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Aquel movimiento, en cuya preparacion talvez no tuvo parte alguna Saavedra apesar de haber sido liecho en favor de los intereses de su partido, fué el primer asomo de las ideas de federacion. Los revolucionarios pidieron entre otras cosas, que no se mandara a las provincias funcionario algu. no que hubiese nacido fuera de ellas, i dejaron ver mui claramente las tendencias descentralizadoras que en breve lia. bịan de dar orijen a graves discordias i complicaciones.

DERROTA DE HUAQUI; EL PRIMER TRIUNVIRATO. - El ejército arjenuino gie habia libertado el Alto-Perú, estaba entonces acampado en la márjen izquierda del rio Desaguadero bajo el mando del brigadier don Autonio Gonzalez Bal. carce. Al lado de éste se hallaba el doctor don Juan José Castelli como representante de la junta gubernativa de BueTios-Aires. Ese rio señalaba el límite entre los dos vireinatos, el de la Plata i el del Perú. En su orilla opuesta se hallaba acampado el jeneral Goyeneche, con el ejército que le habia confiado el virei Abascal.

Castelli i Goyeneche iniciaron negociaciones pacíficas, el primero con el objeto dle asegurar la dominacion de la junta de Cuenos-Aires i el segundo esperando distraer con ellas a su enemigo para atacarlo en el momento menos pensado. Lus negociaciones se alargaron sin resultado alguno, hasta que el 16 de mayo (1811) se firmó entre ambos un armisti. cio de cuarenta dias. Goyeneche olvidó el compromiso solemne que habia contaido, pisó el Desaguadero i treinta i cinco dias despues del convenio, cayó sobre los patriotas en los cerros de Huaqui (20 de junio). La resistencia no fué larga ni tenaz; el ejército arjentino fué puesto en completa derrota i se vió obligado a retirarse a Oruro en dispersion.

Este desastre no fué el único contratiempo que amenazó a la revolucion arjentina, poco antes vencedora en todas partes. Eu la banda oriental, el ejército de Rondeau se habia acercado a Montevideo para estrechar ei sitio de esta plaza; pero los marinos españoles se habian situado en la bahía de Bue. nos Aires, i acercando dos cañones a la ciudad, arrojaron 80bre ella algunas granadas en la noche del 15 de julio. Un mes despues, la insolencia de los marinos fué mayor todavía: llegaron a solicitar del gobierno revolucionario la rendicion de Buenos Aires.

En medio del despecho que produjeron estas deegracias, el pueblo acusó a la junta gubernativa de falta de habilidad para dirijir los negocios públicos. Desde entonces fué inútil que los gobernantes quisieran mantenerse en el poder con

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medidas mas o menos enérjicas. El presidente Saavedra, prelestando una visita a las provincias, se retiró a Córdova a fi. nes de agosto, dejando tras de sí la tormenta que habia de modificar la forma de gobierno. Las conmociones populares se hicieron sentir en breve: el cabildo mismo tomó parte en ellas; i la junta, cediendo a las exijencias de la opinion, formó un poder ejecutivo compuesto de tres miembros, en atenciun, decia a las trabas que ofrecia la muliud die vocales i de opiniones en el gobierno anterior (23 de setiembre de 1911). Los doctores don Feliciano Chiclana, don Juan José Passo i don Manuel de Sarratea formaron el primer triunvirato.

Asumia éste el poder en circunstancias inui difíciles para la revolucion arjentina. A la discordia incesante de los partidos en el interior, se agregaban los peligros es eriores. Buenos Aires permanecia bloqueado por la escuadra españsola: el ejército de la Banda Oriental no podia penetrar en Monte. video: una division portuguesa mandada por el jeneral Diego de Souza avanzaba por el lado del Brasil con el pretesto de pacificar el territorio uruguayo, pero con el designio verdadero de conquistarlo militarmente; por último, el Paraguay parecia dispuesto a separarse de Buenos Aires, constiluyendo um gobierno independiente. Imposibilitado para desarmar por la fuerza todos estos peligros, el triunvirato apeló a las negociaciones.

En efecto, lord Strangford,'embajador de la Gran Bretaña en Rio Janeiro, desconoció a nombre de su gobierno el bloqueo

de Buenos Aires. Elio, alarmado sériamente con la invasion portuguesa en la Banda Oriental, i conociendo que el jeneral Souza abrigaba pensamientos de conquista, i apesar del alianero desprecio con que iniraba a los insurjentes, abrió negociaciones con el triunvirato, i aicauzó al fin a celebrar un valadu de paz (20 de octubre). Buenos Aires se comprome. tia a evacuar el territorio del Uruguay, que quedaria ocupado por las tropas españolas: Elio debia levantar el bloqueo de la capital dejando libre la navegacion de los rios que van a desaguar al anudaloso Plata. Poco tiempo despues, Elio se embarcó para España dejando el mando de la plaza al brigadier dou Gaspar de Vigodet.

Por ese convenio, los revolucionarios arjentinos renuncia: ban a toda dominacion en la Banda Oriental, si bien parecian abrigar el pensamiento de reconquistarla mais tarde, cuando 611 situacion interior fuera ménos angustiada. Las negociacio. nes entabladas con el Paraguay no dieron mejor resultado, Los njentes de Buenos Aires, como veremos en otra parte,

a

tuvieron que aceptar la convencion de 12 de octubre, por la cual aquella provincia quedó segregada de la revolución arjentina, i formando un gobierno aparte.

Libre de embarazos esteriores, el triunvirato contrajo su ntencion a otros negocios. Los miembros electos del congre80, que formaron parte de la junta de gobierno, habian quedado en Buenos Aires constituidos en cuerpo lejislativo i constituyente con la denominacion de junta conservadora. E. su beno se formó un reglamento o constitucion política destinado n deslindar los poderes públicos; pero el triunviralo, de acuerdo con el pueblo i con el cabildo, le negó su aprobacion;i de propia autoridad, dictó un estatuto provisional de gobierno (22 de noviembre). Bajo este nombre se comprendia una constitucion provisoria del estado. Segun ella, el triunvirato debia renovar uno de sus miembros cada seis meses, median. te la eleccion de una asamblea consultiva que debia subsistir hasta la convocacion de un congreso jeneral. La libertad de imprenta i las garantias individuales quedaron afianzadas por nquel código politico. Habiendo estallado pocos dias despues un motin militar, instigado por los represen antes de las provincins (6 de diciembre), el triunvirato lo sofocó con gran resolucion, i en seguida castigó enerjicamente a sus autores.

triunvirato desplegó bastante invio en la direccion de los negocios públicos. Hubo um momento en que estuvieron rolas las hostilidades con los españoles de la Banda Oriental; pero el embajador de la Gran Bretaña en el Brasil alcanzó el aplazamiento de una guerra que perjudicaba en gran manera los intereses mercaniiles de sus nacionales. Fué entón. ces posible prestar mayor atencion a los asuntos adininistrati. vos; i el triunvirato, en efecto, no olvidó las reformas que reclamaba el espíritu liberal e ilustrado de la revolucion americana. El 25 de inayo de 1812, con motivo de la cele. bracion del segundo aniversario de la instalacion del gobierno nacional, fué decretada en Buenos Aires la prohibicion del tráfico de esclavos, que hasta esa época se liabia hecho alli en grande escala para proveer a las otras colonias españolas.

Hasta entonces la ciudad de Buenos Aires vivia en la confianza de que los enemigos de la revolucion estaban léjos de su seno. En los primeros dias del mes de julio el triunvirato descubrió que esa confianza era infundada. Denuncióseles una vasta conspiracion trainada por don Martin de Alzaga, el célebre alcalde de 1807, con el apoyo de muchos españo. les. Los conjurados debian sorprender la guarnicion de los cuarteles durante una noche, apoderarse del gobierno i casligar con mano de hierro a los autores de la revolucion. Los erinnviros se alarmaron ante el peligro qne corria el órden público; e ininediatamente organizaron una comision encar. gada de instruir el proceso contra los conspiradores. Alzaga i Treinta i siele personas inas, en su mayor parte comerciantes españoles de alguna representacion, fueron fusilados en Bue. nos-Aires, para escarmiento de los que en adelante pensaran en restablecer el viejo réjimen.

TriunfoS DE BELGRANO EN EL ALTO Perú; CAMPAÑA DE SARRATEA EN LA BANDA ORIENTAL.- Un peligro de otra especie amenazaba entonces la revolucion arjentina. Despues de la derrota de Huaqui, el ejército arjentino del Allo-Perú se habia visto precisado a retirarse al sur, sufriendo pérdidas considerables, hasta situarse cerca de la ciudad de Tucuman. Goyeneche se lisonjeaba con la esperanza de dominar la revolucion en aquellas provincias i de reunirse en seguida con los realistas de Montevideo para obrar contra Buenos-dires. El levantamiento de los habitantes del Alto-Perú i particularmente de la heroica ciudad de Cochabamba, que mantuvo ajitadas aquellas provincias apesar de las fuerzas con que contaban los españoles i de las crueldades que ejercian, impidió por entonces que Goyeneche llevara a cabo su proyecto de pacificacion del vireinalo de la Plata.

El gobierno comprendió el peligro que lo amenazaba. El jeneral don Manuel Belgrano, nombrado jeneral en jefe de los úlıimos restos del ejército barido en Huaqui, se reunió a éste el 26 de marzo de 1812, en los momentos en que Goyeneche, creyendo pacificado el Alio-Perú, se preparaba para einprender su marcha contra los revolucionarios arjentinos. La situacion de los patriolas era sumamente angustiada: sus fuerzas alcanzabana 1,500 hombres, pésimamente armados, i lo que aun era peor, desprovistos de la disciplina indispensable para abrir la campaña contra un enemigo vencedor. Belgrano no era un jeneral, en la verdadera acepcion de esta palabra; pero posein una laboriosidad incansable, i un patrioismo tan ardiente como deşi nteresado. Trabajó con un lezon heroico en la organizacion de su ejército, venciendo dificultades que parecian insubsanables, avanzó hasta Jujui (19 de mayo) con el propósito de abrir la campaña contra los españoles prestando ausilios a los rebeldes del Alto Perú. Desgraciadamente, no alcanzó a poner en ejecuciou este plan de campaña. Goyeneche habia ocupado militarmente a Cochabamba ejerciendo en ella las mas atroces venganzas a firi de aterrorizar a los insurrectos, i desde allí despachó diversos destacamentos para consunar la pacificacion de aquellas provincias. Entonces contió al jeneral don Pio Tristan, natural tambieu de Arequipa i primo de Goyeneche, un cuerpo de mas de 3,000 hombres con orden de batir al ejército arjen. sino i de avanzar al sur hasia ponerse en comunicacion con los realistas de Montevideo.

La situacion de Belgrano se hizo entonces sumamenre cririca. Como suis tropas no se hallaban en estado de empeñar batalla con el ejército de Tristan, se vió precisado a replegar. se rápidamente lácia Tucuman. El 2 de setiembre la vanguardin realista alcanzó al ejército de Belgrano, i trabó un combate en que fue batida. La retirada, sin embargo, continuó en el mismo órden hasta la ciudad de Tucuiran que ocuparon las tropas arjentinas a mediados de setiembre. Tristan que las seguia de cerca, dió un rodeo en la madrugada del dint 24 para colocarse al sur de aquella ciudad i cortar así la retirada al jeneral Belgrano. La batalla se trabó en la mis. ma mañana: 1odas las ventajas, el número, las armas, la disciplina estaban por los realistas; pero los arjentinos se batieron con heroica resolucion. Despues de vin penoso comba. le en que Belgrano probó tanto tino como sangre fria, Tristan emprendió su retirada hacia el norte dejando en el campo de latalla 450 muertos, 60 oficiales i mas de 600 soldados pri. sioneros, siete cañones, cinco banderas i un número conside. rable de fusiles (24 de setiembre de 1812). La batalla del Tucuman, en que el jefe realista creia obtener a mui poca costa una espléndida victoria sobre los estropeados restos del ejército de Belgrano, fué la victoria mas importante que hasta entonces hubiera alcanzado la revolucion arjentina. Una columna patriota, capitaneada por el comandante don Eustoquio Diaz Velez persiguió a los fujitivos por el camino del norte hasta la ciudad de Salta.

A las ventajas alcanzadas por Belgrano en el Alto-Perú, se unieron en breve otras no menos importantes para la cau. sa de la revolucion arjentina. El gobierno de Buenos Aires habia colocado un cuerpo de tropas a orillas del rio Uruguay, bajo las órilenes del presidente del triunvirato don Manuel Sarratea, con órden de invadir la Banda Oriental i llegar hasta Montevideo para disolver el centro de constantes conspiraciones contra el nuevo órden de cosas. Sarratea pasó resueltainente el rio Uruguay a principios de octubre (1512) i abrió la campaña contra las tropas españolas. El coronel arjentino don José Rondeau, que maudaba la vanguardia de su ejércilo, se adelantó hasta el Cerrito, pequeña altura, situada a

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