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no padeció lesión considerable; i solo en esta iglesia, quedó el sagrario, que, en todas las demás, permitió Nuestro Señor esparcirse consagrado en las mismas ruinas, que causa esta consideración en nuestros pecados notable dolor, i es circunstancia que aflije, mientras mas se repite por confu

sión nuestra.»

La misma audiencia agrega además sobre este punto lo que va a leerse:

«Fuéronse desenterrando los bustos de los santos de la devoción del pueblo; i hízose no pequeño reparo en que Santiago, patrón de esta ciudad, perdió la mano derecha, i San José salió sin ella. San Antonio, por voto protector de la peste, hendido, i destrozado el pecho i cuerpo. San Francisco Javier no pareció, aunque la devoción del pueblo, i las maravillas que en él hace, i a cuyo favor atribuye el reverendo obispo su vida, que vió en notable riesgo, viéndose debajo de una pared descalabrado i herido, le ha aclamado como patrón, le ha hecho procesiones; i desde Sevilla, parece que vino sin faltar en su amparo; i era bulto de escultura primorosa i excelentemente adornado.

EL TERREM.-48

XVI.

Situación de la ciudad de Santiago después del
terremoto.

El cabildo de la capital del reino de Chile hizo que el escribano de la corporación estampara en el libro de actas, con fecha 1.° de junio de 1647, el testimonio que va a leerse.

SUCESO RARO I MISERICORDIOSO.

«En 13 de mayo de 1647 años, lunes, a las diez i media de la noche, siendo gobernador de este reino i presidente de la real audiencia de él, el señor don Martín de Mujica, caballero del hábito de Santiago; oidores de ella, el señor don Pedro González de Güemes, oidor mas antiguo, el señor don Bernardino de Figueroa i de la Cerda, i el señor don Nicolás Polanco de Santillana, del hábito de Santiago, i el señor don Antonio Fernández de Heredia, i fiscal, el señor don Juan de Huerta; i

dignísimo obispo de esta ciudad, el señor don Gaspar de Villarroel, i de la provincia de Cuyo i ciudad de la Serena en Coquimbo; correjidor, el señor Ascencio de Zavala; i alcaldes, el capitán don Antonio Chacón, i capitán don José Zapata; rejidores, los contenidos en este libro; i por mostrar Dios, Nuestro Señor, sus infinitas misericordias, hizo un amago de su divina justicia, i tembló la tierra, unos dicen que media hora, i otros un cuarto (yo soi del último parecer), mas con tanto estruendo, fuerza i movimiento, que, al punto que comenzó a temblar, comenzaron a caer los edificios que se habian hecho en discurso de mas de cien años; i con notable sentimiento, en toda la ciudad, ni su jurisdicción, no quedó ninguno, chico ni grande, que no se hubiere de evitar, después de comenzado, con grandísimo riesgo, i en particular los conventos i templos de ella, siendo de cal, piedras i ladrillo, i suntuosísimos el del señor San Francisco, la catedral, la Compañía, San Agustín, i Santo Domingo, i Nuestra Señora de la Merced, i de adobe el de las santas relijiosas de San Agustín i de Santa Clara, i el del hospital, obligando a celebrar en las campañas, huertas i calles. Murieron, según se ha entendido, en la ciudad i su jurisdicción, habiéndose abierto por muchas partes de ella la tierra, mas de seiscientas personas de todas calidades; i si sucediera una hora, o mas, después, fueran raros los que escapa

ran. Salvaron la vida muchos milagrosamente, mostrando Dios sus infinitas misericordias, cuando, por nuestros pecados, justísimamente nos pudo castigar a todos, apiadándose por la intercesión de su bendita madre, i de muchos relijiosos i relijiosas que hai en estos santos conventos, aunque no los perdonó, ni libró de la tormenta i pérdidas de sus casas i habitaciones; i no fué menor la aflicción que tuvimos con dos aguaceros, que antes de reparar se vinieron, que era lástima i compasión ver los trabajos en que todos se vieron. Conmovióse el pueblo a pedir misericordia; i según pareció, fué con grande edificación; i Su Ilustrísima, a los ocho dias, predicó un gran sermón, consolando a sus súbditos, digno de la grandeza de Su Señoría. Tembló continuamente aquella noche ocho veces; i después, todos los dias, hasta 1.° de junio (que lo escribo en el libro de cabildo para memoria de los venideros), dos i tres veces todos los mas dias i noches; i para que siempre conste, i seamos a Dios agradecidos, lo firmé. - Manuel de Toro Mazote, escribano público i de cabildo.»>

Aunque algo mas tarde, esto es, el 3 de junio de 1648, la real audiencia hizo consignar una esposición análoga al principio del cuarto de los libros «donde se escribian i asentaban las cosas i negocios tocantes al secreto del real acuerdo.»

«Sucedió el terremoto magno que padeció esta ciudad, i todo su territorio en cien leguas desde Maule a Choapa, donde se arruinó todo, sin quedar templo ni casa habitable, lunes 13 de mayo, a las diez i media de la noche, año de 1647. Duró espacio de tres credos; i murieron en él al cómputo mas fiel mil i mas personas. Corrió su estruendo hasta Buenos Aires; i por la parte de la costa, hasta Valdivia: i no hizo daño en esas partes; solo el ruido fué atroz; i casi un año entero, se continuaron otros temblores pequeños; i aquella noche, hubo trece temblores.»

La ciudad de Santiago esperimentó tales deterioros a consecuencia del terremoto del 13 de mayo de 1647, que el cabildo no tuvo sala donde celebrar sus sesiones.

La primera reunión de este cuerpo después de la catástrofe se verificó el 3 de junio.

El encabezamiento del acta de esta sesión, que se ha conservado, es mui revelador.

Dice así:

«En la ciudad de Santiago de Chile, en 3 de junio de 1647, la justicia i rejimiento de esta ciudad, por haberse asolado en ella las casas i corredores de cabildo, i no tener parte donde hacerlo, se juntaron en los portales que quedaron del dicho cabildo, donde lo fueron.»

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