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rijidas, el jeneral patriota convirtió en estrecho sitio el bloqueo de Cartajena; i entonces ofreció al coronel Torres, que mandaba en la ciudad, una honrosa capitulacion. El jefe es. pañol, viéndose abandonado por todas partes i rodeado de tropas hambrientas, capituló i entregó la ciudad saludando préviamente en cada fuerte la bandera vencedora de Colom. bia (10 de octubre). Los patriotas encontraron en aquella plaza mas de 500 cañones i un gran repuesto de fusiles, sables i municiones.

Montilla pensó entonces en llevar sus armas vencedoras a la rejion del istmo, en que todavía dominaban los españoles. Antes de emprender esta nueva campaisa, supo que los pueblos de aquella provincia se habian sublevado;, i que el 28 de noviembre Panamá habia declarado solemneinente su propósito de incorporarse a Colombia.

La guerra se sostenia entre tanto en la rejion de Venezuela sin grandes sucesos que condujeran a un desenlace. La ciudad de Cumaná se rindió al jeneral Bermúdez (16 de oclubre); pero los españoles conservaron siempre la importante plaza de Puerto Cabello. El jeneral Latorre ausiliaba desde allí a los guerrilleros realistas, o despachaba espediciones a diversos puntos. Por ausencia de Bolívar, que se hallaba enlonces en Nueva-Granada, el jeneral Soublette mandaba las operaciones del ejército patriola en aquel pais, i sostenia la guerra con bastante actividad, si bien la falta de elementos mas poderosos no le permitió llevarla a cabo.

La España no se hallaba entonces en situacion de prestar un ausilio eficaz a los realistas que sostenian aun en Colom. bia una lucha estéril. Latorre, que conocia perfectamente este estado de cosas, solicitó su relevo del mando del ejército, i.obtuvo en efecto de la corte el nombramiento de capitan jeneral de Puerto Rico, colonia pacífica que vivia sometida a la Espaiĩa en la mayor tranquilidad. En su reemplazo, el rei desiguó al brigadier Morales, que habia adquirido tan funesta celebridad durante la guerra de la independencia de Venezuela. Latorre entregó el mando (4 de agosto de 1822), i se alejó de aquel pais dejando el recuerdo de un je. neral prudente i pundonoroso, i de un enemigo humano i leal,

Moráles desplegó en el mando una actividad verdaderamente maravillosa. Aprovechándose del desconcierto de los jefes patriotas durante la ausencia del Libertador, el nuevo jeneral realista se embarcó en Puerto Cabello con 1,200 hom. bres (24 de agosto), i se dirijió a la peninsula de Goajira,

que cierra por el norte el golfo de Maracaibo. Habiendo dispersado a los cuerpos patriolas que quisieron oponerse a su marcha, se apoderó de la importante plaza de Maracaibo, (7 de setiembre) que defiende la entrada del espacioso lago del mismo nombre. El sarjento mayor don Natividad Villamil que mandaba la guarnicion del castillo de San-Cárlos, lo entregó sin combatir, poniendo de este modo a Morales en posesion del lago, i por tanto en situacion de operar con ventaja sobre las provincias de Mérida en Venezuela i de Pamplona en Nueva Granada. A estas ventajas de los realistas se agre. gó otra no menos importante. El jenerel patriota Montilla, que mandaba en Cariajena, envió una division de mas 1,000 hombres a reconquistar a Maracaibo; pero estas fuerzas fue. ron completamente derrotadas por Morales en la llanura de Garabulla (12 de noviembre). Despues de este triunfo, la ciudad de Coro fué ocupada sin oposicion por el mismo Mo*rales (3 de diciembre), miéntras al occidente de Maracaibo aparecian numerosas partidas de antiguos realistas que volvian'a presentarse confiados en la proximidad de una reaccion completa en favor de la España. La ciudad de SantaMarta fué tomada por esos guerrilleros (3 de enero de 1823).

La guerra de Venezuela tomaba, pues, un jiro mui favo. rable para los realistas; pero la anarquía que reinaba en Es. para i cl desgobierno que se hacia sentir en las dos colonias españolas de las Antillas, en Cuba i en Puerto-Rico, fueron causa de que Moráles no recibiera los ausilios que necesitaba para adelantar la guerra que habia emprendido con tonta impetuosidnd i con tan buena fortuna. Los republicanos, por 811 prirte, activaron las operaciones con grande empeño, acer. cando con admirable rapidez tropas i armamentos a los punlos que ocupaban los españoles. Montilla recuperó a SantaMaria (22 de enero), i persiguió a los guerrilleros realistas que infestaban aquella provincia. Otro oficial venezolano en. viado por el jeneral Soubletle, ocupó a Coro.

Pero los principales esfuerzos de los patriotas para combatir la reacciori realista tuvieron por teatro el mar. El coronel don José Padilla, que habia reemplazado definitivaniente a Brion en el mando de la escuadra colombiana, reunió sus fuerzas en las costas inmediatas a la desembocadura del Mag. Jalena con la cooperacion del jeneral Montilla, que mandaba allí. Con fuerzas mui poco considerables, pero sí con una audacia estraordinaria, Padilla forzó la entrada del estrecho canal que comunica el lago de Maracaibo con el golfo del mismo nombre sufriendo los fuegos de las fortalezas de tierra

i perdiendo solo una de sus naves, que se baró en un banco: de arena (8 de mayo). Poco tiempo despues, derroió en ese misino lago la escuadra española que windaba el capitan de navio don Anjel Laborde (24 de julio). La ocupacion del lago hizo tambien a Padilla dueño de la ciudad de Maracaibo. Morales, que se encontraba en ella, viéndose cortado por todas partes i suspendidas sus comunicaciones con Puerto-Can bello, que era el último baluarte de la resistencia española en Venezuela, aceptó la capitulacion que le ofrecia Padilla (3 : de agosto), entregó la ciudad i se retiró a Cuba, convencido de que habia llegado la 'última hora de la dominacion española en el continenie.

Los españoles clominaban todavía en Puerto-Cabello, cuya guarnicion obedecia al brigadier Calzada. El jeneral Páez mandaba las tropas colombianas encargadas del asedio. Las operaciones de los independientes contra una plaza perfectamente defendida fueron naturalmente largas i penosas. Por hu, en setiembre (1823) el sitio quedó perfectamente establecido. Sin einbargo, se habria prolongado mucho tiempo mas si Páez no hubiera recibido aviso de que existia un camino practicable al travez de los dilatados pantanos que forman una fortificacion natural al oriente de la plaza, por donde no existian defensas artificiales. Páez dió el asalto de la plaza en la noche del 7 al 8 de noviembre con gran denuedo, i venciendo dificultades que habrian parecido insuperables. Los soldados colombianos enteramenie desnudos, einprendieron la marcha

por entre los pantanos; i una vez en los suburbios. del pueblo, se dividieron èn pelotones i atacaron de impro: vişo a la guarnicion española. El combate fué verdadera-, mente terrible; pero antes de ainanecer, los patriotas eran dueños de la ciudad. Dos dias despues, la bandera colombiana flameaba en el castillo de San Felipe, últino asilo de los obstinados defensores de Puerto-Cabello. El brigadier Calzada i muchos otros oficiales i soldados quedaron prisioneros despues de este combate que puso término a las proJongadas i sangrientas guerras de la revolucion colombiana.

COXSTITUCION DE COLOMBIA. -Antes de la coinpletit es: pulsion de los españoles, la República de Colonbia se habia constituido definitivamente. Las constituciones provisorias que: hasta entonces habian rejido en Nueva-Granada i en Venezue. ·la eran anteriores a la union de los dos pueblos, i no corres. pondian a las exijencias de todos. Por eso el gobierno revolucionario, dirijido por el doctor don Juan Jerinan Róscio, en su carácter de vice-presidente de la República, convocó desde la ciudad de Angostura (9 de noviembre de 1820) a los venezolanos i neo-granadinos para un congreso verdaderamente colombiano que debian reunirse en el Rosario de Cúcuta, villa pequeña, situada al noreste de Pamplona, i en la raya divisoria de los dos pueblos. El congreso se instaló como estaba anunciado el 6 de mayo de 1821 con los diputados libre i legalmente elejidos por veinte i dos provincias que entonces estaban einanciradas del gobierno colonial.

Dos meses antes (13 de marzo) habia fallecido el doctor Róscio. El Libertador llamó al cargo de vice-presidente de la República al jeneral don Antonio Nariño, que acababa de lle. gar de su cautiverio de Cádiz. Apenas instalado el congreso colombiano, Bolívar i Nariño, como presidente i vice-presidenie de Colombia, i los jenerales Soublette i Santander, como jefes de Venezuela i de Nueva-Granada, hicieron renuncia de los cargos que desempeñaban. El congreso les pidió que se conservasen en esos puestos hasta el restablecimiento de un arreglo definitivo del gobierno por medio de la constitucion.

La union definitiva de Venezuela i Nueva-Granada llamó con preferencia la atencion de los lejisladores. Las condiciones del pacio de union fueron el objeto de largos i sérios debates; pero al fin, el 12 de julio el congreso fijó las bases repitiendo al mismo tiempo la declaracion solemne de no soineterse jamas a la dominacion estranjera. Los lejisladores reconocieron como deuda nacional de Colombia las deudas que los dos pueblos habian contraido separadamente; i acorTimron levantar en mejores circunstancias una nueva ciudad con el nombre del Libertador Bolivar que seria la capital de la República de Colombia i el asiento del gobierno jeneral.

En seguida entró el congreso a discutir la constitucion je. néral del estado. Los diputados colombianos, aconsejados por una dolorosa esperiencin, querian apartarse del federalismo' que tantos males habia causado a ambos pueblos en los primeros tiempos de la revolucion; i en efecto, la constitucion decretada en 30 de agosto de 1821 estableció la unidad gubernativa en manos de un presidente elejido por el congreso, i coni atribuciones restrinjidas por los otros poderes públicos. Según la nueva constitucion, el cuerpo lejislativo se componia de un senado i de una cámara de representantes elejidos popularmente. Los senadores no eran vitalicios como por la constitucion dictada dos años antes en Guayana, sino elejidos por el término de ocho años, porque se creia que aquella disposicion, sujerida por el jeneral Bolívar, envolvia un prin

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cipio aristocrático inaceptable en una República. Los diputados debian durar solo cuatro años: El poder ejecutivo estaba confiado a un presidente, cuya duracion era tambien de cuatro años i reelejible solo por una vez, a un vice-presidente que debia subrogar al primero, i a un consejo de gobierno compuesto de los cinco secretarios del despacho i de un miem. bro de la alta corte de justicia. El poder judicial residia en este supremo tribunal, en otros de apelaciones i en los juz. gados de primera instancia.

La constitucion organizaba tambien todos los detalles de la administracion. El congreso designó a Bolívar para el cargo de presidente de la República i al jeneral Santander para vice-presidente. Ambos jefes trabajaron con laudable teson en remover los obstáculos que se oponian al progreso moral i material de la República: abrieron escuelas, llamaron la emi. gracion estranjera i estimularon el cornercio. El congreso, por su parte, secundó estos esfuerzos mediante numerosas leyes de organizacion adıninistrativa. La República fué convenientemente dividida en siete grandes departamentos, i se bleció la capital provisoria en la ciudad de Bogotá.

En 1821, cuando se dictó aquella constitucion, los colombianos creyeron que este código seria el fundamento de la prosperidad nacional. En el esterior se pensó tambien que la República de Colombia iba a ser un estado rival de la gran República del norte por la estension de su territorio, la riqueza de su suelo i la actividad de sus hijos. Jamas pais alguno ha enjendrado al nacer espectativas mas ligonjeras. Pocas veces un hombre alcanzó en pocos años mas prestijio i mas respeto en su propia patria, i mayor renombre en el estranjero que el

i Libertador. Bolívar fué mirado en Colonibia con una vene. racion que rayaba en fanatismo: no habia honor que no se le tributara, ni distincion a que no se le creyera merecedor. Se le decretaban estatuas i monumentos que recordaran sus proesas, i se le llamaba por todas partes el padre i el fundador de la República. En el estranjero, el prestijio de Bolivat fué tambien inmenso. Para los europeos, su nombre simbolizaba toda la historia de la revolucion hispano-americana, de tal modo que mientras se desconocian casi completamente las hazañas i en cierto modo hasta los nombres de San-Martin, de Páez, de O'Higgins i de Morelos, el de Bolívar era repetido en Europa como el de un segundo Washington, mas brillante i mas inipetuoso que el primero.

El Libertador aumentó este prestijio todavía con sus cam. pañas posteriores en el Perú, de que daremos cuenta en el

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