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trumentos, y nuevas maquinas, fué á costa del Real Erario liberalidades de los señores Reyes, franqueando gruesas cantidades de su bolsillo secreto.

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No tenian nuestros Fabricantes fuerzas para hacer un repuesto, ó tener provision de texidos, esperando la mejor oportunidad de la venta, ó facilitarlos en qualesquier expedicion Americana. Conforme acababan la pieza (por punto general) éra menester despacharla. Publicabase la salida de flota, ó galeones, y en aquel intermedio muchos Comerciantes de la Andalucia, hacian trabajar á los maestros texidos por su cuenta en aquella cantidad que á cada uno le parecia. Se concluian: salia la flota, y los tales Comerciantes no volvian á ocupar las Fábricas hasta otra igual ocasion, siendo preciso el que parasen muchos telares, y los que quedaban era en la misma necesidad de trabajar puramente para comer. Pieza concluida, pieza vendida. No puede negarse la ignorancia de aquellos Comerciantes sobre las verdaderas máximas de Comercio, siendo una de ellas tener provision de efectos, que se preveen consumibles, á distancia de mas o menos tiempo, pues una venta pronta y oportuna compensa el perjuicio del estan-' co que hubiese tenido el género. Es menester estudiar el genio de la Nacion , y seguirle para aprove charle en utilidad propia. La experiencia nos enseña que apenas se publica la flota para el término de uno ó dos años, quando los que han proyectado embarcarse, ó remitir géneros se aceleran, y como si les faltasen los instantes, principian á formar sus notas de surtimientos, discurrir en las mercancías, darse prie sa á ajustarlas. En una palabra, se revuelven todos los almacenes. Si á unos hombres conducidos por su genio vivo se les dixese: Desde mañana se le princiTom. XXVI.

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piaran á trabajar á usted las miles varas de tafetan, 6 de otros géneros, que dice necesita para embarcar; responderia con desprecio, y aun diria (y sería disculpable) luego se quejan mis paisanos, de que no consumimos sus manufacturas, si ahora que necesitamos tantas miles varas, ó tantas piezas de esta ú otra ropa, es menester que las principien. En la casa Francesa, Olandesa, Flan enca, Inglesa, Genovesa &c. tenemos á escoger en el dia quanto podemos apetecer. De aqui resultaba entonces, y resulta en el dia el mayor consumo (entre otros principios) de los géneros extrangeros, para los grandes cargamentos de las flotas y demás expediciones. Los Extrangeros domiciliados en sus paises, por mas instruidos en la ciencia del Comercio, auxiliados de la práctica, calculacion de los consumos en los Reynos adonde giran sus negociaciones, y por las noticias de sus corresponsales, saben exâctamente el repuesto de géneros existentes, preveen el que escaseará ó abundará, y con este previo conocimiento hacen las remisiones ó las suspenden. En esta conducta logran considerable ventaja. Por exemplo, el flutista que necesita olandas, y es género que escasea en Cadiz, la paga al arbitrio del comisionista. Este aumenta el tanto de su consignacion, y el propietario de Inglaterra extraordinaria ganancia. Las utilidades se multiplican á la llegada de nuevas remesas de olandas, porque todos ansiosos recurren á comprarlas.

Iguales noticias de escasez, ó abundancia en España tienen los dueños de ropas en sus paises, por lo respectivo á las Indias, y suspenden ó aceleran las remisiones de los efectos para embarcar, ó que se provisionen los navegantes segun les acomoda á su conveniencia, siendo el origen, como la práctica lo califica, (y un político

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reflexionó en un papel que presentó á la Real junta al principio del siglo), de la retardacion en la salida de Las flotas (lo eran de los Galiones) y lo son de todas las expediciones. No han despreciado los Extrangeros paso alguno conducente á sus ideas. Tienen sus Fábricas esparcidas por la Europa, y especialmente en Espa ña, varios dibujantes, que estudió el gusto dominante de la moda ó capricho, inmediatamente forman el dibujo, le remiten y se manufactura la ropa. Sus Consules y Comisionistas son otros tantos observadores, que les comunican con fidelidad las noticias. Una docena de cortes de vestidos, batas, medias, piezas de cintas, y respectivamente de los demás texidos, regalados con oportunidad, y á las personas (hay muchas) que se compiten en graduarse inventores de las modas, se lisonjean que nadie se puso primero el tal vestido, aplauden su mé ito, su buen gusto, y aun suelen añadir se cortó del telar; son otros tantos arbitrios por donde los Extrangeros logran las utilísimas ventas de todos sus géneros. Nues tros Fabricantes, y Comerciantes no podian (ni aun pueden en el dia muchos) contrarrestar tanto poder, estudio, inventivas, proporciones, y alianzas. Sevilla, Toledo, Granada, Valencia, Murcia, Barcelona, Y otros Pueblos fabricaban exquisitas ropas y texidos, mereciendo la Real dignacion (pues se remitian sus muestras á los señores Reyes), y la aprobacion y aplauso de Naturales y Extrangeros. Carecian los Fabricantes de facultades para sostener y acomular un competente repuesto. Es verdad que se repararon las Fábricas antiguas. Se aprendieron las ropas de nueva invencion baxo la enseñanza de los pocos maestros Extrangeros, que en virtud de Real permiso á costa de crecidos. dispendios vinieron á España.

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Los oficiales y demás operarios trabajaban incesantemente: pero los motivos arriba expresados, que aseguraban el pronto ventajoso despacho de los texidos extrangeros, retardaban el de los nuestros. Ya avisaban los subdelegados la disminucion de telares. Ya participaban su aumento: presentábase un habil fabricante, se le auxîliaba aun con dinero. El mas leve atraso lo arruinaba. El comercio interior, á los puertos de nuestros texidos para embarcarse, se gravaba con la total exâccion de los derechos de arancel en las aduanas: el del extrangero se agraciaba con rebaxas. La introducion dentro de nuestro mismo continente de Provincia á Provincia de la seda, se pensionaba con fuertes derechos, que recargaban el precio de la pieza de tafetan manufacturada en España, á proporcion de las libras que pesaba. Al extrangero se le exîgia un moderado derecho, de suerte, que una pieza de tafetan, tiro de cincuenta varas de la misma calidad, y número que otra de España, pagaba mucho menos, y por consiguiente podia darla á precio mas moderado. No debemos olvidar la notable diferencia de que la extrangera como manufacturada con abandono del peso, cuenta, marca, y ley, que prescriben las leyes reales y las ordenanzas, consuma menos materia primera, esto e's, menos seda, y pagaba menos jornales, todo lo qual era ahorro y garancia, en vez de que nuestros fabricantes se atemperaban exactamente á lo mandado. El plantio de moreras descaeció absolutamente por el gravamen impuesto en las administraciones y arrendamientos. El arte de la seda de Toledo, Sevilla, Granada, y sus particulares fabricantes, se ha laban oprimidos de pleytos, ya porque los malos artifices viciaban las establecidas reglas, adulterando

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la seda en todas sus maniobras, y empeñandose no obstante en el despacho de sus ropas, ya porque los zelos de la jurisdicion real ordinaria con la privativa de la real junta, sus subalternas y subdelegacio nes, los incomodaba en competencias y pleytos, perdiendo el tiempo y el amor á las fábricas.

Parece que desde la premeditada restauracion de las artes (en el año 1679) y comercio, todo sẽ ha conspirado contra sus adelantamientos. Protesto con la mayor sinceridad y respeto, no es mi animo agraviar la integridad, zelo del Real servicio y caus sa pública de los Jueces y supremos Tribunales que los han patrocinado. Es de creer hayan querido tener la gloria de concurrir por su autoridad á unas empresas, que fueron dictadas del amor de los Soberanos á sus Pueblos. Pero lo cierto es, que todos han sido motivos de atrasos, y perjuicios á las fábricas, comercio y artes, y lo serán siempre que las juris diciones suprema y subalternas, que por instituto conocen de aquellas materias, no sean protegidas con todo el poder de la legislacion. Aun en este punto. nos han llevado los extrangeros grandes ventajas, que han contribuido no poco al fomento de sus manufacturas y trafico. Sus Consulados, sus jurisdiciones de Comercio, son miradas con la mayor recomendacion y respeto. Ellos lo publican en sus libros, aplaudiendo la constante observancia de sus privilegios , y quanto deben á la protegida autoridad de sus Tribunales y Juzgados, como se patentificará en su correspondiente capítulo.

No habia en circunstancias tan deplorables otro remedio, que, aunque no lo fuese total, modificase el daño, smo el de reasumir á una mano (digamoslo asi) la manutencion de las fábricas, facilitar los con

Su

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