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aviso saludable que enseñándoles el riesgo les im peliese a separarse de la senda del error; i hubo momentos en que nos prometimos un triunfo: ¡que insensatos fuimos!

La publicacion del prospecto ha producido un desengaño fatal: léjos de arrepentirse los malvados, se volvieron furiosos; yo los ví en sus orjías (1); yo ví pintado en sus rostros el orgullo i el despecho; of sus discursos sacrilegos; todo era sangre i venganza; todo proscripcion i muerte; aquí un ministro del Evanjelio trasformado en sans. culotte gritaba con voz descompuesta el esterminio de los ciudadanos; allí un militar de rango, poco diestro en la ciencia de los jenerales, proponia el aumento de espías asalariados; mas allá un miem. bro de justicia dictaba el robo i el asesinato, ofreciendo venenos i puñales; en medio de todos se distinguia un miserable mercenario (2) abriendo dictámen sobre altos negocios de Estado; uno disponia de los ejércitos, otro de los gobiernos; nada habia sagrado para los Jacobinos de Sud-América; la relijion misma i el altar debian servir su ambicion devoradora. Si nos descubren somos perdidos; perezcan los que intentan ilustrar a los pueblos;

(1) Así pueden llamarse con propiedad las reuniones del club aristocrata, donde los excesos de la intemperancia acompañan regularmente al calor de las discusiones.

(2) Don Vicente Chilavert.

perezcan los pueblos mismos antes que hacernos el blanco de su venganza; i cuando el riesgo se aumente, cuando no haya otro recurso, precipitemos los sucesos; pruebe la soberbia Buenos Aires la suerte de la Banda Oriental i conservemos nosotros el fruto de nuestros trabajos. Este era el voto del club aristó crata: al oirle, al observar aquel horroroso espectáculo, me pareció que me hallaba en un club de bestias feroces que, ya cubiertas de sangre, se preparaban a despedazar nuevas víctimas i disputarse los fragmentos de la patria abatida sobre los cadá veres de sus mejores hijos. Huí espantado de aquel lugar execrable i desahogando mi dolor en el silencio del recojimiento, esclamé trasportado: amada patria mia, ¿será en vano que la fortuna te presentase por enemiga una nacion degradada e imbécil, que las grandes potencias fijen la atencion en el resultado de tus esfuerzos, que los ciudada. nos sacrifiquen sus bienes i sus vidas por tus triunfos i que se hayan concedido los de Chacabuco i Maipú? Habrán de fenecer tus glorias i tu esperanza, no al impulso de enemigos esteriores, sino por la intriga i ambicion de los tigres que alimen. tas en tu seno? Si tal es tu triste destino, no será mio conocerlos i ocultarlos: yo los delataré ante el pueblo soberano, descubriéndoles prepararé su castigo i haré que la historia mande sus nombres a la posteridad envueltos en odio i en execracion,

Voi a cumplir este voto sagrado. ¡Temblad, tiranos! El velo que os encubre va a rasgarse para siempre.

¿Cuál, americanos, seria vuestro asombro e indignacion si supiéseis que el órden que se observa en la administracion del pais es solo aparente, i que todo lo gobierna el capricho de algunos hombres que disponen a su arbitrio de la tierra como de una mina, de los habitantes como de instrumentos para trabajarla? Tal es vuestra situacion: no hai Congreso, no hai Directorio, no hai Tribunales, no hai Leyes; fenecieron esos establecimientos respetables que presajiaron un dia vuestra felicidad; fenecieron sepultados en el abismo que abrieron los Jacobinos; solo existe su sombra para alucinaros; en su lugar se ha elevado el detestable Club Aristocrata, de cuyo orijen, progresos e infernal constitucion ofrecemos instruiros fundamentalmente; instados ahora por el tiempo, daremos una breve idea de su estado actual, no sea que el veneno o el puñal decretado contra el Editor pueda, aunque fuera de toda probabilidad, acabar una vida que sentiria perder dejándoos, americanos, entregados a aquellas manos sacrilegas.

El objeto del Club Aristócrata es apoderarse de la administracion i de la fuerza i disponer del pais a beneficio de sus miembros; los medios de conducir esta obra a su término resultan de su constitucion

orgánica; cada individuo jura sostenerla con su vida, haberes i fama; profesa secreto inviolable, amistad esclusiva a la corporacion i obediencia ciega a sus resoluciones. Calculad, americanos, las consecuencias de estas bases fundamentales del órden del jacobinismo i bajo ellas podreis esplicar todos los acontecimientos, desde la ominosa época de su inauguracion i resolver el problema de las contradicciones, i vereis cómo los tigres prontos a devorarse se unieron por intereses para devorar a los pueblos.

El célebre fundador de esta sociedad en Sud América es José de San Martin. ¡Mónstruo de corrupcion, de crueldad i sobre todo de ingratitud! ¿Por qué el destino injusto unió su nombre a la victoria? La majia de Chacabuco i Maipú, jornadas que por tu ignorancia harán llover males sobre el pais, te habrá sido concedida para que derrames mas a salvo tu contajiosa doctrina en los pueblos inocentes? No es de este momento fijar el dia de la instalacion del Club central i sus subalternos; baste decir que es poco anterior a la eleccion de Director en Juan Martin Pueyrredon; él marchaba a esta capital cuando el fundador vino a encontrarle en Córdoba i le inició en los misterios; a virtud de un triunfo tan interesante para los aristócratas, el hombre contra quien pocos dias ántes todo Buenos Aires respiraba odio i desprecio, fué

recibido i sostenido como milagrosamente;- desde esa época fatal se han multiplicado sin interrupcion los progresos del establecimiento, i se ha fortificado con otros nuevos hasta adquirir el grado de poder que hoi goza i que solo puede destruirse descubriéndolos. Entretanto que puede publicarse una idea completa de la organizacion i estado del órden en todas sus ramificaciones, referiremos una parte de los individuos de que se compone. Esperamos que la conducta de los otros les hará dignos de la consideracion que se les dispensa en este número.

Congreso. El presbítero doctor don Antonio Sáenz, el canónigo don Luis José Chorroarin; el coronel mayor don Juan José Viamont, don José Maria Serrano, don Matías Patron i don Pedro Carrasco.

Gobierno.-El Director don Juan Martin Puey. rredon, el Secretario de Estado don Gregorio Ta gle, el de Guerra don Matías Irigoyen.

Ejército.-Jeneral San Martin, jeneral Belgrano, coronel mayor don Matías Zapiola; el de igual clase don Juan Ramon Barcálcel; el coronel de artilleria don Manuel Pinto; el comandante de Cazadores don Celestino Vidal; el de cívicos don Luciano Monte de Oca i el de Húsares don Do. mingo Sáez.

Empleados.-El coronel mayor don Toribio

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