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La lectura de este libro suministrará otras noticias que permitirán comparar lo que fué Santiago de Chile en el siglo XVII con lo que ha llegado a ser en el XIX.

Cuando una ciudad ha logrado cierto adelantamiento no despreciable, agrada echar una mirada a su humilde comienzo.

I.

La ciudad de Santiago de Chile en 1647.

Santiago de Chile, fundada por Pedro de Valdivia en 1541, contaba, en 1647, ciento seis años de existencia.

Aunque, por causas jeográficas, históricas i económicas que sería prolijo e inoportuno mencionar en esta ocasión, no habia prosperado tanto como pudiera, sin embargo, habia alcanzado, en el trascurso de un siglo, un progreso notable, si consideramos lo que habia sucedido en otras poblaciones hispano-americanas que contaban la misma edad,

o mas.

Las ciudades de los siglos XVI i XVII no eran tan rápidas en el crecimiento, como las del siglo XIX.

Lo que ahora se verifica a este respecto en los Estados Unidos de la América del Norte, estaba mui lejos de aplicarse a lo que entonces ocurria en las colonias o provincias que los reyes de España habian delineado en la América del Sur.

EL TERREM.—1

Cada época tiene sus peculiaridades.

Las ciudades de antaño habian menester, para formarse i estenderse, incomparablemente mas tiempo, que las de ogaño.

En atención a esto, podia decirse que la de Santiago habia aprovechado regularmente su primer siglo.

El miserable agrupamiento de chozas pajizas se habia convertido en una verdadera población de casas tejadas.

La situación de la plaza mayor, la plaza de Armas, como se denominaba bajo la dominación española, la plaza de la Independencia, como se denomina desde la revolución, está indicando cuál fué la traza primitiva de Santiago.

Esa plaza, según lo sabemos, ocupaba el medio de un plano semejante a un tablero de ajedrez. La población se estendia hacia los cuatro puntos cardinales tres cuadras desde cada uno de los lados de esa plaza.

Así, se hallaba limitada al norte por la caja del Mapocho, la cual era entonces mas ancha, que en la actualidad; al sur, por la Cañada, cauce seco del mismo rio, i también mas ancho, que ahora; al oriente, por la que ha llegado a ser la calle de las Claras; i al occidente, por la que ha llegado a ser la de Teatinos.

yos

La ciudad primitiva era, pues, un cuadrado culados median cada uno siete cuadras.

Las manzanas que, como la ciudad, tenian la forma de cuadrados, fueron, por lo jeneral, distribuidas en cuatro solares.

Se reservaron sitios para los edificios públi

COS.

Andando el tiempo, el aumento natural de los habitantes obligó, no solo a subdividir algunas manzanas, sino también a ensanchar el recinto urbano.

La nueva ciudad, en pocos años, comprendió por el oriente hasta la calle que ahora llamamos de Mesías; i por el poniente, hasta la que ahora llamamos de las Cenizas.

Perdió así la forma de cuadrado para convertirse en un rectángulo, que tenia, de oriente a poniente, once cuadras, menos en la calle que ahora denominamos de las Ramadas, la cual no pudo prolongarse tanto como las otras, por causa del rio.

Por motivo de esta necesidad de ensanche, las manzanas vecinas a la Cañada se internaron en el terreno de ésta, i llegaron a ser mas estensas, que las otras.

Santiago tenia entonces dos entradas principales: la Cañadilla, i la actual calle de Santa Rosa. Los que llegaban de Europa por la via de Buenos Aires, los que se trasladaban de las provin

cias trasandinas, i los que venian del norte de Chile, se introducian por la Cañadilla.

Los que llegaban de Europa por la via de Panamá, los que venian del Perú, los que llegaban de Valparaíso i los que venian del sur de Chile, entraban por la que mas tarde fué la calle de Santa Rosa.

A consecuencia de lo espuesto, se habian levantado en esas dos grandes avenidas algunos edificios en las cuadras inmediatas a la ciudad.

La plaza mayor ocupaba el medio del rectángulo en que se habia convertido el cuadrado primitivo de Santiago.

El padre jesuita Alonso de Ovalle, que salió de Chile en 1640, seis años antes de la fecha a que aludo, ha dejado, en su Histórica Relación, publicada el año de 1646, una descripción bastante detallada de este lugar, «donde estaba el mejor comercio de los negociantes, mercaderes, i plei

teantes.>>

Podemos, pues, formarnos una idea clara de su aspecto, especialmente, si, como lo ensayaré, completamos la descripción de ese escritor contemporáneo con datos sacados de otros documentos fidedignos.

En el lado septentrional, corria, de esquina a esquina, un vasto edificio de dos cuerpos.

El inferior tenia a la plaza un portal de ladri

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