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muchos talentos i voluntades le asegura su desarrollo ; i esta asociacion de los espíritus, por medio del trabajo comun, es la única que puede realizar i sostener los progresos de la ciencia. Las instituciones que tienen por objeto cultivar las ciencias i propagar los conocimientos son las sociedades sabias i los diferentes cuerpos de enseñanza, a cuya cabeza está la Universidad. El fin de esta institucion no puede ser otro que el de representar en la enseñanza la universalidad de los conocimientos humanos, esponer libremente todas las ciencias con arreglo a sus últimos principios i a sus relaciones íntimas con la ciencia jeneral, iniciar a la juventud en las últimas razones de las cosas, elevar sus sentimientos por las miras superiores que adquiere con el estudio, para hacerla abrazar una profesion sabia i especial i sobre todo para formar hombres jenerales capaces de conocer los hechos i los acontecimientos de la sociedad en sus causas, en su union i estension jeneral, a fin de que puedan de este modo colocarse al frente del movimiento intelectual, moral, relijioso i político. La universidad que no cumpla esta mision privará a la sociedad del mas poderoso eje de la civilizacion, i no hará mas que formar hombres de ideas limitadas, sin principios, sin carácter i sin convicciones acerca de las grandes cuestiones que interesan a la humanidad, los cuales propagarán la indiferencia, el excepticismo i la inmoralidad en todo lo que tiene relacion con el fin social. La universidad debe formar con todas las instituciones de la enseñanza i con las científicas el cuerpo sabio de la sociedad, comprendiendo a los individuos que hacen del cultivo de las ciencias i de la enseñanza la principal vocacion de su vida. Pero este estado de unidad en la organizacion

científica debe ser el resultado natural del desarrollo de las ciencias, de la uniformidad de las opiniones, del triunfo de la verdad, i no una institucion postiza creada por un poder esterior. Antes de llegar a este último término, la ciencia i la enseñanza deben constituirse en muchas esferas mas o ménos estensas, mas o ménos coordinadas entre sí, pero enteramente libres en su organizacion interior e independientes de otro poder estraño.

Segun estos principios jenerales, es fácil fijar las relaciones que existen entre el Estado i las instituciones científicas. Todos los derechos que la ciencia puede reclamar para sí i sus instituciones de parte del Estado pueden reasumirse en el derecho de ser independiente de las demas autoridades esteriores i de desarrollarse libremente dentro de la esfera propia que le señala la especialidad de su fin: este derecho reclamado por la teoría i apoyado por la historia debe ir recibiendo gradualmente su aplicacion en la práctica, a medida que se adelante la cultura de la sociedad i se organicen distintamente las varias esferas del cuerpo social. Hoi dia en todos los Estados constitucionales i no constitucionales se hallan mas o ménos dependientes del Gobierno las instituciones científicas, pero es preciso asegurar a la instruccion superior su derecho natural de independencia i libertad, tanto en su constitucion. respecto del Estado, cuanto en su réjimen interior, a fin de que su accion social no sea turbada ni desnaturalizada por influjos estraños.

Pero como el Estado debe facilitar a todas las instituciones sociales las condiciones de su desarrollo, es indispensable que prepare la completa emancipacion de la instruccion superior, no solo reconociendo el

principio de libertad en que ella ha de reposar, sino manteniendo con las rentas públicas una enseñanza que pueda rivalizar con la instruccion libre, servirla de modelo, estimularla i fortificarla gradualmente, hasta que sea bastante por sí misma para proveer a todas las necesidades de la sociedad. La instruccion inferior debe encaminarse tambien a su independencia del poder político, sin embargo de que no necesita con tanta urjencia del mismo grado de libertad que es esencial en las altas rejiones de la intelijencia, porque como se apoya en los primeros elementos i reclama una vijilancia activa i constante para que todos los individuos cumplan el deber social de instruirse, el Estado puede mui bien tenerla bajo su inspeccion, a lo ménos hasta que la enseñanza superior haya logrado consolidarse en su absoluta libertad.

Los derechos que debe hacer valer el Estado con relacion a la ciencia, a la enseñanza i a sus instituciones sociales, son:

1.°. Que sus funcionarios no salgan de su esfera especial ni confundan sus funciones con las demas esferas sociales, para que puedan de este modo desarrollar su capacidad por un estudio contínuo.

2.° Que no se haga de la enseñanza un instrumento para fines estraños a la ciencia i a la instruccion, porque teniendo aquella por objeto el desenvolvimiento de los principios científicos, su carácter es la jeneralidad, aun en las aplicaciones que puede presentar; i por tanto su obligacion es mantenerse en esta esfera elevada, dominando las pasiones, i no dejarse subyugar por miras i circunstancias del momento.

3.o Respecto de la instruccion en jeneral puede exijir el estado de todos los miembros de la sociedad que se

instruyan en los primeros elementos del saber humano para que puedan conocer i cumplir sus deberes socia les: el Estado debe hacer esta instruccion obligatoria, dejando por lo demas a cada cual la libertad de adquirir la superior en donde i como mejor le parezca, con tal que haya justificado ántes que posee los conocimientos elementales necesarios.

III.

Relacion de la industria jeneral i de sus instituciones con el Estado.

La industria es el conjunto de las artes útiles o de los trabajos aplicados a la esplotacion de los elementos i de las fuerzas de la naturaleza ella está destinada a subministrar al hombre los medios de satisfacer las necesidades de su vida fisica i de desarrollar sus facultades intelectuales i morales, tanto por el ejercicio en que las pone, cuanto por la conveniencia que procura, facilitándole la cultura de su espíritu.

La industria se desarrolla actualmente bajo el imperio de dos hechos principales que ella no ha criado, pero cuyas consecuencias acepta, lo mismo que toda la sociedad, sin detenerse a examinar sus resultados, tales son la libertad industrial i la multiplicacion progresiva de las máquinas aplicadas a casi todos los ramos industriales.

La libertad ha dado vuelo al jenio de invencion i de mejora en todo, pero consagrando el principio del individualismo, ha abierto la carrera de la concurrencia a todos los intereses particulares que se hacen mútuamente la guerra i que no pueden prosperar sin destruirse los unos a los otros. Ademas el espíritu de los

tiempos modernos, invadido por el excepticismo moral i relijioso i fascinado en cierto modo por los grandes descubrimientos de las ciencias físicas, se ha dirijido hácia las mejoras materiales i ha traido sobre la carrera libre de la industria una inmensa mayoría de hombres en busca de la satisfaccion de sus deseos i necesidades. Este aumento de la poblacion obrera por una parte, i por otra la multiplicacion de las máquinas i de los ramos de industria que las han adoptado, ha desquiciado la proporcion entre la oferta i la demanda del trabajo i ha traido por consecuencia natural la baja de los salarios i con ella la miseria de los obreros. Semejante mal se aumenta i radica a medida que la industria se desarrolla, i el resultado final vendrá a ser el predominio de las grandes fortunas industriales sobre la numerosa clase de los obreros, la cual quedará en un estado de verdadera servidumbre. Resultados análogos se desenvuelven en la agricultura, porque siendo las pequeñas propiedades tan limitadas en sus productos que no proporcionan los capitales indispensables para realizar mejoras, sus dueños se ven obligados a contraer deudas, que, por la gran desproporcion que existe entre la tasa de los intereses i los beneficios reales de la agricultura, amenazan acumular las pequeñas i las medianas propiedades en manos de los capitalistas hipotecarios i de los grandes propietarios territoriales.

Para evitar estas desgracias es preciso que la industria reciba una organizacion que esté mas en armonía con todos los intereses sociales i que guarde conformidad con el principio jeneral de justicia cuyo intérprete es el Estado. Afortunadamente los malos resultados de la libre concurrencia no se han desarrollado todavía en los pueblos americanos en toda la deformidad con que

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