento, i el año que ménos a veinte. Ademas de esto, se les da la comida a mui excesivos precios, porque siendo este reino de ganados i frutos de los mas fértiles del mundo, se les da i cuenta la fanega de trigo a treinta i dos reales vellon, siendo sus ordinarios precios a mucho ménos de la mitad, i teniendo, como tiene Vuestra Majestad, junto a los presidios i fuertes de la jente de guerra dos estancias, una de sementeras de trigo i cebada, i otra de vacas, que poblaron en tiempo del gobierno de Alonso de Rivera, que puso i dejó en la de vacas como cuatro mili

quinientas de vientre, i el costo de ellas fué a doce i diez i seis reales vellon cada una, i otras a ménos; i con haberse muerto ordinariamente para el sustento de la jente del ejército cada año desde que se pobló mil i quinientas cabezas, con los multiplicos ha ido siempre creciendo el aumento, de suerte que hai mas de ocho mil cabezas, sin tener aquella estancia casi costa alguna, porque la guardan soldados pagados por el rei con algunos indios, se les cuenta cada cabeza que se mata para los soldados a cuarenta reales; i teniendo ordenado Vuestra Majestad que se les dé la comida i sustento a moderados precios, no se entiende qué razon hai para que se les dé i cuente a mas del doble del costo principal que tuvieron.

"La otra estancia de trigo i cebada tambien es de poca costa; porque las tierras son de Vuestra Majestad, i los bueyes con que se labran salen de la estancia de las vacas, i los que la benefician son soldados del ejército que tiran sueldos con algunos indios a quienes no se les da mas de la comida, respecto de lo cual, i de la fertilidad con que acuden en aquel reino, el trigo i la cebada tienen mui poca costa toda a Vuestra Majestad, i es ménos la de cada fanega, i siendo esto así, se les cuenta a los soldados a treinta i dos reales vellon cada fanega de trigo, i a diez i seis la cebada.

"Da lástima, ultra de lo dicho, de que en esta guerra se haya introducido una cosa tan reprobada cuanto digna de remedio, i es que los mas que gobiernan en ella, capitanes i soldados, se han vuelto tratantes i pulperos; que el cuidado que habian de tener en mirar por los soldados i sus armas lo ponen en investigar modos i trazas para despojarlos de sus sueldos, revendiéndoles los bastimentos a precios excesivos, porque de sus propias

estancias i sementeras, que muchos de ellos las tienen, llevan a los fuertes los carneros, ovejas i demas bastimentos; i los capitanes que no tienen estancias los envian a comprar a las riberas del Maule; costándoles los carneros a cuatro reales i las ovejas a tres i ménos, las venden a los soldados a diez i seis reales los carneros i a doce las ovejas, i a este respecto los demas bastimentos i comidas; i de esta manera, la mayor parte del situado, o por mejor decir, todo se viene a consumir entre estos recatones i tratantes; pues cuando llega de Lima, ya el miserable soldado debe mas de lo que tiene ganado de sueldo, i le es forzoso el ser esclavo perpetuo, porque para poderlo sustentar sin que perezca, es necesario irle dando ordinariamente adelantado, con que siempre queda empeñado, por haber podido tanto la codicia, que inventaron para pagar a muchos por libranzas adelantadas, i con la necesidad que se pasa no pagándoselas le obligan a que las vendan por la mitad o al tercio, comprándoselas por ter. ceros, los que mas obligacion tienen de mirar por ellos; de esta forma, ni los soldados visten, ni calzan, ni comen, pasando miserablemente sin zapatos ni medias, i sobre sí solamente por vestido una manta o pellejo con que andan la mitad descubiertos; i así no faltaron algunos que apretados de la necesidad, se han pasado al enemigo, viviendo tan desesperados, que se puede temer mas que al enemigo, algun motin de ellos, como lo intentaron el año de 1607, si Dios no hubiera permitido que se descubriera i atajara con haber ahorcado a los que en él fueron cabezas principales".

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