Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Don Martín de Mujica sobresalia por lo jeneroso i limosnero, especialmente con las iglesias i los eclesiásticos.

No habia secerdote pobre a quien no socorriese, ni altar desprovisto al cual no suministrase ornamentos, ni templo escaso o falto de algo al cual no abasteciese.

Habiendo encontrado inconcluso el de San Agustín, cuando vino por primera vez a Santiago el año de 1646, proporcionó cuantos fondos se habian menester para dar a la fábrica el correspondiente remate.

VIII.

Frai Gaspar de Villarroel.

El personaje incomparablemente mas conspicuo de la época cuya historia voi bosquejando fué, no el presidente Mujica, ni algún otro, sino el obispo de Santiago don frai Gaspar de Villarroel.

Este motivo me mueve a detenerme delante de la amable figura de este bondadoso prelado, uno de los tipos mas característicos de aquel tiempo, cuyas ideas i acciones, por lo tanto, pueden perfectamente enseñarnos cuáles eran las de sus contemporáneos.

Frai Gaspar de Villarroel vino al mundo en la ciudad de Quito, allá por el año de 1587.

«Nací en una casa pobre, refiere él mismo, sin tener mi madre un pañal en que envolverme, porque se habia ido a España mi padre.

>>Dicen que era yo entonces mui bonito, agre

ga, i a título de eso, me criaron con poco castigo.»

Sus padres, no obstante la escasez de recursos, se trasladaron de Quito a Lima, principalmente por proporcionar una instrucción conveniente a un niño que manifestaba las mas felices disposi

ciones.

Villarroel, que aprendió a leer en las vidas de los santos, se aficionó desde temprano a los prodijios i milagros.

La curiosidad de saberlos que esperimentaba era insaciable.

No contento con leerlos en la escuela, imploraba en su casa para que se los contasen.

No se cansaba de oírlos i de repetirlos.
Su credulidad era excesiva.

Admitia, no solo como posibles, sino aun como verdaderos los sucesos mas estupendos.

Escojo entre muchos, un ejemplo.

Anciano versado en el trato de los hombres i en el manejo de los libros, escribia «con el cabello erizado» un caso espantoso que, cuando niño tierno i candoroso, habia oído desatentado de miedo.

El hecho a que aludo se encuentra consignado en las Historias Sagradas i Eclesiásticas Morales, que recopiló, siendo obispo de Santiago de Chile, i que dió a luz en Madrid el año de 1660, siendo arzobispo de la Plata en los Charcas.

Hélo aquí:

«Udo, obispo, vivia con sumo olvido de la obligación en que le ponia la alteza de su dignidad. Entre sus delitos, era el mas grande por lo sacrílego i por lo escandaloso, el trato deshonesto con una monja de su obispado; i como, a su poder i a su malicia, no se hallaba resistencia, rindióse de manera la cuitada, que la veia, i la trataba, con la misma libertad, que si fuera su mujer.

» Hízose de tal porte este escándalo, que los relijiosos i clérigos de la ciudad tenian continua oración, pidiendo a Dios que: o le corrijiese, o le matase; i como su Divina Majestad antes que llega al castigo, hace cuanto es de su parte para que el que ha delinquido se arrepienta de su pecado, estando Udo una noche en compañía de aquella desdichada, oyó una voz del cielo que le dijo:-»>Cesa, Udo, de este deshonesto trato; mira que ha durado mucho.

»La mujer, amedrentada con aquella voz, le suplicó que pusiese fin a una tan escandalosa amistad, pues que se lo amonestaba Dios. Sosególa él con que lo que habian oído era donaire de algún clérigo, o atrevimiento de algún desaficionado. La siguiente noche, tuvo la misma amonestación; por el camino, que en la pasada, apaciguó a la monja.

i

>>La tercera (estando los dos en la cama), entraron al aposento dos mancebos de jentil dispo

sición, i dijéronle: --Udo, venios con nosotros; i como para los decretos de la divina justicia, no hai humana resistencia, dejándose él arrastrar de un oculto i soberano poder, quedando la pobreci. lla casi difunta, se levantó de la cama, i se fué entre los dos ánjeles en camisa.

>>Estaba a aquella hora, en la iglesia de San Mauricio, Friderico, un santo conónigo, haciendo oración, con mil lágrimas, por la reducción de su obispo. Armóse en el templo un tremendo torbellino; mató el aire todas las luces. Con el ruido, i con la oscuridad, entró el prebendado en un estraordinario temor; i a poco rato, vió que se abrian las puertas de la iglesia, i que, con una admirable luz, entraba una procesión, i en ella, muchos ánjeles i muchos santos, i después, la Virjen Santísima i Cristo Nuestro Señor. Su Divina Majestad se asentó en su trono en medio del altar mayor; la Virjen sacrosanta, a su lado, en una silla; i al otro, estaba un ánjel en pié, con una espada desnuda.

>>>El canónigo temblaba de pavor; i confuso, deseaba saber en qué habia de parar el aparato horrible de aquella demostración; i salió en breve de cuidado, porque vió entrar a su obispo entre los dos ánjeles que le traian preso. Pusiéronlo de rodillas en presencia del divino juez; hízose una breve relación del proceso de sus culpas; i aquel gran Dios de misericordia, que le habia llamado

EL TERREM. 22

« AnteriorContinuar »