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mercedes de confirmar y otorgar todo lo que por parte desta ciudad fuere pedido, que por nuestro poder é instruccion el procurador lleva, pues todo ello es para sustentarla en servicio de V. M., cuya vida y muy alto estado Nuesto Señor guarde, y aumente con el dominio de la universal monarquía. - Desta ciudad de Valdivia, á 20 de julio de 1552.-De V. S. C. C. M. súbditos humildes y leales vasallos que las reales manos y piés de V. M. besan:-El licenciado ALTAMIRANO. -FERNANDO RODRIGUEZ.-RODRIGO ALVAREZ.-CRISTOVAL RAMIREZ.-PEDRO SANXA.LOPE DE ENCINAS. -PEDRO GUAJARDO.-JUAN FERNANDEZ DE ALMENDRAS, escribano de V. M. deste reino.

XII.

Carta de Pedro de Valdivia á S. M., desde la ciudad de Santiago, á 26 de octubre de 1552 (1).

Sacratísimo César:

Estando V. M. tan bien ocupado en servicio de nuestro Dios, defensa y conservacion de la cristiandad, contra el comun enemigo turco, y errónea luterana, mas justo seria ayudar con obras, que estorbar con palabras. Pluguiera á nuestro Dios que yo me hallara con mucha cantidad de dineros, y en presencia de V. M. para que me empleara en servir, aunque donde quedo no estoy de balde, pero á la verdad á mí me fuera de gran contentamiento, y así procuraré abreviar.

Yo tengo dada relacion por mis cartas á V. M., como fuí á servir al Perú contra la rebelion de Gonzalo Pizarro, é desde Andaguailas escribí, y con solos diez é siete meses que por allá me detuve en servir, vuelto á esta gobernacion, donde tenia poblada esta ciudad de Santiago y la Serena, hallé la tierra toda puesta en arma, y la Serena quemada y nuestros cuarenta y tres cristianos por los naturales, y de como la torné á reedificar y poblar, é de lo demás que me pareció convenir, dí larga cuenta á V. M. con un mensajero que de la ciudad de la Concepcion despaché, llamado Alonso de Aguilera, á los 45 de octubre de 1550.

De los 25 de setiembre del año pasado de 1551 es la última carta que á V. M. tengo escrita, con ella fué el duplicado de lo

(1) Sacado del original que se halla en el archivo general de Sevilla entre los documentos traidos de Simancas.

que llevó Alonso de Aguilera; el despacho todo fué dirijido al Audiencia real de los Reyes, para que de alli se encaminase; tengo por cierto habrá habido recaudo, donde no, con esta va la duplicada de los 25, por do se sabrán las causas porque no despaché en aquella coyuntura al capitan Gerónimo de Alderete, criado de V. M.

Como dije en aquellas cartas, á los 5 de octubre del año de 1550 poblé la ciudad de la Concepcion; hice en ella cuarenta vecinos: por el marzo adelante de 51 poblé la ciudad Imperial, donde hice otros ochenta vecinos; todos tienen sus cédulas: por febrero deste presente año de 1552 poblé la ciudad de Valdivia; tienen de comer cien vecinos; no se si cuando les hubiere de dar las cédulas, podrán quedar todos: dende à dos meses por el abril adelante, poblé la Villarica, que es por donde se ha de descubrir la mar del norte; hice cincuenta vecinos; todos tienen indios; y así iré conquistando y poblando hasta ponerme en la boca del estrecko, é siendo V. M. servido, y habiendo oportunidad de sitio donde se pueda fundar una fortaleza, se hará, para que ningun adversario entre ni salga sin licencia de V. M.

Para dar á V. M. cuenta de todo lo sucedido, despues que yo emprendí esta jornada hasta el dia de hoy, va el capitan Gerónimo de Alderete, criado y tesorero de V. M.; es una de las preeminentes personas que conmigo vinieron á esta tierra, é que bien han acertado á servir, así en el descubrimiento, conquista é poblacion della, como en el Perú contra Gonzalo Pizarro, que le llevé en mi compañía en aquella jornada; sabrá muy bien dar entera relacion, como testigo de vista, de todo, porque le he encargado cargos honrosos y de gran confianza en la guerra, y en lo que toca á la guardia de las reales haciendas de V. M., y siempre ha dado dellos la cuenta é razon que los caballeros hijosdalgos verdaderos y leales vasallos de V. M., y zelosos de su cesáreo servicio, como en la verdad él lo es, y esta causa, y por conocerlerle por tal, le envio.

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Suplico á V. M. se mande informar dél de los servicios por mi

hechos á V. M. en aumento de la real corona de España, y conforme á ellos V. M. sea servido de me gratificar, é hacer mercedes con aquella liberalidad que acostumbra, como señor é monarca tan agradecido, hacerlas á la continua á todos aquellos caballeros é hijosdalgos que bien é lealmente le han servido é sirven como yo he hecho, y haré hasta la muerte; é de mi voluntad é obras, de lo que serví en el Perú, creo V. M. estará entendido por relacion del licenciado Pedro de la Gasca, é por otras personas que de ello habrán así mismo dado cuenta á V. M., é agora de nuevo la dará mas copiosa el capitan Gerónimo de Alderete, como persona que en todo se ha hallado, é le ha cabido su buena parte de trabajos y gastos para servir bien, é por ello está é queda bien adeudado en esta tierra.

È las mercedes que conforme á su relacion de mis servicios V. M. fuere servido de me hacer, suplico muy humildemente las traiga el portador destas confirmadas de V. M., porque los gastos que los mensageros hacen en ir é venir de tan lejas tierras, son muy costosos en estremo, é yo estoy muy adeudado y empeñado en cantidad de mas de 200,000 pesos de oro, sin otros 500,000 que he gastado en el descubrimiento, conquista, poblacion, sustentacion, é perpetuacion destos reinos, que son de los mejores que á V. M. se le han descubierto, y donde mas servido será,

Yo quedo despachando al capitan Francisco de Villagra, verdadero é leal vasallo de V. M., que ha mucho servido en estas partes con los cargos mas preeminentes que yo le he podido dar en su cesáreo nombre, para que desde la Villarica, que está en cuarenta grados desta parte de la equinocial, pase á la mar del norte, porque los naturales que sirven á la dicha villa dicen estar hasta cien leguas della, trabajaré de que se descubra aquella costa, y de poblarla, porque V. M. será muy servido dello: lo que debo á mercaderes, de la ayuda que hicieron al dicho capitan Francisco de Villagra en el Perú para conducir

á esta tierra ciento é ochenta hombres que trajo en su compaîìa, pasa la cantidad de 60,000 pesos de oro.

Así mismo despacharé con el ayuda de Dios, é siendo él servido, el verano que viene, porque al presente no puedo por la falta de naos que en esta tierra hay, á descubrir é aclarar la navegacion del estrecho de Magallanes. Yo me hallé este verano pasado ciento é cincuenta leguas dél, caminando entre una cordillera que viene desde el Perú, é va prolongando todo este reino, yendo á la continua á quince y veinte leguas é menos de la mar, y esta traviesa y la corta el estrecho; é caminando por entre la costa é la cordillera adelante de la ciudad de Valdivia, que está asentada en cuarenta grados, y en el mejor puerto de mar é rio que jamás se ha visto, dí la vuelta del estrecho hasta cuarenta é dos grados, no pude pasar de allí á causa de salir de la cordillera grande un rio muy caudaloso de anchor de mas de una milla, é así me subí el rio arriba derecho á la sierra, y en ella hallé un lago de donde procedia el rio, que al parecer de todos los que alli iban conmigo, tenia hasta cuarenta leguas de bajo. De alli di la vuelta á la ciudad de Valdivia, porque se venia el invierno, é por despachar á V. M. al capitan Alderete, vine á esta ciudad de Santiago. De aquí he proveido dos capitanes, el uno que pase la cordillera por las espaldas desta ciudad de Santiago, é traiga á servidumbre á los naturales que desotra parte están.

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È por la parte de la ciudad de la Serena entra el capitan Francisco de Aguirre, muy verdadero é leal vasallo de V. M., el cual tengo allí puesto por teniente, para que así mismo con su dilgencia é prudencia traiga los demás naturales, porque aquella tierra está vista por el capitan Francisco de Villagra, por allí me trajo el socorro cuando le envié al Perú, como á V. M. tengo escrito, y escribo en esta. Es tierra en parte poblada y en parte inhabitada; trabajaré lo posible por traer aquellos naturales á la obediencia de V. M., como he hecho los demás, aunque un Juan Nuñez de Prado despobló la ciudad del

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