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son los mas, llanos, y mucha parte montuosos: en todo él no hay pueblos ni ventas se para en algunos hatillos de los que van mencionados: todo es temperamento cálido y costa del Sur. La Capital de dicha Provincia es la ciudad de Cartago; sus términos y jurisdiccion son, por el mar del Norte, desde las bocas del rio de San Juan hasta el Escudo de Veraguas del Reyno de Tierra firme. Y por la parte del Sur, desde el rio de Alvarado hasta el rio de Boruca que tambien confina con Tierra firme: está dicha ciudad en el centro de su provincia, porque yendo de la de Nicaragua, corriendo de Poniente á Levante, con inclinacion al Sueste, hay 102 leguas á dicha ciudad; y de ella al rio de Boruca por el mismo rumbo, lo mismo. Desde el puerto de la Caldera ó de Esparza, que es lo mismo, y está en el mar del Sur, 30; y al valle y boca del rio de Matina, en el mar del Norte, otras 30 por línea recta.

“Es dicha ciudad de temperamento benigno, y en su circuito hay campos deleitables y amenísimos valles con muchos rios que los fertilizan, en los que se cojen muchos de los frutos de la Europa, aunque con mucha escasez, por estar casi toda la provincia despoblada de gente y pueblos. Inmediato al puerto de la Caldera hubo dos pueblos grandes: al uno le llamaron la villa de Bagases que hoy tiene cinco casas de paja: el otro, la del Espíritu Santo de Esparza, que tiene tres casas de lo mismo. En el fin de dicha Provincia está el pueblo de Boruca, que es de indios; los que no tienen obediencia al Gobernador de Cartago ni pagan tributo mas que diez pesos de reconocimiento. tiempo, ponia el Gobernador un Teniente; pero al presente no lo admiten, y solo obedecen al Cura que es Religioso francisco. Debiera haber justicia en aquel parage, por ser por donde indispensablemente se pasa para Tierra firme, y pasan delinqüentes de un Reyno á otro sin que haya remedio,

En un

“Inmediato á la Capital, hay cuatro pueblos cortos de indios y otros cuatro en dos valles que llaman Aserri y Barba, que todos ellos pagan de tributo ménos de 500 pesos. En un tiempo hubo en esta ciudad grande opulencia y comercio con l'anamá por la mar del Sur, y por la del Norte con Portobelo y Chagres, y con los Ingleses Jamaicanos, á quienes vendian los cacaos de los valles de Matina á cambio de ropas, precisados por que no queriendo admitir el comercio, roban el cacao y se lo llevan sin pagar: esto duró hasta el principio de la presente guerra. En dicha ciudad hay algunos Españoles Europeos de la tierra, y muchos mulatos y negros.

y

“DE LOS VALLES DE MATINA.-Saliendo de dicha ciudad para los valles de Matina, se camina con el rumbo á Levante con 50 leguas de asperísimas montañas, aunque por línea recta solo hay 30: se pasan muy caudalosos rios, y para andar las citadas leguas, se necesitan á lo menos de diez dias por lo muy quebrado y pantanoso de él. Se pasan dos pueblos de índios cuasi barbaros, aunque reducidos. No se reconoce en este territorio invierno ni verano, por las continuas lluvias de todo el año. A ocho leguas antes de llegar al mar se

entra en un valle llamado Barbilla, y adelante está el valle de Matina y uno y otro corren con dichas 8 leguas de ancho, y en partes mas y ménos: desde las bocas del rio de San Juan hasta adelante del rio de Matina, con mas de 50 leguas, cortan á los mencionados valles muchos rios caudalosos que bajan de la cordillera de los montes, y por todos ellos pueden subir piraguas 8 ó 10 leguas la tierra adentro. Estos rios hacen el terreno tan pantanoso que lo mas de él es inandable entre ellos hay dos llamados el de Barbilla el uno, y el otro el de Chirripó, los que se juntan 4 leguas antes de desembocar en el mar y forman la barra del carpintero, que comunmente llaman de Matina. A las márgenes de los dos mencionados rios empezando desde media legua de dicha barra, corriendo rio arriba, están pobladas las haciendas de cacao, que son unas casas formadas sobre horcones y cubiertas de paja. Habrá como setenta años que desde la ciudad de Cartago bajaron á poblar este sitio, y siempre han sido perseguidos de los Sambos y Mosquitos, instados de los Ingleses, para obligar á los vecinos al comercio ilícito, pues cuando lo tienen no experimentan daños de dichos índios.

"Por el año de 1740, estando celebrando una feria los Ingleses en tierra con sus géneros, y los vecinos de Cartago con sus cacaos, en dos ocasiones llegaron dos corsarios, el uno Español del Reino de Tierra firme, y el otro de nacion Inglés. El primero se contentó con robar las tiendas y cuanto encontró en ellas, y el cacao que habian bajado: el otro hizo lo mismo en lo que habia quedado; y mas saqueó todas las haciendas del valle de las que se llevó algunos esclavos, cuyo daño dió márgen á que se hiciese el fuerte de San Fernando para que los dichos índios no los obligasen á hacer el comercio ilícito. "Siendo, como es, dicho fuerte de estacas, y la Iglesia y alojamientos de paja, es inexcusable hacerlo de nuevo cada tres años, á lo menos renovarlo anualmente, cuyos gastos deberán correr por mano del castellano que fuere, respecto á que no es fácil el que baje el Gobernador ni el Oficial Real por lo dificil que es traficar el camino por lo penoso, dilatado, y costoso, pues aunque no hay mas que 30 leguas por línea recta y 58 por el diario, es menester lo menos diez dias para andarlo, y algunas veces 30 ó 40, segun los tiempos y las crecientes de los rios, y es preciso cargar los alimentos y muchas cabalgaduras de remuda por la mortandad que se experimenta de ellas, y al mismo tiempo mucho quebranto y riesgo en las personas.

"De las razones que llevo dichas del mencionado fuerte, se verifica no sirve para otra cosa que para defender que por el rio no suban con facilidad las piraguas de los índios Mosquitos, y causar algun respeto á los vecinos.

"Executar dicho fuerte de mamposteria es muy difícil y sumamente costoso, porque muchas leguas en su contorno no hay piedra para cal, ni para mamposteria y por ser el terreno fangoso igual al de la Carraca de Cadiz, seria preciso que las estacas para el cimiento fueran de cinco á seis varas de largo, y de

buenas maderas, las que no hay en aquel territorio, y todo envarengado, para lo que se necesitaria de hacer martinete con que clavarlas: los Oficiales para la construccion sería preciso conducirlos de Cartagena, por que en aquella Provincia no los hay, y siendo así que estos Oficiales ganan crecido jornal en su patria, se deja considerar el que quisieran sacándolos de ella, y lo que llegaría á costar dicha fábrica.

"El territorio de dichos valles es enfermizo, cálido y húmedo, por cuyo motivo se experimenta mucha mortandad en los soldados, pues á la hora presente van muertos mas de 40 de estos, dos Capellanes, dos Castellanos, y un Teniente, y ha habido muchos desertores desde su fundacion, por el horror que le han cobrado al temperamento, que aun no se encuentra quien quiera sentar plaza, por lo que se vé el Gobernador obligado á hacerles bajar por fuerza. Dejo á la alta comprension de V. E. la resistencia que podrá hacer esta fortificacion con los soldados bisoños y forzados, y la construcion tan débil como de madera, y los socorros remotos, por cuyos motivos siempre que quieran los enemigos atacarla, está expuesta á perderse.

"Todo lo restante de aquella Provincia, así por el mar del Norte como por el Sur y centro de ella, está indefenso: en la Capital hay algunas armas de fuego, balas y pólvora, y en caso de ofrecerse algun rebato pertrechan á los milicianos y salen á la defensa; y es como en las demas partes.

“La fábrica de dicho reducto corrió por disposicion del Gobernador de la Provincia, y la ejecucion por el segundo Castellano que ha habido en él, y el plano lo ejecutó el Sr. Mariscal de Campo Don Pedro de Rivera: su costo pasó de 70 mil pesos.

"Por lo que toca á dicha Provincia, no tengo otra cosa que decir, sino que cada dia irá en decadencia, con menos gente y ninguna defensa, sin tener márgen por donde discurrir pueda tener algun alivio."

COLONIA DE MIRAVALLES.

DON CRISANTO MEDINA, deseando dar valor á sus terrenos, ha emprendido la formacion de una colonia en Miravalles, en la cual existe ya un establecimiento de 37 alemanes.

El Sr. Medina ofrece hacer donacion de 10 acres de tierra á cada familia que quiera establecerse allí, facilitándole la compra de 20 acres mas: prepararle una casa provisional para su alojamiento: suministrarle los víveres necesarios para su mantencion durante 6 meses, y prestarle una vaca de leche y un novillo para buey por un año; con el uso de las leñas y aguas de la hacienda, todo por el costo de 79 duros, pagaderos por décimas partes, en 10 años.

Miravalles es una propiedad antiguamente titulada, que contiene sobre 40,000 acres de superficie y 3,000 reses, fuera de otras tierras que parece ha concedido el Gobierno, al Señor Medina. Ella ocupa una mesa que se levanta á 2,500 piés de altura, entre el Lago de Nicaragua, hácia á donde puede comunicarse por el rio Frio, y el Golfo de Nicoya, á cuyas playas conduce el rio de Tenorio. Tiene un clima muy sano y templado. Produce los frutos de todas latitudes. Sus praderas son propias para la crianza de toda clase de ganados y sus bosques están repletos de maderas de construccion y de tinte, así como de drogas.

Las personas que desearen mas informes sobre esta interesante colonia, pueden dirijirse al Señor Medina en Punta Arenas, ó á sus Agentes Don P. Schütze, en Berlin, y Don Juan R. Möller, en Hamburgo.

La hacienda está medida y amojonada en porciones de treinta acres proximamente, como aparece del plano que se agrega.

Por falta de espacio nos limitamos á añadir, que el Señor Medina ofrece facilitar el trasporte de los inmigrantes y de sus equipajes, desde los puertos de desembarque, que deberán ser Punta Arenas ó San Juan, hásta la colonia.

IRAVALLES

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