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CAPÍTULO VIII

RUPTURA DEFINITIVA ENTRE GOBIERNO Y NACIONALES.

I. Ministerio Lastarria, y su significación. — II. La Obstrucción Parlamentaria y el Programa del nuevo Gabinete. III. Renuncia Vial Guzmán y prórroga de Sesiones. — IV. La Residencia del Ejército y la Comisión Conservadora. V. Los ferrocarriles de Tarapacá. VI. Renuncia del Ministerio Lastarria y Organización del de Donoso Vergara.

I

Balmaceda, en presencia de la inesperada crisis Ministerial, estudió tranquilamente la situación. Tenía dos caminos que tomar : ó la coalición de Nacionales y Nacionalizados con los Liberales de la antigua mayoría, ó la de éstos últimos con los Radicales y Disidentes.

Para lo primero tenía que renunciar á la idea de la unificación, por cuanto los Nacionales no hacían misterio de su resistencia al respecto. Había además dos serios peligros que la entrada de ellos no iba á producirse por medio de la reconciliación amistosa como se había intentado á fines de 1888 y en el mes de Abril, sino con menoscabo de la mayoría de Gobierno y por la puerta de un golpe parlamentario ocasional; y en segundo lugar, que la llamada de los Nacionales en estas

condiciones era resistida por gran parte de los adeptos á la Administración, por los Disidentes y aun por varios Radicales. Agréguese á ello que los Nacionales, como lo habían insinuado en las conferencias de Abril, podrían imponer condiciones incompatibles con el prestigio del Jefe del Estado y de sus amigos politicos.

Estas razones, unidas á otras de carácter secundario, obligaron al Presidente á optar por el otro camino que le fué propuesto por el Ministerio saliente y por representantes caracterizados de los grupos Disidente, Radical y Liberales de Gobierno.

No habiendo aceptado por causas de salud Manuel Recabarren (Radical), la misión de organizar el nuevo Ministerio, se confió tan dificil misión á Demetrio Lastarria que la aceptó el Domingo 9 de Junio. En la conferencia habida entre Balmaceda y Lastarria, hubo acuerdo para que el nuevo Gabinete fuera organizado con la representación de Liberales de Gobierno, Disidentes y Radicales.

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La combinación anterior fué bien recibida por los Radicales, por los Disidentes y por parte de los Liberales de Gobierno. Fué tolerada por la otra sección de los últimos y abiertamente rechazada por los Nacionales, los Nacionalizados y los Conservadores. Estos, que habían estado como en observación, desnudaron sus espadas y audazmente se lanzaron á la、 liza para atacar á los Radicales y al Ministro de Justicia.

La prensa reflejó netamente la opinión de los diversos grupos. El Independiente consideró el nuevo Ministerio como una provocación y por ello terminó su editorial del

12 de Junio con las siguientes frases por demás reveladoras :

Los señores Ministros desean arrastrarnos á una lucha que sus antecesores en el Gabinete procuraron evitar á toda costa? Esta bién no seremos nosotros los que rehuyamos la lucha ni los que habremos de perder en ella».

La Patria, El Mercurio y La Época, órganos de Nacionales y Nacionalizados, expresaron que el Gabinete era incompatible con toda idea de paz y de futura reconciliación. Era preciso prepararse é ir á la batalla. La Unión se adhirió á este grito de guerra.

La Tribuna, La Libertad Electoral v El Heraldo se alistaron para defender la situación gubernamental por creer que los nuevos Ministros respondían á las exigencias de la crisis politica porque atravesaba el país.

En el Congreso la lid tomó calor extraordinario.

El período de sesiones ordinarias de 1889 puede pasar á la historia de Chile como el más estéril, el más antipatriótico y el que más campo dió á la obstrucción, á los celos de partido y á escaramuzas que comprometieron el crédito de la representación nacional.

El Senado, como de costumbre, siguió sus tareas con relativa indiferencia. Estudió varios proyectos y despachó pocos. Ninguna cuestión de trascendencia preocupó su atención y su labor fué más administrativa que politica. De la disidencia ocasionada por la elección de Mesa directiva y que fué origen de la caída del Ministerio Barros Luco, apenas quedó el recuerdo.

II

No sucedieron las cosas con tanta pasividad en la Cámara de Diputados.

El periodo ordinario de esta Asamblea en 1889 puede compararse con exactitud matemática al cielo de los

trópicos con sus temporales, sus cambios y su electricidad.

No se aprobó ningún proyecto de importancia. Aceptó la Cámara uno que otro de carácter administrativo de escasa significación, tramitó otros, y por lo demás impidió el despacho de toda ley en que tuviera interés el Gobierno, se llevó en inacabables interpelaciones y dedicó su tiempo á abrir ancha válvula de escape á las malquerencias y miserias de les grupos antagónicos, con detrimento del país, con desprestigio del Congreso y con mengua del carácter de los partidos.

El 11 de Junio se presentó á la Cámara el nuevo Gabinete y el Ministro Lastarria dió lectura al siguiente pro

grama:

«El Gabinete que se presenta en este momento al Congreso, considera que no existen hoy necesidades sociales ni públicas que aconsejen medidas de aquellas que dividen á los ciudadanos, producen el choque de intereses y apasionan los ánimos.

› Piensa que los problemas Legislativos y de Gobierno pueden ser resueltos acertadamente, analizándolos en si mismo, con el espíritu patriótico que caracteriza nuestra nacionalidad.

>> Como las ideas y proyectos á que prestará su concurso, no serán inspirados por un propósito de hostilidad contra ningún partido político de los que no están representados en el Gobierno, espera encontrar en los que disientan de sus miras, la cooperación necesaria para conseguir los resultados que aseguren la felicidad pública.

» Aplicaremos nuestras fuerzas á conservar la tradición de legalidad y probidad que honra á nuestro país; oiremos con satisfacción las observaciones que tiendan á robustecerla, cualquiera que sea su origen.

› En cuanto á las reformas que se han realizado hasta hoy, mantendremos su integridad y nos esforzaremos en arraigarlas en nuestras costumbres.

> En las que aconseje el mejoramiento de nuestras instituciones, particularmente en las leyes de elecciones y de

municipalidades, el Gabinete se empeñará en procurar que ellas sean el resultado del acuerdo patriótico de los partidos políticos.

» El Ministerio se forma de Liberales y Radicales, y sería inútil anticipar que en la dirección de los negocios públicos, ha de proceder en conformidad á su credo común, dirigiendo la política en forma elevada é impersonal, sin arredrarse ante reformas ni ante ninguna idea de adelanto, cumpliendo si, con los deberes de prudencia y discreción de los negocios públicos ».

Inmediatamente y sin esperarse acto alguno, se dió comienzo á una interpelación política sobre si el Ministerio era ó no parlamentario. En esta discusión teórica se ocupó la Cámara de Diputados, salvo pocas sesiones y algunos minutos de la primera hora que eran devorados por mil incidentes de orden, desde el 11 de Junio hasta el 13 de Agosto, ó sea, más de dos meses consecutivos. No hay que olvidar que el periodo ordinario dura hasta el 1.° de Septiembre. De modo que sólo 19 días quedaron sin ser ocupados por tan vacía y estéril interpelación, simple pretexto para dar libertad á los resentimientos y cóleras de Nacionales y Nacionalizados contra Balmaceda, los Disidentes, los Radicales y los Liberales de Gobierno.

Este debate excesivo por su acritud y extensión, fué el resultado de táctica friamente calculada. La oposición se propuso detener la obra legislativa para abatir con ello al Ministerio y reducirlo á la impotencia.

¡Qué cuadro más sombrio para desprestigiar el parlamentarismo y para convencerse que es monstruoso absurdo en Repúblicas democráticas y en Congresos divididos en varios partidos en abiertas hostilidades entre si!

Convertir una corporación, hecha para legislar, en instrumento destinado á impedir legislar es el peor camino para acreditar el sistema parlamentario y el mejor para cavarle honda fosa.

Al concluir su discurso programa el Ministro Lastarria, tomó la palabra uno de los Diputados de oposición

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