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conducidos a Chárcas para ser sometidos a juicio. El resultado del proceso fué la ejecucion de algunos indios principales.

Apesar de este triunfo, la insurreccion cobraba cada dia nuevos ánimos i se estendia rápidamente en todas las

provincias del norte del vireinato de la Plata. Oruro i otros pueblos fueron el teatro de horribles escenas. Los indios, tan sumisos i pacíficos poco ántes, se manifestaban ahora feroces contras sus antiguos opresores. Los jefes denominados correjidores, los curas i todos los españoles de nacimiento eran el objeto de su zaña, i fueron las víctimas de sus venganzas. Asesinaban sin piedad a hombres i mujeres, sin respetar las iglesias que fueron el teatro de crueles desmanes i se apropiaban los bienes que podian arrebatar. La rebelion de aquellos indios, mirados hasta entonces con gran desprecio por los mandatarios españoles, comenzó a infundir sérios recelos a los vireyes. El de Buenos Aires, don Juan José Vértiz, dió órdenes para que diversas partidas de tropas acudieran a sofocar el movimiento; i una de ellas, mandada por el teniente coronel don José Reseguin, sorprendió en Tupiza a uno de los jefes indios, hizo muchos prisioneros i marchó triunfante a la ciudad de Chárcas (17 de abril de 1781). Despues de un corto proceso, fueron ejecutados mas de 50 indios, ahorcados unog, fusilados los otros, para infundir terror entre los rebeldes. Los españoles se mostraron en estos castigos tan duros e implacables como los indios se habian manifestado crueles i feroces.

CASTIGO DE TUPAC-AMARU.-El jefe de la rebelion se mantenia aun en pié en los alrededores del Cuzco a la cabeza de una numerosa hueste de indios, que se hace subir hasta 60,000. Sus subalternos lo habian proclamado inca, i él mismo habia tomado los aires de restaurador del antiguo imperio. Sus tropas, faltas de disciplina i de armas, habian sido impotentes para posesionarse del Cuzco, que defendian con gran resolucion todos sus pobladores. El virei del Perú, don Agustin de Jáuregui, alarmado por la insurreccion, hizo salir de Lima un cuerpo de tropas mandado por el mariscal de campo don José del Valle. Acompañaba a éste un comisario real que entónces se hallaba en el Perú, don José Antonio de Areche. En su marcha al Cuzco reunieron diversos destacamentos de soldados de línea i de milicias, de modo que el ejército pacificador llegó a contar 17,000 hombres.

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Los espedicionarios penetraron en el Cuzco sin haber hallado resistencia alguna en su marcha, i desde allí cmprendieron la campaña en contra de los rebeldes (9 de marzo de 1781). Desde luego tuvieron que sufrir la vigorosa resistencia de parte de los indíjenas que ocupaban los defiladeros de las montañas i todas las posiciones ventajosas. Valle, sin embargo, logró desalojarlos i ocupar despues de reñidos combates los pueblos que los indios abandonaban en su fuga. De este modo, se posesionaron de Tinta i en seguida, batieron las tropas de Tupac-Amaru que ocupaban una altura vecina. Una partida del ejército español, que salió en persecucion de los fujitivos, logró apresar al jefe rebelde, a su mujer, a dos hijos suyos i a algunos otros parientes (6 de abril de 1781). EI jeneral español los condujo hasta las inmediaciones del Cuzco, para evitar que los indios asaltaran a los conductores en la marcha i dieran libertad a los presos; i en seguida, volvió al centro de la sublevacion para acabar de sofocarla. La prision del caudillo rebelde no habia amedrentado los indios; por el contrario, estos se mantenian sobre las armas i dominaban casi en todos los pueblos de los alrededores del lago de Titicaca. Valle se vió obligado a despoblar la villa de Puno i a sostener constantes refriegas para batir en detalle los cuerpos rebeldes.

Miéntras tanto, Areche seguia en el Cuzco el proceso de Tupac Amaru por el delito de traicion. El juicio fué terminado por la sentencia capital pronunciada contra el jefe rebelde i algunos de sus complices. El 18 de mayo de 1781, en medio de un grande aparato militar, fueron arrastrados a la plaza nueve condenados. A cuatro de ellos, que eran los ménos importantes se les ahorcó simplemente. "A Francisco Tupac-Amaru, tio del insurjente i a su hijo Hipólito, se les cortó la lengua ántes de arrojarlos de la escalera de la horca, refiere un testigo de vista; i a la india Tomasa Condemaita, madre de Hipólito, se le dió garrote despues de haber visto la ejecucion de su esposo i dc su hijo. Luego subió al tablado la india Micaela Bastidas, esposa del jefe rebelde, i a presencia de su marido, se le cortó la lengua i se le dió garrote en que padeció infinito, porque teniendo el pescuezo mui delgado, no podia el torno ahogarla, i fué menester que los verdugos, echándola lazos al pescuezo, tirando de una i otra parte, i dándola patadas en el estómago i pecho, la acabaran de matar. Cerró la funcion el rebelde José Gabriel, a quien lc

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cortó la lengua el verdugo: atáronle a las manos i a los piés cuatro lazos, i asidos estos a la cinchas de cuatros caballos, tiraban cuatro mestizos a cuatro distintas partes. No sé si por que los caballos no fuesen mui fuertes, o por que el indio en realidad fuese de fierro, no pudieron absolutamente dividirlo, despues que por un largo rato lo estuvieron tironeando, de modo que lo tenian en el aire, en un estado que parecia una araña. El visitador Areche, movido de compasion, por que no padeciese tanto aquel infeliz, despacho una órden mandando le cortase el verdugo la cabeza, como 'se ejecutó. Despues se condujo el cuerpo debajo de la horca, donde se le sacaron los brazos i piernas. Esto mismo se ejecutó con las mujeres i a los demas se les sacaron las cabezas para dirijirlas a diversos pueblos. Los cuerpos del indio i de su mujer se llevaron a Picchu, donde estaba formada una hoguera, en la que fueron arrojados i reducidos a cenizas, las que se arrojaron al aire, i al riachuelo que por allí corre.'

FIN DE LA REBELION.-La ejecucion de Tupac-Amaru no puso término a la rebelion. Las provincias del norte del vireinato de la Plata fueron teatro por algun tiempo mas de las operaciones militares de los rebeldes. No pudiendo tomar las ciudades de La Paz i de Sorata, los indios rompieron los diques que contenian las aguas de los rios vecinos, i produjeron en ellas terribles inundaciones. El comandate Reseguin salió de nuevo a campaña contra los sublevados i consiguió batirlos en el pueblo de las Peñas. Proclamó en seguida a nombre del virei un indulto jeneral para los rebeldes que quisieran deponer las armas; i esta medida de prudencia bastó para que muchos jefes de los indios se sometieran de nuevo a las autoridades españolas (noviembre de 1781).

Desde entonces solo quedó en pié el indio Diego Cristóbal Tupac-Amaru, hermano de José Gabriel, a la cabeza de algunos indios parciales suyos. Convencido al fin de la inutilidad de sus esfuerzos i queriendo aprovechar el beneficio del indulto, entró en negociaciones con el jeneral Valle, que quedaba mandando en el Cuzco. El virei del Perú, Jáuregui, habia ofrecido tambien el perdon a los insurjentes de su vireinato, i eximido ademas a los indios del pago ile tributos por el término de un año, a fin, decia, de remediar en este tiempo los males de que se quejaban. En virtud de estas promesas, no fué difícil arribar a un avenimiento. El último caudillo de la rebelion se presentó con

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todos los suyos el 27 de enero de 1782 en la iglesia del pueblo de Sicuani, en donde lo esperaban el obispo de Cuzco, Moscoso, i el mismo jeneral Valle. Allí despues de una misa solemne celebrada por el obispo, Diego Cristóbal Tupac-Amaru prestó el juramento de vasallaje a la autoridad del rei de España.

El jefe indio no habia ocultado sus recelos de que aquel convenio fuese un infame lazo tendido a su credulidad i a su buena fé. En efecto, habiéndose hecho sentir poco despues algunas lijeras ajitaciones entre los indios, últimas consecuencias de la gran conmocion, Tupac-Amaru fué apresado i conducido al Cuzco para ser sometido a una farsa de proceso. El 19 de abril de 1783 fueron ejecutados en la plaza de esa ciudad dos indios principales i una india; i en seguida “los ejecutores de sentencias, dice el escribano que presenció la ejecucion, acercaron a dicho Diego Cristóbal a una hoguera, i tomando en las manos las tenazas bien caldeadas, descubriéndole los pechos, acometieron a la operacion del tenaceo, e inmediatamente lo subieron a la horca, lo colgaron del pescuezo, hasta que naturalmente murió i no dió señas de viviente.” Pocos dias ántes, habian sido ejecutados en Lima tres indios comprometidos en estos últimos movimientos, en que Diego Cristóval no habia tomado parte alguna.

Con tan cruel e injusticable perfidia terminó la rebelion encabezada en Tinta por el cacique Tupac-Amaru. Superior por su intelijencia i su carácter a la jeneralidad de sus compatriotas, este indio no pudo tolerar los ultrajes de que era víctima su raza, i concibió el atrevido proyecto de reor

i ganizar el imperio de los incas, cuya constitucion habia estudiado en los célebres escritos de Garcilazo de la Vega. Abandonados los indios a sus propios instintos, fueron crueles i feroces durante la rebelion: Tupac-Amaru, sin embargo, habria querido evitar inútilez horrores para organizar despues su imperio. Le faltaron las armas i la disciplina, pero no lo abandonó el coraje ni tampoco el entusiasmo para exitar con regular acierto a la rebelion. Los españoles triunfaron fácilmente por que tenian mas elementos militares i mejor organizacion; pero en vez de aprovecharse de la enseñanza que les daba aquel levantatamiento, fueron duros e inhumanos con los vencidos, creyendo que solo la represion violenta i desapiadada habia de asegurar su dominacion en América (1).

(1) La sublevacion de Tupac-Amaru, que no carece de colorido dramá

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REVOLUCION DEL SOCORRO EN NUEVA GRANADA.El espíritu de rebelion asomaba en esa época en diversos puntos del continente americano. En Chile se descubrió una conspiracion descabellada para hacer independiente este pais; pero el vireinato de Nueva Granada fué el teatro de mas sérias conmociones.

Gobernaba allí el virei don Manuel Antonio Flores, hombre honrado e intelijente, que en circunstancias normales habria sido un exelente mandatario. Las penurias del tesoro español, i la guerra que entonces sostenia la metrópoli con la Gran Bretaña, sujirieron a la corte el proyecto de aumentar algunas contribuciones que pagaban los americanos i reglamentar otras bajo una base restrictiya. El rei nombró visitador de Nueva Granada a don Juan Gutierrez Piñeres, rejente de la audiencia de Bogotá, con poderes para intervenir en los arreglos financieros sin dependencia del virei. El visitador estendió el impuesto de alcabala a muchos artículos que antes no lo pagaban, i reglamentó otros tributos con bastante artificio para evitar que fueran burladas las providencias reales.

Inmediatamente se hizo sentir el descontento en la poblacion. El 16 de marzo de 1781, una mujer despedazó en la villa del Socorro uno de los bandos en que se anunciaba cierta innovacion en el pago de lerechos. Este acto, en vez de ser reprimido, dió orijen a la rebelion de esa villa. El pueblo desconoció las autoridades, i nombró en su lugar una junta de cuatro individuos con el título de supremo consejo de guerra. El verdadero jefe de aquel gobierno fué don Juan Francisco Berbeo, hombre dotado de gran resolucion. El movimiento fué seguido por varios pueblos de las provincias de Tunja, Pamplona i Casanare i se estendió tambien a algunos puntos de la capitanía jeneral de Venezuela. Los cabildos de aquellos pueblos, conocidos con el nombre de comun, elijieron sus jefes para dar unidad al movimiento. De ahí vino el nombre de comuneros con que fueron designados los rebeldes.

Los comuneros no mancharon su causa con ningun crímen. Tan distantes estaban de pensar en la independencia,

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tico i de interes histórico, ha sido el objeto de una Relacion mui curiosa por sus pormenores, pero mui desordenada, que se rejistra con muchos i mui interesantes documentos en el tom. V de la Coleccion de documentos relativos a la historia de las provincias del rio de la Plata, publicada por don Pedro de Angelis. Ferrer del Rio le ha destinado un capítulo del tom. III de su Historia de Cárlos III.

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