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disgustos en su ciudad, y no menores murmuraciones que el Sr. D. fr. Bartolomé de las Casas en Ciudad-Real: y por el mismo caso las padecieron tambien el p. fr. Pedro de Angulo y sus compañeros, hasta llegar los regidores á hacer informaciones contra ellos, y enviarlas al consejo, para infamarlos y desacreditarlos con el rey y sus ministros.

CAPÍTULO 14.

Memoriales de los conquistadores.

En uno dirigido al rey en 19 de noviembre de 1539, dice el ayuntamiento. Fr. Bartolomé de las Casas, de la órden de Sto. Domingo vino á esta tierra puede haber tres años, y entre otras cosas que nós á predicado y dicho, dici, que por la órden que V. M. á mandado conquistar estas partes, no á sido conforme á la que su A. mandó y que ansí ni V. M. á podido llevar sus quintos reales, ni nosotros lo demas que dellos avemos avido, y que todos somos obligados á restituir lo que ansi avemos avido y tenemos, y ansi mesmo los esclavos que se an hecho, que no ovo razon para hacerlos, y que los debemos ahorrar.... Suplicamos á V. M. en lo que dice este religioso, lo mande ver y examinar, y consultar con los de su consejo, y si es ansí, sea servido mandárnoslo hacer saber, porque no será V. M. servido, ni posible que vivamos en esta tierra, ni las demas se conquisten, sino aviendo venido mozos, nos volvamos viejos y pobres.

En otro de 20 de abril de 1540, dice al rey. Abrá cinco dias que vimos dos cédulas que V. M. fué servido mandar escribir al obispo y gobernador desta provincia, de que no ménos se escandalizó este pueblo. V. M. se maravillaría si particularmente se oviese de dar cuenta de las cosas de fr. Bartolomé de las Casas. En tres años que estuvo en esta tierra no residió en ella el uno en todas las veces, por que con sus novedades no hizo, sino irse y venirse á la provincia de nicaragua por mar y por tierra, y á méxico, y con todos los buenos tratamientos que se le hicieron, no fuimos parte para que reposase, y administrase los naturales. En 15 de setiembre de 42, informando sobre la provision venida para que no fuese gente de guerra á Tesulutlan, decimos, son sus palabras, que lo que los frailes pidie

ron fué muy injusto; y en órden á reducir éstos de paz á los naturales, añaden, que vernia mucho daño, porque sería una manera de burla, y despues cuando les quisiese mandar alguna cosa cumplidera al real servicio de su mag. no lo harian y se revelarian.

En memorial de 10 de setiembre de 43, se lée lo siguiente. S. C. R. M. Los mas fieles vasallos vecinos de Guatimala, que V. M. tiene, besamos los pies y manos de V. M. en respuesta de ciertas relaciones que á esta provincia y gobernacion an llegado, y segun se publica ansi las á mandado V. M. apregonar y guardar. Decimos que no obstante que por no aver visto su real firma, no las podemos creer, estamos tan escandalizados, como si nos enviara á mandar cortar las cabezas. Porque si es ansi como se dice, es decir á la clara, que todos los que acá estamos, somos malos cristianos, y traidores á nuestro Dios y á nuestro rey, á quien con tanta fidelidad avemos servido con vidas y haciendas, y muchos de treinta años, otros de veinte é cinco años, y ninguno baja de veinte. Al fin de la jornada y de tanto tiempo, obligado estaba V. M. como cristianísimo príncipe amar á sus vasallos, y al fin é remate de sus vidas mostrarles mayores señales de amor, y esto en cumplirles las mercedes comenzadas y aumentarlas, y no que ayamos venido á ser condenados en costas, y privados de las mercedes que V. M. está obligado azas á nosotros y á nuestros sucesores.

Cathólico Cesar, afírmase por las dichas relaciones, que perdamos la esperanza que nuestros hijos ayan de gozar de mercedes que nosotros que somos sus padres al presente gozamos é poseémos en nombre de V. M. Atónitos quedamos y faltos de juicio, porque no hallamos como ayan sido tan graves nuestras maldades, que merezcan un juicio tan rigoroso, sin mezcla de ninguna clemencia, y de una imperial persona monarcha del mundo, que está tan obligado á estender la mano, para hacer mercedes.

Quieren nos certificar que a sido parte para esta sentencia tan cruel un fr. Bartolomé de las Casas. Mucho nos admira esto, invicto príncipe, que vuestra cosa tan antigua, comenzada de vuestros cathólicos agüelos, pasada por tantas manos, entendida por tan buenos juicios, tan sanos, tan abastantes en letras, se venga todo á trastornar por un frayle, no letrado, no santo, invidioso, vanaglorioso, apasionado, inquieto, y no falto de cudicia. De todo se puede hacer clara probanza, y sobre todo escandaloso, y tanto que en parte de estas índias no a estado que no lo ayan echado, ni en

monasterio lo pueden sufrir, ni él es para obedecer á nayde, é por ́eso nunca pára. En sola esta ciudad y gobernacion cupo por contemplacion de nuestro perlado, y le sofrimos. Ciertamente el padre fray Bartolomé es el solo bueno, y todos debemos ser malos.

Bien estamos certificados, que como cathólico príncipe y señor, será servido de nos oyr, y si fuere bueno, nuestro parecer y prueba, creemos y tenemos por cierto que como buen juez y cristianísimo, mudará sentencia.

Dos cosas tenemos por cierto que V. M. quiere y desea: la primera el bien de los índios: lo otro es que se aumenten sus rentas reales. Estas dos cosas son todo lo esencial que se debe querer y procurar. Esté V. M. cierto que si es ansí, como se pregona por estas calles, que lo uno ni lo otro puede aver efecto, porque seria perderlo todo. Engáñase el padre religioso, Dios se lo perdone: que otros ay acá, que saben tanto y algo mas que él, y con zelo muy santo y sin pasion lo an mirado y estudiado, que nadie les hace ventaja, y sabran dar órden, como se cumpla el descargo de vuestra real conciencia, y aumento de las rentas reales, y que los pueblos de los españoles no se desagan, y los conquistadores y pobladores no se quejen ni anden dando voces por las calles pidiendo justicia á Dios y á V. M. Y esto puede ser ansí, porque V. M. no ha sido servido de mandar hacer llamamiento de las cibdades, villas é lugares de todas estas partes, para fenecimiento de cuenta de tantos y tan leales servicios como á V. M. hemos hecho con nuestras vidas y haciendas, sin interesar V. M. un peso de oro. No se consienta, príncipe cristianísimo, tal paga a tanto buen servicio.

¿Para qué nos fué mandado de parte de V. M. que nos casásemos? Casados y cargados de hijos, ¿qué resta si se cumple lo que viene proveido, sino que muchos mueran desesperados, pues no sobra la paciencia y caridad, y que los hijos que dejamos pidan por Dios, y las hijas en condicion de se perder? ¿Tanto mal en tierra que sus padres ganaron?

En fin, que lo que suplicamos á V. M. es que nos oyga, pues se nos debe el audiencia de derecho divino, y muy mas debida á los que en estas partes vivimos, por estar tan léjos de esa presencia imperial, y suplicamos á V. M. tenga memoria del acelerado, grande y cruel castigo que envió Dios por nuestros pecados, cuando asoló la mayor parte de esta cibdad, do perdimos casi todo lo que teníamos, y los grandes gastos que se han hecho en edificarla de

nuevo. Pues cathólico Cesar ¿se puede sofrir esto, ni aun padecer, si V. M. no alarga su mano imperial, y hace muy crecidas mercedes á esta cibdad? Se le debe mas que á cuantos hay en las indias por lo mucho que á servido. Los reynos del Perú si estan debajo el yugo y subjeccion de V. M. do tanto tesoro se ha sacado y saca ¿quién á sido la causa? los caballeros, caballos y armas que de esta cibdad y gobernacion salieron y cada dia salen, Páguenos V. M. lo que nos debe, y háganos grandes mercedes, lo cual pedimos en humilde suplicacion de rodillas ante V. M. y que se compadezca de nosotros desterrados para siempre de nuestra naturaleza, que por solo esto se nos debia dar lo que acá ay, sin reseryar cosa alguna.

Informe de la audiencia de 31 de agosto de 44. En lo que V, M. manda por su real hordenanza que los índios esclavos se pongan en libertad, si los poseedores no mostraren título como los poseen legítimamente, parece que si la horden se guardase de necesi dad se daria la libertad á todos los esclavos, porque ninguno podría mostrar título. El conquistador que lo ovo no puede mostrar otro título, salvo averle avido en la guerra, é averse herrado por mandado de vuestros capitanes, por las provisiones é instrucciones que de V. M. an tenido, y no pueden probar que se herró conforme á ellas, é de esta manera todos los esclavos se darían por libres, de que se recrecerían grandes inconvenientes, porque las personas que los tienen perderían sus haciendas, que ay muchos que no tienen otras mas de los esclavos que an comprado, é la tierra vendría en pobreza é gran diminucion.

En memorial de 6 de mayo de 45, escribe el ayuntamiento al presidente: muy yll, señor. Los hijos legítimos y servidores de V.S. que en estas partes vivimos estamos admirados y casi como encan tados en oir y ver las hordenanzas y leyes que S. M. invió, que claramente da á entender que todos avemos sido desleales, pues tal pago nos dá, y de lo que mas estamos maravillados es estar vra, señoria presente, el mas leal vasallo y criado que Rey ni príncipe aya tenido y que no aya sido bastante para dar á entenderá S. M. quan engañado a sido, y quan poco gana Dios, ni esta tierra ni sus rentas reales con semejantes leyes, y que bastase mas un frayle, que tantos daños a hecho en tiempos pasados, y que agora se fiase dél una cosa tan árdua. En otro, dirijido al rey, en 7 del misr mo mes y año, dice así. Si pudiéramos, todos nos presentáramos an

te V. M. para que si avemos sido desleales, nos mandára cortar las cabezas y si leales, como á tales nos mandára premiar. Uno va por todos, y humildemente suplicamos nos oyga, y porque lo lleva todo por instruccion y capítulos, no ay para que nos alargar, y ansí confiados, quedamos con mucha esperanza que las hordenanzas y premáticas ásperas se quitarán de en medio.

En carta del obispo Marroquin de México á 20 de julio de 46, dirijida á este ayuntamiento, dice: Acá llegó la grita y escándalo que ese señor oidor causó con su llegada, perdóneselo Dios.... Quisiera yo señores, que cuando se herraban los esclavos, y se tasaban los pueblos á voluntad de cada uno, hubiera una grita de estas para la pobre alma del que lo hacia y consentia.... Despues que llegué, cada dia nos avemos juntado y se an tratado cosas mas espirituales que corporales. En lo de los esclavos y servicio personal de los índios, acordamos que no se hablase, y que los confesores se lo oviesen entre sí por no alborotar el pueblo. El obispo de Chiapa llegó algo tarde, y está mui manso, y lo estará mas cada dia, aunque ayer quizo comenzar á respingar, y no se le consintió. Martin de Guzman, vecino de Gracias, en 23 de agosto de 47, escribe al ayuntamiento de esta capital lo siguiente: El cabildo de esta ciudad a estado preso en la cárcel pública de siete ó ocho dias, y está con prisiones y bien á recabdo, porque escribieron á los cabildos lo que S. M. proveya y que embiasen sus procuradores, y aquí todos juntos suplicasen. Ayer les quitaron los grillos, y no sé en lo que los condenaron. El ayuntamiento de la propia capital, al presidente en 26 de setiembre de 48, escribe así: ill. señor. Esta cibdad ha sabido el mando que Vra. Señoria á sido servido de hacer cerca de los esclavos, creyendo que en ello se sirve á Dios y S. M.... Hallará Vra. Señoria que todo el bien y ser de estas partes está en el contento y asiento perpétuo de los españoles y en el poco de oro y plata que se saca, y no en el contento y parecer de los religiosos, aunque su zelo parezca bueno y santo.

Otro memorial presentado á la audiencia dice así: muy pso. señor. Juan de Castro, en nombre de la ciudad de Santiago de la provincia de Guatemala, dice, que por otra su peticion suplicó que por cuanto el licenciado Cerrato presidente avia dado por libres generalmente todos los eslavos índios sin los oyr ni dar lugar á que recibiesen los títulos y recabdos que tenian para se proveer dellos, sino solamente con mandar que todos los vecinos trujieran los tales es(16)

TOM. 1.

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