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CAPITULO XIV

MINISTERIO PRATS.

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I. Programa del nuevo Gabinete. II. Acusación al Ministerio de Mayo. III. Leyes de Elecciones y de Municipalidades. IV. Incidentes reveladores y labor Parlamentaria. — V. Renuncia de Prats y sus causas.

I

En sesión de 11 de Agosto aprobó el Senado la Ley de Contribuciones y el Proyecto que le da en el hecho efecto retroactivo.

En la misma sesión se presentó el nuevo Gabinete que ese día había sido constituído así:

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Este Ministerio reunía exactamente las condiciones convenidas por el Jefe del Estado de acuerdo con el Gabinete de Mayo. Ninguno de sus miembros formaba parte del Congreso como Senador ó Diputado y ninguno

había tomado participación activa en el último conflicto entre el Ejecutivo y el Parlamento.

Prats era Ministro de la Corte Suprema de Justicia y hubo que reconocerle una pensión vitalicia por ley para asegurarle sus entradas, cuando dejara el poder.

Tocornal no figuraba en la vida pública desde varios años. Pertenecía al partido Conservador, el que no le había dado ingerencia en el Congreso hacía diversos períodos legislativos.

Gregorio Donoso, como abogado y hombre de negocios, no había hecho vida política militante.

Manuel Salustio Fernández era Gerente del Banco de Valparaíso y también hacía muchos años que no tomaba parte en las luchas de partido.

Federico Errázuriz, menos tranquilo en su breve carrera política, estaba fuera del Congreso desde principios del Gobierno de Balmaceda.

Y Macario Vial, hombre de posición independiente, más de sociedad que de partido, estaba también separado de la vida ardiente y contradicciones apasionadas de la política.

Al presentarse el nuevo Ministerio al Senado, Prats dió lectura al programa siguiente:

« Señor Presidente: Habiéndose dignado el Excelentísimo Señor Presidente de la República confiar al que habla la misión de organizar un Ministerio, reservándose el cargo de Ministro del Interior, misión que ha cumplido en la forma que conoce ya esta honorable Cámara, por habérsele comunicado oficialmente, el nuevo Ministerio, al presentarse por primera vez ante V. E., cumple con un deber que le es muy grato, el de rendir á V. E. los homenajes de consideración y respeto que le son debidos.

Alejados de la política activa durante muchos años, animados del propósito firme de guardar á todos, sin distinción alguna, las consideraciones que se deben al ejercicio del derecho, con la resolución inquebrantable de cumplir en la órbita de acción del puesto que hemos

aceptado, la Constitución y las Leyes, nos atrevemos á esperar que la honorable Cámara, ante la cual exponemos la línea de conducta que nos hemos trazado, se ha de servir honrarnos con su benevolencia.

<< Al hablar del fiel cumplimiento de las leyes, debemos hacer mención especialmente de las que se refieren á garantir el más sagrado de los derechos, el que constituye la base de la legitimidad de los poderes del Estado, el derecho electoral, que consiste, ni más ni menos, en que el mandante el pueblo pueda elegir con entera li

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bertad sus mandatarios las autoridades.

› Próxima ya la época de la elección del primer magistrado y de la renovación del Congreso, declaramos que el Gobierno se abstendrá en absoluto de ingerirse en las contiendas que se suscitaren; que estima como un deber imprescindible el de amparar por los medios legales á su alcance á todos los ciudadanos, sin distinción alguna. Creemos que, si en otros tiempos pudo juzgarse por algunos, aún por notables estadistas, que una prescindencia absoluta del Gobierno, á este respecto, era ocasionada á inconvenientes, esa teoría no puede actualmente conciliarse con el patriotismo y probidad.

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» El pueblo exige hoy libertad absoluta y la tendrá. >> Como ve la honorable Cámara ; nuestro programa es muy sencillo: fiel y riguroso cumplimiento de las leyes. Llamados por S. E. el Presidente de la República para cooperar en la honrosa tarea del servicio público. confiado á su alto puesto, animado S. E. del vehemente deseo de ver restablecida la armonía de los poderes públicos y creyendo encontrar en nosotros leales cooperadores á ese efecto, no nos ha sido dado negar nuestro débil concurso, desde que debíamos creer animado del mismo propósito al Congreso, y esperábamos que nuestra acción, aunque débil, podría ser fructuosa.

» Si no nos hemos engañado, tendremos el honor de permanecer en estos puestos, mientras tengamos el de merecer la confianza de S. E. el Presidente de la República y el del Congreso.

» Al terminar estas breves palabras debemos declarar

que llamados á ocupar estos puestos, con unánime aceptación de todos los partidos, no hemos podido ni debido negar nuestro concurso, haciéndonos sordo al llamamiento que se nos ha hecho en nombre de la patria y en días de pruebas para el afianzamiento de sus instituciones. Hemos creído que ningún chileno, en estas circunstancias, dejaría de sentirse arrastrado á impulsos de su corazón.

» Así mismo, hemos creído que todos los partidos tienen derecho para exigir la neutralidad más perfecta.

» Justicia y neutralidad, será, pues nuestra bandera ̧ » Pero, nótelo bien la honorable Cámara; también he mos creido que no hay derecho para exigirsenos otra labor fructuosa que aquella que, para llenarla, sólo exige probidad y patriotismo. Las luces necesarias para la debida ilustración de las grandes cuestiones que pueden dividir la opinión, las posee el Congreso.

¡ Honor á S. E. el Presidente de la República y al Congreso Nacional!

Siguiendo ambos los impulsos de su patriotismo y con oído atento á los votos del pueblo, han dado solución al gran conflicto.

» Tributemos á Dios el homenaje de reconocimiento».

El Senador Altamirano usó de la palabra en contestación á Prats.

Hizo de nuevo una historia de la situación política, cuyo origen, según él, fué una cuestión de libertad electoral; la existencia de una candidatura oficial á la Presidencia de la República.

«El hecho dijo, no era nuevo, dicho sea esto en abono y con el propósito de atenuar la falta en que el Gobierno. incurría. La candidatura oficial es, por el contrario, el hecho consuetudinario en nuestro país, el hecho que ha venido repitiéndose desde el nacimiento de la República. En esta ocasión, dicho sea también en verdad, el hecho revestía caracteres que agravaban la falta, y esto tal vez explica la violencia extraordinaria desplegada en la lucha. » La paz ha venido después de la tormenta; pero, esto

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no quita el deber de seguir vigilando « para no dejar que en caso alguno, pueda ser ocupado por otra candidatura del mismo origen el lugar de la que ha desaparecido para no volver á la vida ».

Sigue explanando sus ideas en contra de las candidaturas oficiales y en favor del deber de hombres y partidos de luchar en aras del pueblo.

Como garantía práctica de la libertad electoral, pide que se promulgue la Ley Electoral ya aprobada por el Congreso y retenida en Secretaría; y que se produzca acuerdo sobre la Ley de Municipalidades fundada en la Comuna Autónoma.

Recomienda, como complemento de lo anterior, la ley ó reforma que autorice al Congreso á convocarse á sí mismo.

Agregó que la evolución ministerial y la declaración Prats, lo autorizaban á decir que se había conseguido que los Gabinetes vivieran con el acuerdo del Presidente y del Congreso, de modo que cuando éste censuraba el Ministerio debía renunciar en el acto.

Dió término á su exposición política exhortando á los partidos á resistir toda intervención, ya que comenzaba la hora de la regeneración política. Y esta obra era hecha por un Congreso fruto de la intervención.

He aquí sus palabras textuales, acerca del origen del actual Parlamento.

« Otro Presidente,elactual, en un momento de tanta autoridad, como no la tuvieron nunca los Presidentes de Chile, porque á los recursos de que aquéllos dispusieron se unía ahora la circunstancia de estar repletas las arcas del Estado y desbordando sobrantes, este Presidente en un momento en que en todos los Departamentos de la República se ejecutaban grandes trabajos fiscales, que daban ocupación á millares de hombres, que recibían su sustento y el de los suyos del Tesoro nacional, este Presidente, autorizado para gastar 70 ú 80 millones al año, elegia este Congreso, también según soberana voluntad. Pudo decir en la sesión inaugural con razón bastante

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