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go del ejército de dos mil veteranos, que se veia obligada a mantener.

"Porque, como sabeis, consiste la reduccion de aquellos indios (los araucanos) a nuestra santa fe católica en su pacificacion, cosa que tanto deseo por el bien de sus almas, decia el rei al presidente marques de Báides en cédula de 17 de diciembre de 1638, os encargo que teniendo presentes vuestras obligaciones, apliqueis para ello todo vuestro celo, desvelo, i cuidado, i dilijencia, sin perdonar ningun trabajo, ni medios que se os ofreciesen para conseguir cosa que tanto importa, así a los habitantes de aquella tierra, como al beneficio espiritual de los indios, i es necesaria para evitar los excesivos gastos que se hacen de mi real hacienda con la continuacion de aquella guerra".

Conforme a las instrucciones del monarca, i a los deseos de todos, i aprovechándose del cansancio que un tan largo batallar habia producido en los araucanos, el presidente don Francisco López de Zúñiga, marques de Báides, les hizo aceptar el año de 1641 en el parlamento o conferencia de Quillin la paz, entre cuyas principales condiciones se comprendian la de que aquellos esforzados indíjenas no serian reducidos al réjimen de las encomiendas, la de que ausiliarian para rechazar cualquiera invasion estranjera i la de que los españoles podrian reedificar sus antiguas poblacio

nes.

Esto era lo que se habló i lo que se escribió; pero lo que se pactó de hecho fué la independencia mas o ménos completa de los araucanos.

Esta paz fué jeneralmente bien recibida; pero hubo muchos que la consideraron ignominiosa, pues los españoles, sobre haber tratado de poten

cia a potencia con los indios, habian tenido que garantirles su tan amada libertad (1).

X.

Apénas los chilenos comenzaban a gustar las dulzuras de la paz despues de tan dura i costosa guerra, cuando vino a perturbarlos un nuevo i serio sobresalto.

Chile, i en jeneral, todos los establecimientos españoles en la América, habian sido molestados, no solo por la resistencia de los indíjenas, sino tambien por las sorpresas i saqueos de los corsarios ingleses i holandeses.

Al principio, unos i otros pensaron solo en conquistar el mas rico i abundante botin que pudie

sen.

Pero pasado algun tiempo, los holandeses concibieron el proyecto de quitar a los españoles, aborrecidos enemigos de su fe i de su patria, algunas de las posesiones americanas, de donde éstos sacaban recursos para hostilizarlos tan cruel i encarnizadamente.

Los holandeses emprendieron en 1598 su primera espedicion contra las provincias o reinos del mar Pacífico a las órdenes de Jacobo Mahu i Simon de Cordes.

Aquella armada, compuesta de cinco naves, no arribó al mar del Sur hasta fines del año siguiente, i esperimentó los mayores desastres.

Sus dos almirantes Jacobo de Mahu i Simon de Cordes perecieron.

Un cronista nacional, Santiago de Tesillo, ha

(1) Villarreal, Informe a Fernando VI, número 44.

conservado el recuerdo de las desgracias que cada una de esas cinco naves sufrió en las costas de Chile.

Apénas pasaron el estrecho de Magallanes, fueron separadas por la fuerza del viento.

Una de ellas, dice Tesillo, "fué a tomar puerto en la isla de la Mocha, que es de indios neutrales, pensando hallar refresco en ella, como el que nos dan a nosotros, siempre que allí asondan nuestros navíos. Hallaron estos estranjeros mui jentiles lanzadas; porque aquellos isleños, reconociendo ser moros güincas (así los llaman) se pusieron en arma; i de cincuenta holandeses que saltaron en tierra, en dos lanchas con dos piezas de bronce, no dejaron ninguno vivo; i quedándose con las lanchas i artillería, le entregaron uno i otro al capitan Francisco Hernández Ortiz, que el año siguiente tomó puerto en aquella isla.

"El segundo navío de estos cinco tomó puerto en Lavapié, arriba de Arauco; i de los que saltaron en tierra a tomar agua, se escaparon los que se quedaron en las barcas.

"El tercero dió fondo en la isla Quiriqueña, que está en frente de la Concepcion de Chile. De esta isla se llevaron tres españoles, que despues los echó en la costa del Perú.

"El cuarto llegó al puerto de Valparaíso, de la ciudad de Santiago; i saliendo la jente de ella con su capitan i correjidor Jerónimo de Molina, a defender la tierra, mataron i prendieron todos los del navío; i apoderándose de él nuestros españoles, se remitió al virrei que a la sazon gobernaba.

"El quinto i último tomó puerto en la isla grande de Chiloé, donde está fundada una ciudad de españoles llamada Castro, i se apoderó de ella el enemigo, i de todas las mujeres, matando los hom

bres. Allí estuvo fortificado hasta que por tierra (que estaba toda de paz) llegó el coronel Francisco del Campo, soldado de grande opinion, que con ciento i cincuenta hombres desalojó al enemigo, que estaba fortificado, con pérdida de treinta holandeses, i muerte de once españoles" (1).

Tesillo ha dejado de consignar un hecho mui curioso que tuvo grande influencia en los proyectos futuros de los holandeses; pero otro escritor del mismo tiempo, el padre agustino frai Miguel de Aguirre lo ha conservado en el libro titulado: Poblacion de Valdivia.

Los indíjenas de Castro en la isla grande del archipiélago de Chiloé prometieron al jefe de los holandeses que allí desembarcaron "darle título i vasallaje de rei para cuando volviese a apoderarse de aquella tierra" (2).

Verémos luego que los holandeses olvidaron que los indios de Chile por lo jeneral los habian recibido en las puntas de las lanzas, i no se acordaron mas que de la buena acojida de los de Castro.

La segunda espedicion holandesa, dirijida por Oliverio de Noort, quemó en 1600 las pocas embarcaciones que halló en el puerto de Valparaíso.

La tercera, capitaneada por Jorje Spilbergen, vino en 1614, i bombardeó el mencionado puerto.

Aun ántes de que esta espedicion volviese a Holanda, los holandeses, "habiendo esperimentado cuán peligroso era el dilatado i tortuoso estrecho de Magallanes, que combatido con la violencia de vientos contrarios, ofrecia, mas que pasaje seguro, funesto sepulcro a sus navíos, dice el contemporáneo

(1) Tesillo, Guerra de Chile; causas de su duracion; advertencias para su fin, año de 1635.

(2) Aguirre, Poblacion de Valdivia, párrafo 1, número 7.

frai Miguel de Aguirre, i solo con las conjeturas que dieron escritas José de Acosta i Juan Botero de que al lado siniestro del estrecho de Magallanes habia en mayor altura otro estrecho ménos estrecho, i mas seguro pasaje para el mar del Sur", enviaron el año de 1615 a reconocerlo i demarcarlo dos navíos i un patache bien artillados, de que fueron cabo i almirante Cornelio Scontum i piloto mayor Jacobo de Maire, peritísimo en el arte náutica, i mui práctico en las costas orientales i occidentales.

Efectivamente, aquellos marinos descubrieron un pasaje mas breve i seguro, a que se dió el nombre de Maire por su descubridor, de donde se apartaron despues de haber puesto a un monte en que remataba una cordillera eminente, situado hacia la parte de oriente: Cabo i rejion de los estados de Holanda, i a la ribera contraria: Costas de Mauricio de Nassau.

En aquel tiempo se consideró que semejante procedimiento de dar a las tierras i mares denominaciones jeográficas revelaba proyectos de conquista (1).

En 1623, tuvo lugar a las órdenes de Jacobo L'Heremite la cuarta espedicion holandesa al Pacífico, la cual estuvo a punto de enseñorearse del Callao i de Lima.

XI.

Mientras tanto, allá en el Atlántico, los holandeses lograron sentar pié en el Brasil, que a la sazon pertenecia a España como dependencia del Portugal, conquistado por Felipe II.

(1) Aguirre, Poblacion de Valdivia, párrafo 1, número 15.

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