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un deber militar i no con la esperanza de vencer: los arjentinos, por el contrario, estaban seguros de que

bastaba un último esfuerzo para derrotar al enemigo.

En efecto, el jeneral ingles quiso capitular antes de medio dia. Un parlamentario propuso a Liniers la suspension del combate i la devolucion de los prisioneros, quedando comprometido Whitelocke a evacuar a Buenos. Aires en el término de 48 horas, a entregar a Montevideo i a retirarse con todas sus tropas del rio de la Plata ántes de dos meses. La capitulacion fué ratificada el 7 de julio; i los ingleses le dieron el mas puntual cumplimiento.

Esta espléndida victoria fué mui aplaudida en todas las colonias americanas. Levantáronse suscripciones particulares para remunerar a los soldados vencedores, a los he los i a los huérfanos, i se hicieron en todas partes fiestas públicas para celebrar el triunfo. En España misma fué mui aplaudida la defensa de Buenos-Aires; pero ella era de mal augurio para la metrópoli: los arjentinos, en efecto, habian comprendido su importancia derrotando soldados veteranos i bien armados, i defendiendo por sí mismos la colonia

que el rei de España no habia podido socorrer. Además, las autoridades habian perdido su prestijio; el pueblo habia depuesto un virei, i le habia nombrado un sucesor, preparándose así para una nueva i mas importante

lucha (6)

CAPITULO IV.

Revolucion de Méjico. Invasion de España por los franceses.-Deposicion del virei Iturriga

rai.-Nuevas ajitaciones en Méjico.-Hidalgo; el grito de Dolores. Primera cumpaña de Hidalgo.-Derrota i muertt de Hidal. go.La junta de Zitácuaro.-Nuevas victorias de Calleja.-Continuacion de las operaciones militares; Calleja nombrado virei de la Nueva-España. --Congreso de Chilpancingo; prision i muerte de Morélos.

(1808-1815) INVASION DE ESPAÑA POR LOS FRANCESES. -La revolucion americana se venia preparando, como dejamos

(6) La historia de las invasiones inglesas en el rio de la Plata ha sitlo narrada

por don Luis Domioguez en su Historia Arjentina, por el jeneral Mitre en su exelente Historia de Belgrano, por don Ignacio Nu. ñez en sus Noticias históricas, i en varios libros ingleses, el mas notable de los cuales fué publicado en Londres sin nombre de autor en

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dicho, desde algunos años atras; pero el espíritu de insurrcccion no se habia jeneralizado aun en las masas; i la autoridad española conservaba todavía su poder i su prestijio en las colonias. Era necesario que circunstancias estraordinarias vinieran a dar un pretesto al movimiento revolucionario para operar a su sombra el cambio radical que debia convertir en repúblicas independientes las colonias del rei de España.

Esas circunstancias se presentaron en 1808. La metrópoli, reducida a un estado de grande abatimiento i postracion,

habia marchado uncida a la política francesa, tomando por · lo tanto armas en las costosas guerras del consulado i

del imperio. En esas guerras cupo a la España la peor parte; de modo que mientras perdia su escuadra en Trafalgar, sus colonias i su comercio eran amenazados por

las naves inglesas. Sacudida un momento del letargo a que la redujeron los monarcas de la casa de Austria, por el impulso artificial que supo imprimirle Cárlos III, la España habia vuelto a su decadencia bajo el reinado de su hijo i sucesor. Cárlos IV, rei imbécil que fué siempre juguete de un indigno favorito, así como éste lo fué de Napoleon que lo manejaba fácilmente estimulando sus ambiciosas aspiracionės a una monarquía, Carlos IV, repetimos vió llevar su reino al borde de un abismo sin poseer ni el talento ni la enerjía necesarios para salvarlo de su ruina. La corte, teatro de escándalos de toda especie, habia visto al hijo del rei i heredero de la corona conspirar contra su padre i a la reina pidiendo el castigo de su hijo para satisfacer a Godoi, el favorito de los reyes. Napoleon, entre tanto, habia estimulado mañosamente estas discordias, haciendo concebir a ámbos, al príncipc i al favorito, la esperanza desu proteccion; i cuando ya creyó suficientemente preparado el terreno para consumar sus planes, dispuso, la invasion de la península por un ejército frances bajo frívolos pretestós, i por último, arrebató al rei i al príncipe la corona de España, para elevar a uno de sus hermanos al trono español. La resistencia nacional se hizo sentir en breve; pe

1808 con el título de Notes on la Plata; pero existen ademas preciosas recopilaciones de documentos con que puede formarse la historia definitiva i completa de aquellos. sucesos. Las mas importantes son la que dieron a luz en Montevideo en 1851 103 doctores Alsina i Lopez; i las que fueron publicadas en Londres en 1808 en las causas seguidas al comodoro Pophạm (1 volúmen) i al jeneral Whitelocke (2 volú. menes).

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ro aquel espantoso cataclismo que estuvo a punto de destruir la autonomía de la España, repercutió violentamente en las colonias i produjo el movimiento revolucionario que las llevó a su separacion.

DEPOSICION DEL VIREI ITURRIGARAI.- Las noticias de estos sucesos llegaron a Méjico gradualmente, produciendo siempre una impresion proporcionada a su importancia. En junio de 1808 se supo que Cárlos IV, en virtud de una revuelta, habia abdicado la corona; que el favorito Godoi, despues de salvar con gran dificultad su vida de la zaña popular, estaba en desgracia, i que habia sido proclamado rei el príncipe de Asturias, con el nombre de Fernando VII. Estas ocurrencias, mui celebradas en España, en donde se creia que el nuevo monarca iba a iniciar una políca mas liberal i mas digna, fueron tambien mui aplaudidas en Méjico; pero el virei, don José de Iturrigarai, que veia el principio de su desgracia en la caida de Godoi, no pudo ocultar su descontento, i aun demoró la publicacion de esas noticias.

Iturrigarai era un hombre activo, que habia fomentado la prosperidad de la Nueva España; pero la codicia de él i de su familia, que lo habia precipitado a actos indignos, habia producido su desprestijio. Su conducta reservada al saberse la abdicacion de Cárlos IV, o mas bien su descontento por este suceso, fué para él el orijen de mayores dificultades. Poco tiempo despues, llegaron a Méjico nuevas noticias de España. Súpose entonces que la península habia sido invadida por Napoleon, que Fernando VII habia sido llevado a Bayona i que allí habia abdicado la corona. Estas nuevas ocurrencias produjeron, como era natural, una grande ajitacion. Se trataba de saber coino debia gobernarse el vircinato en tan difíciles circunstancias. Parece que la real audiencia pensó en que convenia establecer en Méjico una rejencia confiada a don Pedro, infante de Portugal, que entonces se hallaba en el Brasil; pero el ayuntamiento de la capital hizo al virei una representacion para pedirle la formacion de 'un gobierno supremo provincial, semejante a las juntas que se formaban en España para organizar la defensa nacional, haciéndole entender que esa junta seria meramente consultiva i que el virei quedaria siempre a la cabeza de los negocios.

No era difícil ver en tan encontradas exijencias el nacimiento de dos partidos poderosos que comenzaban a divi

a

dirse la opinion del vireinato. Los oidores de la audiencia, representantes jenuinos de los intereses españoles, divisaban en aquella situacion un peligro para la estabilidad de su soberanía. El ayuntamiento, representante del elemento criollo o mejicano, creia que aquellas circunstancias eran favorables para dar a la colonia una vida propia. En medio de esta contraposicion de intereses, el virei parecia vacilar; pero notando que la audiencia i el partido español pretendian avasallarlo completamente, se manifestabà in. clinado a acceder a las influencias del ayuntamiento. Iturrigarai, sin embargo, habia tenido que ceder a las exijencias de la opinion manifestando que desconocia el gobierno intruso de los franceses en España, i aun quemando la correspondencia del mariscal Murat encargado accidentalmente del gobierno de la península; pero se asegura que conservó el decreto de confirmacion de su nombramiento de virei espedido por Murat, a fin de estar prevenido para cualquier evento. El proyecto de los cabildantes no dejaba de halagarlo; i al fin convino en convocar una reunion de corporaciones para discutir si convenia o no la creacion de una junta. En aquella reunion el partido español estaba en mayoría; pero la discusion de tan graves negocios, a pesar de haberse acordado que fuera completamente privada, produjo cierto movimiento en la opinion pública que infundió sérios temores a los españoles.

En esas circunstancias, un caballero vizcaíno, don Gabriel de Yermo, que gozaba de gran prestijio por su fortuna i por la actividad que habia desplegado en grandes empresas industriales, concibió el atrevido proyecto de deponer al virei de acuerdo con la real audiencia i con los altos empleados españoles. Aunque esta conspiracion fué conocida de muchos, se mantuvo con tanta reserva que el virei solo tuvo noticias tan vagas que no les dió importancia alguna. Yermo, entre tanto, preparaba el golpe con toda actividad; fijó para darlo la noche del 15 de setiembre (1808), se puso de acuerdo con el oficial que hacia la guardia en el palacio del virei, i reunió cerca de 300 españoles, dependientes de comercio en su mayor parte, a cuya cabeza invadió el palacio. Eran las doce de la noche; el virei se habia recojido a su cama sin sospechar el peligro que le amenazaba, i solo un infeliz soldado que trató de oponer alguna resistencia fué muerto de un balazo que le disparó uno de los conjurados. El virei cayó prisionero sin dificultad alguna, i fué conducido al palacio de la inquisicion.

La vireina, con una hijai un hijo pequeño, fueron trasladados a un convento de monjas.

Poco tiempo despues, el 6 de diciembre del mismo año, fué remitido a España, en donde fué procesado por el delito de alta traicion. Iturrigarai encontró vehementes acusadores como tambien apasionados defensores; pero quedó preso hasta octubre de 1810 cuando, reunidas las cortes 98pañolas, decretaron que "se olvidase todo lo anteriormente ocurrido en las turbaciones políticas de algunas provincias de América i de Asia." Amnistiado de esta manera, el ex-virei fué sometido entonces al juicio de residencia, del cual resultó que se le obligara a pagar 384,000 pesos por perjuicios irrogados a algunas personas i por cantidades ilegalmente percibidas por él durante su gobierno.

NUEVAS AJITACIONES EN MÉJICO.- Despues de la deposicion del virei se trató de saber quien deberia reemplazarlo en el mando. En la misma noche en que se consumo aquel golpe de mano, se reunieron los oidores de la audiencia, el arzobispo de Méjico i otras autoridades que representaban el poder español, i de comun acuerdo declararon depuesto a Iturrigarai; i aunque existia un pliego cerrado en el cual estaba consignado el nombramiento que el soberano hacia de un sucesor del virei para el caso de muerte o ausencia, la audiencia creyó que ese nombramiento debia ger hecho por la influencia del favorito Godoi, i que por lo tanto no debia tomarse en cuenta. Por cédula de 30 de octubre de 1806, el rei habia dispuesto que, en caso de muerte o ausencia de alguno de los gobernadores de · América, tomase el mando el militar de mayor graduacion. En vista de esta disposicion, la junta confió el gobierno al mariscal de campo don Pedro Garibai, hombre anciano i débil, que por su carácter debia marchar sometido a la influencia del supremo tribunal. En la mañana siguiente, se anunció en una proclama la revolucion operada por la audiencia, declarandola ejecutada por el pueblo mejicano.

El bando español habia jugado una partida peligrosa, enseñando a los mejicanos el camino para deponer un virei; i para invocar el nombre del pueblo en justificacion de un complot. Desde luego, su conducta produjo una profunda impresion en todo el vireinato. Iturrigarai encontró ardientes defensores entre los mejicanos, i estos acusaban a la audiencia i a los españoles de haber consumado la reyolucion con miras estrechas i por el solo deseo de dominar con su influencia al nuevo virei. De este modo, la deposicion de

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