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ticias oportunas, asi de nuestras Americas, como de los Países Extrangeros, ignorando muchas particularidades sobre el giro que tenga el Comercio, que pudieran servir de norte; el verse un Comerciante precisado á emprender una expedicion para cubrir, ó salir de sus empeños, impide toda arreglada previa meditacion. La emprende sin atender al estado general del Comercio, ó por arbolete, á fin de subsanar sus débitos, contrayendo otros de nuevo con mayores premios. Estas expediciones desde el momento en que se presentan, son ruinosas, é imposi bles de prosperar, ni en tiempo de paz, ni en el de guerra. Todos estos escollos y riesgos se miran muy distantes de la conducta de los cinco Gremios mayores. Ni la precision de sus empeños, ni la falta de fuerzas, ni el aparentarlas, ni la falta de noticias, ni los demás motivos son verificables en las empresas de este cuerpo. Por lo mismo qualesquier expedicion suya, desde que se proyecta, lleva segun es posible á la prudencia humana, asegurada la ga

nancia.

Sus fieles corresponsales y otros auxilios, les servirán á conocer en tiempo los peligros, ó dudas fundadas sobre el rompimiento de la guerra. No se les ocultarán á su penetracion los indicios que regularmente son precursores. Entonces adoptarán sus medidas: acelerarán, si lo creen conveniente, alguna expedicion para almacenar generos en los parages de Indias, donde la guerra interrumpiese mas el tráfico. Si sobreviniese la rotura, no solo tendrian aquellos naturales algun surtimiento, sino lucrarian los cinco Gremios mayores extraordinariamente sobre sus generos. La casa establecida en México es muy verosimil, tenga almacenadas y existentes algunas

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ropas de las que, ó por falta de compradores, ó por no ser los precios correspondientes, hubiesen quedado de la feria de Jalapa. En cuyo caso el daño que experimentaren en la no circulacion del dinero, le compensarian con el mayor lucro en la venta. No me detengo en la reproduccion de las otras muchas negociaciones que en tiempo de guerra pudieran emprender, y no son del dia.

Basta solamente reflexionar, que aplicada la doctrina del político arriba citado, que exige antes de romperse el previo exâmen de las riquezas y recursos del otro estado; este cuerpo de Comercio, y de otras tan vastas negociaciones, seria , y debia ser uno de los objetos que tuviese muy á la vista qualquier potencia que nos quisiese declarar la guerra, pues á mas de que los cinco Gremios mayores nunca abandorarian su Comercio, tienen sobrados recursos para sostenerle, y servir utilmente á la Corona, infiriendose de todo, el que la reputacion y crédito de los cinco Gremios mayores en la Europa, cede en beneficio del Estado. Igualmente se ha procurado persuadir, el que los bienes ó fondos movibles, quales son el dinero, letras de cambio, fábricas y demás renglones arriba citados, los han procurado adquirir y conservar los cinco Gremios mayores, atrayendo por ello la felicidad pública.

A vista de unos hechos tan notorios, no es de admirar procuren los extrangeros desacreditar este importantísimo cuerpo, propagando especies entre los mismos compatriotas, ya excitando la discordia, ya abultando, é imputandoles una ambicion á apropiarse todos los ramos de utilidad, siendo la lastima el que hay personas incautas que se dexan seducir, y murmuran el que los cinco Gremios sean ricos.

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Tenemos exclama cierto político extrangero, hablando con sus nacionales sobre el tráfico del trigo) y vituperamos el que nuestros compatriotas se enriquezcan por el Comercio, (de granos) y no reparamos el que el extrangero se haga acaudalado, cargandonos en su tráfico todos los renglones que son ganancia suya, y pérdida nuestra. La doctrina es aplicable á nuestro caso en todas sus partes, pues el Comercio extrangero no solo lucra sobre nosotros la principalidad de sus generos, y se aprovechan sus fábricas, sino todos los renglones del giro en gran utilidad suya, y perjuicio nuestro, sin que sea tan criticado como lo son los cinco Gremios.

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Contrayendome á los servicios que han dedicado al Rey y al público, decantados por la fama, que es el organo por donde han llegado á mi noticia; son muy particulares los derivados por el arrendamiento de cientos, alcabalas de Madrid, su casco y lugares de su comprehension, cuya administracion, ó encargo, aunque fue interrumpido por las calumniosas voces de sus emulos, y se motivó un exâmen muy serio se declaró la falsa impostura, y se les agregó la recaudacion de millones, en cuyos ambos encargos han continuado haciendo los suplementos y quantiosas anticipaciones, segun lo han exigido las urgencias de la Corona aprontando igualmente para las obras y paseos públicos grandes partidas, sin descuento ni abono, y sí por gracioso servicio. Desde el tiempo en que se puede decir no se hallaba todavia robustecido este cuerpo, hizo el servicio á la Villa de Madrid del suplemento de algunos mi

llones de reales.

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No puede haberse olvidado, el que durante el gobierno del Eminentísimo Señor Cardenal de Molina,

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habiendo el obligado de la carne pretendido se la su biese el precio de doce á diez y siete quartos, porque lo riguroso del invierno habia muerto mucho ganado, los cinco Gremios mayores se hicieron cargo del abasto á instancia del Eminentísimo, mantuvieron la carne á once quartos y medio, en menos de dos meses que corrieron en ello, dieron de sobrantes quarenta mil ducados, que entregaron á la tesorería de este ramo. De suerte, que no solo hicieron el beneficio de la carne mas barata que el obligado, redimiendo al público del excesivo precio, sino que acumularon sobrantes aplicables á otros fines interesantes á la comunidad. Quanto á la exâccion del diez por ciento en el año de 1741, fue notorio el que aprontaron mas de dos millones y medio de reales anticipadamente , y aunque se les consignaron los ramos para el reembolso, fueron precisos muchos años. La Corona se hallaba con la precisa urgencia de la guerra; los ramos contra quienes se situaba la exaccion, no podian en pocos meses hacerla exêquible.

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En estas circunstancias habria sido indispensable el exîgir la prefinida por repartimiento sobre el vccindario. De este inexcusable gravamen redimieron los cinco Gremios á Madrid. Igualmente es notorio el debito de las crecidas sumas que los abastos de esta Corte les deben del tiempo que corrieron á cargo de la Junta, dimanado de los derechos de cientos y alcabalas, que recaudaba la Diputacion. Si esta no hubiese esperado aquella satisfaccion de derecho que desde luego se debengaban, habria sido imposible, ó muy dificil á la Junta el cumplir los abastos, pues las sumas que pagasen por la contribucion, eran tanto menos fondos para las compras. La misma junta acudió á los cinco Gremios para que la anticipa

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como lo hizo sin interés, crecidas cantidades para abastecer el posito de Madrid. Aun es reciente la calamidad general, y escasez de trigo en el año de 1753, la que enterneció el benigno corazon del señor Don Fernando el VI. que deseoso del alivio universal de su Reyno, mandó á los Diputados de los cinco Gremios aprontasen los caudales que se ne cesitasen para la provision de granos, y aunque se les encargó la compra se excusaron, obligandose unicamente á satisfacer las libranzas, y á extinguirlas con los mismos productos del trigo. Efectivamente suplieron quince millones de reales, de los que corre la fama se les están debiendo todavia algunos.

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La suavidad en la recaudacion es otro servicio. La respectiva á los Gremios mayores, confiesan sus individuos están muy gustosos. Igual contestacion hacen los Pueblos del partido de Madrid, reconociendo se les trata con equidad, asi en la cantidad, como en la tolerancia de los pagos, porque se les conceden plazos muy ventajosos, y tales que nunca los lograron. La exâccion se hace y practica del mismo modo que siempre se ha executado: esto es, por las propias reglas y método.

El adorno de las calles, arcos, iluminacion, fes

tejos y demás que ocurrió á la entrada por Madrid, y exaltacion del Señor Don Fernando el VI. fue á costa de los citados Gremios, sin haber admitido la reintegracion que se mandó por S. M. en tesorería. Con el plausible motivo del casamiento de la Serenísima Señora Infanta Doña Maria Antonia Fernanda, con el piadoso júbilo de haberse concedido por el Sumo Pontifice Misa y rezo propio á Santa Maria de la Cabeza, gastaron los Gremios muchos miles doblones. En las rogativas por agua han expendido

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