1 habentur, tom. 2, des Preuves des livertèz de l'Eglise Gallicane. Chap. 5, num. 2. 61 Nec Rex, nec multitudo sunt excommunicandi Glossa in Math., cap. 13. 65 Ideo hæc absens scribo, ut non præsens durius agam in eum, secundum potestatem, quam Dominus dedit mihi in ædificationem, ei nou destructionem. D. Paul. 2, ad Corint. 12, 21. 66. Neque enim potest esse salubris à multis correptio, nisi cum ille corripitur, qui non habet sociam multitudinem: cum vero idem morbus plurimos occupaverit, nihil aliud bonis restat quam dolor et gemitus..... Ne cum voluerint colligere cizania eradicent triticum. ... Apostolus unum incestuosum excommunicat, multos fornicationibus coinquinatos non excommunicat, sed per justum suum potius divino flagello coercendos minatur. Revera si contagio peccandi multitudinem invaserit, divinæ disciplinæ severa misericordia necesaria est, nam consilia separationis, et inania sunt, et pernitiosa, atque sacrilega: quia impia et superbia fiunt, et plus perturbant infirmos bonos, quam corrigunt animoses malos. D. Aug Contr. Epist. Parmenian, lib. 3, cap. 2. num. 14, tom. 9, pag. 64 et 65 edit Parisiens. 169, cura Monachor. congreg. San Mauri. 67. D Covarrub. in cap Alma mater 2, part §. 4, num, 2. et lib, 2, variar, cap, 8, num. 10. Van-Spen., tract. de Censur. cap. 9, §. 1. 68. Van-Spen dict,, cap 9, § 3. Nec facilè invenietur hujusmo di interdictum aut sæculum X vel XI inflictum, ut crimiuis auctor, quantumvis is esset communitatis, vel civitatis caput, vel superior, aut Dominus: ad sub misionem, et correctionem per simile generale interdictum adigatur. 69. 70. Dominic., Soto in 4. dist. 22: quæst. 3, art. 1, ibi: Interdic tum, quamvis ex una parte ad terrorem excommunicatorum conducat, ex altera tamen in periculum divini cultus vergit potissimum: nam tunc non solum populus desuetudine, frecuentandi divina officia affectum corum, et sensum perdit; verùm etiam, et clerus ipse fit remissior, et ignavior ad eadem divina celebranda. Qua utique ratione, et divina religio detrimentum patitur, et póẻ pulus solet in moribus silvescere. De Concord. sacerd. et Imp lib. 7, cap. 20. 71. Vau-Speu Tract. de Censuris, cap. 9, § 4, ibi: Tanto tempore steterat interdictum, quod facta ejus relaxatione, homines 30 vel 40 annorum, qui numquam audiverant missam, deridebant sacerdotes celebrantes. 72. Leg. 25, tit 3, lib. 1 Recopilat. A ato 1, tit. 8, lib. 1, «Al ministro del convento de la Trinidad se notificó un breve de la Santidad de Paulo III, para que no se pueda poner entredicho por término de 30 dias, donde estuviere la corte, y que alce y quite el que tiene puesto; el cual obedeció, y en su cumplimiento dijo lo alzaria y quitaria 75. Cap. Si babes 25, quæst. 3. Senex à juvene Coepiscopo, et Episcopus tot annorum collega nidum agaiculo paratus sum discere, quoinudo vel Deo vel hominibus jnstam possimus reddere rationem, Ton. 11. 61 si animas innocentis pro scelere alieno, ex quo non trahunt sicut ex 74. Cap. Romana; §. In Universitatem de Sentent., excommuni- 75. D. Covarrub., lib. 2 Variar. resol., cap. 8, et in cap. Alma 76. Cevallos de Coquit. per viam viol. glos. 6, num. 62, pag. tronus.» 77. D. Covarrub. in cap. Alma mater, part. in Princip., 78. Caveant etiam ne tales sentencias excommunicationis, sive 79. La obra del señor Lopez tiene el título de Historia legal de la 80. Cevallos dict. tract. et glos. 6, num. 47, ibi: «Cum de jure 81. Esta doctrina de no poder abdicar los Soberanos sus regalías 83. Siabra deduc. Cronol., part. 1, divis. 8, num. 41 y siguien 84. Ceremoniale Romanum editum jussu Gregorii X, apud Joar- nem Mabillonium Musæi Italici, tom. 2, pag. 221 à num. 22. 85. Franciscus Zabarella Card. Florent. de Reformat, Ecclesiæ, cap. 17 de Censuris Ecclesiasticis in Act. Concil. Constant. Hermanni Vonderhadt edit. Francofurt 1700, tom. 1, pag. 535, ibi: Similia dicimus de generali modo loquendi: ut dicendo excommunicamus omnes sacrilegos, omnes impedientes justitiam ecclesiasticam, omnes qui talem rem subripuerant, et talis modus loquendi generalis, et confusus non ligat, ut videtur gentes ad vitandum illos, quos in particulari tales cognoverunt nisi per judicium tales esse nomiuatim promulgentur ::: Šicut sacerdos litteratus potest dicere quod omni fur sit suspendendus, nec in irregularitate incurrit, qua innodaretur, si diceret hic fur suspendi debet, aut interimi. SECCION ULTIMA. Sobre la justa resistencia á la corte de Roma cuando abusa y usurpa al Soberano sus regalías. Resta únicamente, para terminar nuestro discurso, la averiguacion de! semblante con que se deben mirar las censuras del breve Romano. No es disputable sin delito que las constituciones que traen el nombre de la cabeza de la Iglesia, como quiera que procedan, siempre deben mirarse con respeto. La escomunion injusta y nula delante de Dios. y de los hombres, no produce efecto, y viene á traer mérito al que se le fulmina, bajo el terrible sobrescrito de la mayor de las penas (1). La diferencia de la injusticia de las censuras, es cosa muy diferente de la nulidad. En este último caso, ni hay obligacion á la observancia de los cánones que prescriben las penas y la conducta de los escomulgados; ni á procurar su absolucion (2). No se puede quejar el juez que nula é inválidamente determina, de que no se le obedezca, porque su precepto es ineficaz, como que procede sin autoridad. La observancia y la reverencia de las escomuniones notoriamente nulas, no seria un acto religioso; porque como escribe al propósito el piísimo Martin Azpilcueta, no se ha de dar á las inválidas censuras la estimacion que se debe á las verdaderas (3). Es tan manifiesta la injuria que se haria en tratar de escomulgado al que se le ha impuesto nulamente semejante sentencia, que no dejarian de pecar gravemente los que evitasen su compañía, y su sociedad en todos los casos que le pudiese ser de perjuicio. Esta conducta en el sentir de un doctor que con razon sufre la nota de parcialismo á la jurisdiccion eclesiástica, no pudo menos de aprobar en esta parte la comun de todos los canonistas (4). Si la fuerza y la violencia se emplean en hacer efectivas las escomuniones injustas, cuando el remedio de la ape lacion no sea practicable por la distancia, porque se deniega, ó porque la superioridad del juez no la permita; cualquiera tiene recurso al Príncipe Soberano, á la suplicacion y retencion remedios introducidos por el señor Infante duque de Parma en forma específica contra el Monitorio.. A su Soberanía toca levantar las opresiónes que produz: can sus súbditos, y detener el impulso del brazo que se las imponga, sea de la condicion que se quiera (5), Este debe ser el uso de las censuras en el órden civil, cuando se consideran nulas y notoriamente abusivas, con trastorno de la quietud de la república y entre sus particulares ciudadanos. ¿Qué deberemos decir en el caso presente, en que la violencia de una censura injusta y evidentemente nula por todos titulos, se dirige á la misma Soberanía, sin otro motivo que impedir el uso de sus funciones y ejercicio? ¿Habrá quien dude que un Príncipe cristiano no pue de consentir la declarada usurpacion de sus regalías, y que está absolutamente obligado á su defensa, y á resistir la violencia? L En cualquier caso la obediencia al Monitorio de la Curia Romana, seria un gravísimo cargo para el Príncipe de Parma. Su respeto a la Silla Apostólica nunca le puede llevar al estremo de abandonar los derechos del cetro, por s que no es posible semejante condescendencia, sin el sacrificio! de la salud pública, dependiente de la escepcion de las leyes que Roma intenta anular. Los vasallos de Parma han adquirido derecho irrevocable, con la aceptacion y ejecucion. La defensa de la causa pública j segun San Juan Crisóstomo, es la definición mas exacta del cargo de la Soberanía y del cristianismo, y la cosa mas altamente encargada á cuantos Dios confió el régimen de los estados (6). Nuestros tiempos son ya bastantemente ilustrados, para qne dude de los verdaderos términos de la autoridad del sucesor de San Pedro. Ya no puede pasar de los Alpes, ni de los mares que nos separan de Roma, la peligrosa opinion de los que han enseñado que el Papa puede privar á otros de su Soberania, y mucho menos del ejercicio de sus funciones que es en sustancia el objeto del Monitorio. Acabó |