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cede en perjuicio de la nacion, sino que es contingente y no durable, pues puede llegar el caso de que se disminuyan los consumidores, y por consiguiente suspendan los extrangeros la importacion. No es un pronostico fantastico. Es una fundada política prevision, que no debe abandonarse, Nuestro Comercio Americano, que es el mas ventajoso recurso que tienen nuestros Comerciantes Españoles, se ha lla muy deteriorado. No se necesita mas prueba, que cotejar los muchos millones de efectos que se navegaron en la última flota, y los pequeños retornos que regresaron. Los veinte y dos, ó mas millones que conduxo á su vuelta, comprehendian los enseres que habian quedado en Indias de la antecedente, los de los azogues, el caudal que remitian los Americanos para emplear por su cuenta, y lo perteneciente á S. M.. De suerte, que habiendo salido la flota de las mas interesadas, no correspondió su retorno, quedando consiguientemente estancados y sin vender por entonces muchos millones de géneros.

Ya no hay en el Comercio aquella recíproca confianza y credito entre sus individuos. Las quiebras han sido repetidísimas en Indias. Para girar ó tomar una letra, se hacen averiguaciones que en otro tiempo serian injuria y ofensa. La Agricultura se mira decadente. Tomaron los labradores un rápido felice vuelo, que ya desapareció. Los Pueblos (por punto general) se hallan atrasados. El número de pobres involuntarios por no tener en que trabajar, se aumenta. Algunas fábricas se han reparado,

estableci

do otras, pero no influyen un beneficio capaz de compensar aquellos descubiertos. El luxo ha llegado al último extremo. La profusion no conoce limites. Estos desordenes son prueba de la miserable consti

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tucion aun de los Pueblos mas acaudalados, y prenuncios indefectibles de la próxima irreparable ruina. Debe comparecer á una vela, que hace mayores esfuerzos para lucir mientras mas se acerca á su espirar, consumirse ó apagarse. Todos los inmoderados gastos són arbitrios para disimular cada uno la deplorable situacion de sus negocios, poder mantener su credito, y contraer tal vez nuevos empeños. En la plaza de Cadiz es casi práctica universal, que en el acaecimiento de una desgracia en la mar, ό por otros términos, cada uno procura convencer no haberle alcanzado, á fin de que no se formen juicios ni conjeturas sobre su mas, ó menos fuerzas en el Comercio, especialmente si tiene pendientes algunas negociaciones.

No es posible, que las ganancias puedan sufragar á la costosa manutencion de tres teatros, huclgas á Chiclana, Pueblos inmediatos, y demás extraordinarias profusiones que se notan. Si se exâmina cada clase de empleos, ocupaciones, exercicios, &c. se hallará el propio desorden. Es preciso por una fundada prevision política, conceptuar el que no está lexos alguna irreparable ruina. Prescindo de la historia de los imperios arruinados por las profusiones, luxo, indolencia de sus naturales, y otros desordenes. Contraigome unicamente al Comercio y demás ocupaciones, cuyos individuos son los consumidores de las especies de comodidad y luxo. Es casi evidente el que comprobecidos nada podrán comprar de aquellos renglones, y por lo mismo se minorarán las entradas de los géneros, resultando de ello el deterioro de la Real Hacienda. Pero al contrario: supongamos florecientes nuestra agricultura, fábricas y artes, protegidas, amparadas, precaviendose el. que

que las ropas extrangeras no les hagan competencia, lo que se logra, ó con su prohibicion, ó gravarlas de correspondientes derechos, animandose todos á porfia á la industria, porque á todos excita la ganancia; entonces pues habrá un Comercio grande, se aumentará la poblacion, porque se contraerán mas matrimonios, se harán felices expediciones á las Indias, circulará rapidamente, y por innumerables manos y modos el dinero.

¿Qué consumos tan extraordinarios serán conseqüencia de aquella prosperidad? ¿qué repeticion de compras y ventas? ¿qué facilidad en los repartimientos y su pago? ¿qué retornos en oro, plata, ó frutos de las Indias? todos son ramos utiles, seguros y sólidos de la Real Hacienda. No es mi ánimo persuadir fuesen las franquicias perpetuas. Deben limitarse hasta el tiempo en que tal, ó tal fábrica tenga su firme establecimiento. Es menester reflexionar, que nunca faltarian absolutamente las entradas de los géneros extrangeros, pues siempre quedarian muchos de que necesitariamos, y consiguientemente no se suprimirá este ramo interesante á la Real Hacienda, sino propiamente se conciliaba con el interés de la nacion, que es lo que todos los autores políticos aconsejan, y las naciones todas executan. El vasallo protexido y amparado en su respectiva ocupacion de Comercio, Agricultura, é Industria, no tiene motivo á reclamar las exâcciones de derechos en su tráfico; su ventajosa circulacion que hace de sus frutos, manufacturas ó artefactos, le sufraga para todo. La Provincia del Franco Condado es un exemplo recordado por los políticos. Durante el anterior gobierno, nada ó muy poco contribuia, y no obstante estaba pobrísima. En el dia paga mucho,

y

y es opulenta. La diferencia consiste en que todos los ramos conducentes á su prosperidad, y por donde segun la naturaleza de su terreno y proporciones podia enriquecerse, se hallan patrocinados, especialmente atendidos, y finalmente conciliado el interés de aquellos con el de los renglones relativos al de la Real Hacienda.

No hay otro modo mas seguro de enriquecerse este (asi opinan el amigo de los hombres y otros políticos) que el enriquecer los Pueblos. Entonces, lexos de ser el luxo ruinoso á la nacion, le seria importantísimo siempre que los consumidores de sus especies no excediesen sus facultades, y aquellas fuesen trabajadas dentro del Reyno. El luxo en general es un vicio por mas que se haya querido disfrazar, gasto correspondiente á la respectiva gerarquía, y decencia de cada individuo. Los autores políticos distinguiendo el fausto permitido á tales clases de personas, condenan obsolutamente el luxo, que es ya un exceso sobre los limites á que se extiende aquel permiso. Distinguen tambien, y especialmente el titulado amigo de los hombres el luxo ilicito del licito. Omito la reproduccion de las razones de unos y otros partidarios. No olvido las sabias leyes suntuarias, la Real Pragmática de trages, y otras varias Reales disposiciones económicas, cuya infraccion ha sido gran parte de los atrasos en que se halla la nacion, ha ocasionado y ocasiona considerable extraccion de oro y plata, y nos constituirá en la última irreparable ruina, si no se adoptan en tiempo las providencias oportunas. El mal ha llegado al extremo de incurable radicalmente. El luxo y profusion ya conocen limites. Parece imposible pueda adelantar mas sus progresos.

¿Qué

¿Qué inventivas no observamos cada dia? ¿qué repetida diferencia de buxerías y vagatelas, que en mas segura piedra filosofal sabe el extrangero conver→ tir en oro? ¿qué caudales se consumen? ¿qué otras ૐ desgracias? No sé si preguntaria á los partidarios de las introduciones extrangeras, como ramo importante á la Real Hacienda, si todos los renglones del luxo se introducen segun las establecidas reglas, registrandose, y pagando los prefinidos Reales derechos. En tal caso (ni lo afirmo, ni lo niego) el Real Erario y la nacion perderán á la par, y el extrangero ¿ lucrará á dos manos. No es especie que asombra el que habiendo en España hábiles artifices, y siendo su terreno (Americano) el que franquea el oro y plata, haya de acudirse á los Países extrangeros por las baxillas y demás alhajas de ambos metales, siendo preferidas las que se nos introducen gravadas con crecidas hechuras, y la plata tal vez no de la correspondiente ley? Permitase en hora buena que en tales casos por la fama de un excelente artifice, por exemplo en Inglaterra, se valgan algunas personas de caracter y caudal, de su habilidad, , y le encarguen una ú otra alhaja. Perjuicio es, disimulese: pero hacer un Comercio abierto y tan grande de alhajas de oro y plata trabajadas en los Países extrangeros, como se hace de los lienzos, olandas, y de otras ropas; es haber llegado nuestra obscecacion

al último extremo.

¿Cómo pretendemos prosperen nuestros labradores, fabricantes y artistas, si á porfia estamos arrojando fuera del Reyno el dinero, que es el que pone en movimiento las labores, fábricas y artes ? El daño que por todos ramos sufre la nacion, es cierto, grave, y cada dia se aumenta. Es ya impo,.

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