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„La Inglaterra (nacion bastantemente ilustrada) ,,ha mas de un siglo que confia sus grandes negocia„ciones políticas con otros estados, á hombres prac»ticos y consumados en el Comercio.

งา

"A estos debe las inmensas ventajas, que le han Rusia y „resultado de sus tratados con la Puerta, Otras Potencias. “

El famoso con Portugal desde el año de 1703, obra del señor Methuen (negociante) es uno de los que puede haber hecho el ciumayores servicios

dadano mas amante de la Patria.

,,El comercio ha sido el origen y fomento de la Marina. Por los socorros de la mercantil se con„serva la militar su protectora.

„Aquella suministra habiles exercitados marine„ros, y de la misma han salido en Francia, Ingla,,terra y Olanda, Oficiales muy experimentados, que han disputado en el mar con gran valor la gloria "y honor de sus pabellones y vanderas.

Como puede disputársele la nobleza estimay ,,cion al Comercio y sus individuos, que tanto conntribuyen al poder del Soberano y felicidad de la „nacion (1)? "

¿Por que los nobles han de desdeñar una carrera que les añade nuevos brillos á su cuna? Por que han de excusarse de hacer este servicio á la Patria, renunciando los medios de sostener el explendor de sus abuelos? La respuesta es inmediata. Porque viven preocupados de ser la nobleza incompatible con el Comercio.

No es del dia disputar que las carreras ó profesiones se atemperen al genio de las Naciones. Unas Tom. XXVI.

(1) El jornal de Comercio ya citade.

V

guer

guerreras, otras comerciantes, políticas otras: pero es innegable que este caracter no es una qualidad impresa en el alma. Es un puro habito adquirido en la educacion, que es la que propiamente forma al hombre en el ser de la sociedad.

De este principio resulta, que si un niño al salir de la cuna, todo quanto oye se reduce á combates, batallas, desafios, muertes, heridas &c. se propagan estas especies en su espiritu, y no solo adapte preferiblemente las armas, sino que desde

ne de las demás carreras.

Si desde la tierna edad escucha oprobrios contra el Comercio, dando á sus individuos el grado de tramperos, (voz digna de proscribirse á los que la profieren con exemplar castigo, pues son reos contra los intereses de la Patria) desviandolos de la comunicacion con los comerciantes: ¿qué mucho los aborrezcan?

La educacion, repito, es taller donde se forman los hombres. Quiero substituirme en el lugar de uno, cuyos sentimientos sean de honor.

Hijos (dirá un noble tan rico de hidalguía, como de miseria) servir á Dios, al Rey y á la Patria.

¿Qual debe ser nuestra carrera? (preguntarán los hijos) las armas, letras, y política.

No hay, bastantes empleos (replicarán ) para tantos nobles reducidos á la pobreza. No tenemos con que sostenernos. Pues hijos mios: paciencia. Vivid miserables, y morid desdichados.

Padres insensatos, escuchad las voces de la razon, que os convence con vuestro mismo consejo.

Servir al Rey y á la Patria, (esto es servir tambien á Dios: asi lo aconsejais). Reflexîonad que aquella es la sociedad de los conciudadanos. Su supre

mo

mo Gefe, y cabeza es el Rey, cuyos intereses se hallan estrechamente unidos con los de los vasallos, dependiendo de estos el poder y felicidad del Estado.

Todos como miembros del cuerpo político de la nacion, tenemos obligacion á trabajar por ella (no se desempeña de otro modo el aconsejado servicio á Dios, al Rey y Patria) lo que alcancen nuestras fuerzas, facultades, caudal, talentos é industria.

Pregunto ahora , ¿ qué sirve un hidalgo pobre al Rey y á la Sociedad embozado en su capa, sepultado en su pequeño lugar, comiendo un gaspacho, quando no encuentra quien á título de ser Don Fulano le preste ó remedie? Amanece y anochece en ayunas, alimentándose con la relacion de las hazañas de sus abuelos, que le ha referido el Padre, escudriñando la genealogía de su vecino, que á costa de su aplicacion y trabajo labró su fortuna.

Aquella rabiosa envidia que concibe, la satisface con la exêncion de que en su casa no se aloje tropa, y sí en la de su vecino rico.

Seame permitido hacer una breve digresion en desahogo de mi amor al Real servicio y causa pública.

No intento censurar los debidos privilegios de la nobleza adquirida por los servicios de los mayores, ni menos el que no se distingan las clases y estados: pero no es posible mirar sin impaciencia, que un hidalgo que de nada sirve á la sociedad, haciendo vanidad de lo que sus abuelos sirvieron al Rey y Patria, haga empeño de no servir á ambos objetos, con la pequeña incomodidad de alojar un soldado..

Siempre que lo practicáse voluntariamente, sin sujetarse á la voleta, y á mayor abundamiento con

V 2

al

alguna potestad de no perjudicar sus goces, dexab estos en su vigor y fuerza; y serviria al Rey y Patria, dando en ello un buen exemplo al vecindario, y adquiriria particular mérito en la Real dignacion.

Por punto general los Pueblos se hallan muy incomodados. El estado llano, sufre repetidos alojamientos, y aunque para su alivio se han expedido varias órdenes, derogando ciertas exênciones, y mandando en tales casos no se exceptuen las casas de los nobles, todavia se hallan los del estado general bastantemente gravados, habiendo vecino que en una semana tiene tres alojados, especialmente en los pueblos pequeños, y de continuado tránsito de tropa. Pudiera ser conveniente, el que sin perjuicio de la nobleza, sus gozes y privilegios, se ampliase el servicio á los nobles.

Reasumiendo la principal materia de mis reflexîones, hablando con los hidalgos pobres, exclama un político (1) (de cuyos pensamientos me sirvo en gran parte),hombres insensatos, que obscurecidos en ,,vuestra arruinada casa, sin mas abrigo en el hibier"no que el del sol, visitandoos desde que sale por „las claraboyas de los viejos muros ¿cómo rehusais la "Ocupacion del comercio, por cuyo medio se repa„raria tanta desgracia? No os enternecen las lágri¿ "mas de vuestras esposas, y los tiernos sollozos de vuestros hijos, pidiendoos el pan que no podeis darles Pu

,

Padres tiranos quien os ha asegurado, que estos hijos educados con orgullo, y en la ociosidad, principio de todos los vicios, no obscurezcan por alguna accion fea el esplendor de sus mayores?

(1) El autor de la obra Francesa Nobleza comerciante.

Lo

Lo menos á que están expuestos es á ser aprehendidos por defraudadores. Este es otro error que los sostiene en la ociosidad. Se ha creido (preocu pacion todavia no desarraigada totalmente) el contrabando, ocupacion muy propia de los nobles.

Pregunto será nuevo timbre, que acumule á los de sus antepasados, la fraudulenta introducion de una arroba de azeyte, que mas de una vez se verá precisado á cargar él mismo sobre su caballo , y no pocas en pequeñas partidas, traer baxo de su capa?

Sus mayores llevaron heridas, ó perdieron la vida en campaña, por conservar al Rey y á la Patria sus dominios é intereses. El nieto le roba (es la ver dadera legítima expresion) al Soberano sus justos derechos.

La Patria padece respectivamente, pues tanto quanto baxan los consumos en las carnicerias, tabernas, y puestos de azeyte, suben los repartimientos contra el vecindario.

¿Qual es la ley, pragmática ó razon, que los autoriza á opinar, que sea mas decente á un noble aquella vida arrastrada ú ocupacion delinqüente y peligrosa, que la de estar en una tienda despachando géneros preciosos, delicados, de mejor tacto, que el tocino y azeyte?

?

Los hijos de los nobles ociosos, altivos, ó indolentes á las miserias de su familia son verdaderamente huerfanos compadecibles, y corren á cargo del Magistrado.

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Los hijos son de la patria para servir á Dios y á ella nacieron: con estos respetos deben ser edu-. cados. No sería violencia extraherlos del poder de sus tiranos padres.

Por

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