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mandando comisar cualquiera embarcacion que de aquella costa llegase á estos puertos, negando el tráfico de vinos, conforme á la ley del reyno, aviendo llegado á el de Sonsonate los navíos de don Luis Carrillo, el de Alonso de la Banda, y el que comandaba don Estévan de la Ramendi, que aun vive, no se halló quien diese parecer para permitir el desembarque en contravencion de las Reales cédulas, y se valió el presidente de mí, y solo porque concebí el gravísimo daño que seguía al servicio del rey y al público, dí parecer, para que se sobreseiese en la ejecucion de los precitados reseriptos y ley de el reyno y se diesen las licencias de desembarque y tornavuelta á los sobre dichos navíos, lo que S. M. (con grande honra mia) se sirvió aprobar en vista de mi parecer, como consta de la real cédula que pára en el archivo de este muy noble ayuntamiento. La fecha de este oficio, es en Guatemala á 14 de noviembre de 1741. Es de recordar que un papel erudito de este ministro, que igualmente corre agregado, dió aliento á esta clase de pretensiones de la ciudad.

Echevers, que publicó su segundo ensayo el año de 742, hablando del Realejo, dice: tiene un buen astillero con suficiente número de carpinteros, costean la construccion de una embarcacion por mitad ménos que en Guayaquil, y con la ventaja de ser de cedro: no tiene que mendigar ningun material fuera del reyno, mas que las ánclas, las cuales se traen de el mar del norte por el rio de San Juan, y laguna de Granada, hasta parage donde se reciben en carretas en que las conducen al Realejo. Como su intento era el establecimiento de una compañia de comercio, prosigue diciendo. Esta fábrica de embarcaciones seria bien útil á la compañia, porque cada año pudiera echar una fragata de 300 toneladas cargada para el Callao con los balumosos frutos de este reyno, y descargados en la factoría (que tuviese allí) venderla, para ganar en el casco despues de haberse servido de él. Mas adelante añade. Caso verdaderamente lamentable que esté reducido un ramo tan ventajoso de este reyno á el feo desórden con que á el presente se maneja en embarcaciones destorrentadas, que furtivamente salen de el Perú, con algunos comerciantes de la ínfima línea, quienes se aparecen en esta ciudad á solicitar géneros fiados, dos tantos mas de lo que han traido, y lo peor es que suelen conseguirlo de algunos de este comercio, quedando contentos por haber vendido á buenos precios. El ayuntamiento de esta ciudad en 21 de agosto de 746 escri

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bio al virey del Perú, dándole las gracias por la licencia que concedió para que se trajeran frutos de aquel reyno; y éste, en carta de 26 de setiembre de 747, responde que promete conceder las correspondientes conforme á la real voluntad, encargando á esta ciu-, dad coopere á que no se exceda de los límites permitidos: de lo cual se hace mérito en cabildo de 27 de noviembre, como de un ensanche que gozaba su comercio; y lo era en realidad, segun las restricciones que lo estrechaban entonces en todos conceptos, hasta que corriendo tiempo, asomó una nueva época como veremos en la edad de Cárlos III, quien en cédula de 17 de enero de 774 las derogó todas, alzó las prohiciones de comercio recíproco con los reynos vecinos de Nueva-España, Santa Fé y el Perú, y permitió el libre comercio con ellos en el mar del sur con algunas modificaciones.

Cuando era de esperarse el restablecimiento de la navegacion del pais, y la prosperidad de su comercio en el mar del sur, no sucede lo uno ni lo otro, y mas bien se nota una decadencia en el tráfico apénas desfigurada y encubierta con la variedad de giros, por que al paso que escasearon las embarcaciones del Perú, ocurrieron de Nueva-España; y siempre es de lamentar, que si en principios del siglo, en ménos de tres años que van de fines de 729 á principios de 731, es decir en año y medio, se contaron 6 entradas y 8 salidas de navíos del Perú, ahora al fin del siglo, en tres cerrados, corridos de principios de 797 á fines de 799, la gaceta de Guatemala solo numera 4 entradas y 2 salidas de ellos, en esta forsy ma: dos entradas de navíos mexicanos, la entrada y salida de dos peruanos, y la salida y vuelta de un guatemalano. En 3 de febrero de 797 ancló en el Realejo el bergantin San Telmo procedente de Acapulco; y en 3 de marzo de 799 en Acajutla la goleta Venturosa del puerto de San Blas en Nueva-Galicia, trayendo esta última 59 cargas de harina y 73 de trigo, 10 cajones de loza de Guadalajara, 3 cargas de jabon, un tércio de jamones, 450 rebozos mexicanos, 2 tércios de paño de Querétaro, 6 arrobas de clavos, 91 pieles de nútria, 625 piezas cambayas, 106 de lines, 90 de burato, 6 de coleta, 6 naguas de liencecillo, 400 libras de seda floja, 20 piezas de dunas.

De puertos del Callao, Guayaquil y Paitia vinieron al Realejo y Sonsonate, y fondearon en este último los paquebotes Rosario, y San José en 8 de febrero y 31 de marzo de 797, y en 1 de ma

yo de 798 la fragata Esmeralda, trayendo entre las tres 80872 pesos en dinero, 3.038 pellones, 110 piedras de sal, 166 botijas de vino, 424 de aguardiente, 424 de aceite, 55 de aceitunas, 27 quintales de pasas, 18 millares de nueces, 300 fanegas de trigo y un barril de harina, 3.232 gruesas de cuerdas, 648 varas de pañete del Cuzco, 587 del de el Perú, 5.689 de cordellate, 14.168 de gerga, 2.102 de bayeta, 3.907 de tucuyos, 22 colchas de algodon, 1.428 libras de cobre labrado, 48 platos de hoja de lata, 16 docenas tacitas de peltre, once campanas, 4 de ellas de 444 libras, 75 quintales de fierro, 81 alfombritas, un zurron de higos, 48 quesos, 2 quintales de pescadillas, tres y media fanegas de garbanzos, 12 quintales de lentejas, 1.485 libras de almendra, 754 cargas de cacao de 81 libras, 15 arrobas de fideos, 146 pieles de carnero, 60 sombreros ordinarios, 14 hechizos, 12 de vicuña y 25 de Jipijapa, 9 docenas de camisas ordinarias, 21 libretes de creas listadas, 24 jamones, 20 docenas de cortes de zapatos pintados, 64 docenas de tazas y calderas de loza de Puebla, un coche con sus guarniciones; járcia y clavazon para una fragata que se estaba construyendo en el Realejo. La embarcacion de salida fué la fragata Charmeli, que salió del Realejo para Lima en 1 de diciembre de 799.

La guatemalana fué el paquebot Marte que salió de Sonsonate en 26 de mayo de 798 con destino al puerto de San Blas. La fuerza de un temporal le rompió el timon, y luego otro le puso en el último peligro inundándose todo, y anegándose el camarote del capitan, con que apénas pudo llegar á Acapulco, á hacer escala y reparar las averías, para seguir su ruta á San Blas. Una carta de San Salvador, transcrita en gaceta de 1 de octubre de 798, advierte á los dueños del paquebot lo siguiente. La experiencia ha dado á conocer que en la mar del sur en el espacio de la zona templada y tórrida hasta bastante distancia de las costas no hay turbonadas, como las hay aproximándose á ellas en el invierno: el verano empieza en este mar desde diciembre; y lo comprueba la práctica de la nao de China, que nunca hace su recalada en Acapulco hasta este tiempo. Bernal Dias testifica que la segunda armada de Alvarado se hizo á la vela en estos puertos para Nueva-Galicia en dias de diciembre.

El paquebot Marte regresó á Sonsonate en 6 de febrero de 799, trayendo registrados 6 tércios y 5 cajones de efectos de Castilla que llevó, y volvieron por invendibles: trajo ademas 78 tércios de

cera de la Habana, dos de cordovanes, y 2 de jabon: 18 docenas rebozos de media seda, s de corriente de hilo, 12 de ordinarios de colores, 80 de cordovanes engrasados, 18 de baldreses: dos cajones de géneros asiáticos y dos de loza de China. Un comunicado de la gaceta llama á este paquebot por irrision el Fénix del sur; pero injustamente, porque no podia restaurarse repentinamente, lo que habia caducado á pausas, y siempre es laudable, quien dió un paso hacia el bien. Por una especie de contradiccion el censor del Marte clama por el comercio libre con Manila, puesto bajo una poderosa compañia en cédula de 10 de marzo de 785, y vitupera sus limitaciones: sin duda guardó sus alabanzas para el primer empresario de él, que debia ser mas feliz.

CAPÍTULO 55.

Obstáculos de la navegacion en el mar del norte.

Los obstáculos que tuvo la navegacion del pais en el mar del norte se encuentran idénticos, y acaso mas marcados que en el mar del sur, á saber: la persecucion de los corsarios y la falta de proteccion. En el mar del sur se ha visto á Acapulco fortalecido, y que mantenia tres navíos de cuenta de la real hacienda para el comercio de Filipinas, dos en carrera y uno de reserva, que precisamente guardaba el puerto y la costa, y cuyo calor por necesidad debia abrigar las otras embarcaciones del territorio. En el Perú se ha visto tambien fortalecido el Callao, y ademas unas embarcaciones armadas de cuenta de la hacienda real, y otras reunidas al interes del comercio de España que se hacia por Panamá; y sobre carecer de todo esto Guatemala, y de ser privada en detrimento de su navegacion de un comercio activo por aquel mar, fué obligada al pasivo en fomento de la navegacion vecina.

Lo mismo viene sucediendo en el mar del norte. En primer lugar los puertos de la Habana en Cuba, y los de Santo Domingo Puerto Rico en las islas de este nombre son fortalecidos mediado el siglo 16, y mas adelante lo son, segun relacion de Alcedo, Portobelo, con tres castillos denominados San Felipe, Santiago y San

y

Gerónimo: Cartagena con seis, bajo la advocacion de San Luis, Santa Cruz, Castillo viejo, San José, San Felipe y el Pastelillo: en el mismo tiempo Veracruz muda de sitio para se mejor fortificado.

Del reyno de Guatemala habian sido fortalecidos Trujillo, Talamanca, el Desaguadero y el Golfo-dulce; pero no duraron sus presidios. Gage el año de 637 prefirió el camino del Rio Suerre, al de Talamanca, lo que no habría hecho teniendo este último guarnicion. En todo el proceso de la invasion de Granada el año de 665, y fortificacion del desaguadero el año de 69, no se hace mencion, ni aun de los vestigios del fuerte de Santa Cruz. Trujillo no tenia otro resguardo que el vecindario de la ciudad. El puerto de Caballos habia sido abandonado por el de Santo Tomas; y la poblacion misma de Santo Tomas habia pasado con su alcalde mayor y comandante al fuerte de Bustamante en el Golfo-dulce, destituido hasta de sus armas.

El ayuntamiento de esta ciudad, hablando del último, en memorial dirigido al rey en 4 de marzo de 1586, dice: le parece V. M. se sirva de entender que el Golfo-dulce, á donde no se puede entrar si no es con lanchas por ser vajíos, es en el que convendría oviese algun reparo, porque es la lonja donde se recojen todas las mercadurías que vienen en los navíos de Honduras, y de allí en récuas se sube a esta ciudad é á las demas del distrito desta audiencia, é por no aver avido jamas en él mas que un hombre con sus criados, que recibe como encomendero la ropa de todos los mercaderes, y de allí la va entregando á las récuas que sus dueños envian, que la meten la tierra adentro.

Luego, lamentando la falta de fortificacion, añade. La experiencia a mostrado, que por no tener otra guarnicion de reparo, un ladroncillo con una sola lancha mal harmado entró el dicho Golfo é robó el dinero que halló así de vuestro real aver procedido del almojarifazgo, como de particulares é tomó el vino é bastimentos que ovo menester, y fué Dios servido que no hiciese otro daño, que pudiera pegar fuego á toda la hacienda que allí estaba é casas con que quedaban destituidos mucha suma de vecinos de Castilla y desta tierra, porque avia en el dicho Golfo duzientos mil tostones de ropa, é por no aver en él mas que una guarda, le fué forzado uirse al monte. Esto se podría reparar con hacer en él alguna casa fuerte, porque el sitio de su naturaleza lo es, é con poca preparacion podría estar seguro en cualquier ocasion.

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