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zas de los conjurados de Montevideo, sin embargo de existir a mas de 400 leguas de San Luis, en un pais estranjero i sin relaciones algunas con las provincias del interior. Mas no sucedió así porque ese complot i esas conexiones con los de Montevideo no existieron en San Luis: se crearon en Buenos Aires como las demas calumnias e invenciones que ha hecho correr este Gobierno sin pu dor ni recato para atacar el honor de hombres indefensos, a quienes persigue porque merecieron el concepto de los pueblos, i porque quiere hacerlos aparecer como delincuentes solamente porque no lo son.

No estaba satisfechoel Director de los resultados de esta intriga i observando que empezaba a reflexionarse en la capital sobre una ocurrencia tan estraordinaria, apela de nuevo al recurso de un tercer parte u oficio del Gobernador Dupuy que mandó insertar en la Gaceta del 10 de Marzo. Allí se ve hasta qué punto llega la violencia de las pasiones de los que me persiguen. En este tercer oficio trascrito en la Gaceta del 10 de Marzo, se le hace decir al Gobernador Dupuy, de San Luis, que un tal Carretero, oficial español prisionero en Chile, animaba a sus compañeros a la conjuracion despues de haberlos reunido con el pretesto de matar bichos i les dijo: "que antes de dos horas iban a "conseguir su libertad; que tenia tomadas todas

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"las medidas; i que, a las 24 horas evacuarian es"ta ciudad dirijiéndose a la montonera, donde es"taban.sus hermanos Carrera i Alvear, de quie"nes habia recibido correspondencia en que le aseguraban que los recibirian con los brazos abiertos...... Es hasta donde puede llevarse la animosidad, el descaro i la impudencia. Yo no sabia ni podia saber que existiese en el mundo un Carretero, oficial español, prisionero en Chile, cuatro años despues de mi separacion de estas provincias; ni sabia que hubiese tales españoles prisioneros en la Punta de San Luis, ni yo he estado jamas en la montonera. ¿I ha pensado el señor don Juan Martin que los lectores de sus gacetas son tan estúpidos que podran creer jamas que en el caso de haber yo entrado en algun plan contra el Director, habia de servirme para mis empresas de los oficiales españoles? ¿De los enemigos eternos de la independencia del pais, i de unos hombres vencidos por mí en el campo del honor? ¿Ni qué utilidad podria reportar del servicio de cuarenta o cincuenta españoles sin conocimiento alguno de los que se necesitan para hacer la guerra en el pais? De unos hombres cuyo auxilio por sí solo bastaria para com. prometer mi reputacion patriótica? ¿Ni qué necesidad podria yo tener, en el caso supuesto, de cuarenta españoles inútiles, cuando podia contar con mil patriotas que jimen en la opresion i desean ver

el término de tantas desgracias? I si no podia yo tener un interes en el auxilio de aquellos miserables prisioneros, ¿quién podrá persuadirse de esa conexion que se me atribuye, aun cuando la distancia de 400 leguas, las dificultades en un gobierno estranjero i la imposibilidad de comunicaciones con el interior, no hicieran increible el complot de la conjuracion con los españoles? ¿I nuestras cartas serian bastante eficaces para inducirlos a preferir la montonera, terror de los españoles, a un go. bierno que con sus licencias i disimulos ha permitido la evasion de mas de 300 oficiales prisioneros de los 500 que tomé en Montevideo? Despues de esto, ¿habrá quién lea sin reirse o sin indignarse la villania insolente con que se pretende dar el título de hermanos nuestros a los españoles conjurados? ni esa desfachatez con que el editor asegura (¡hablando con los pueblos!) que conserva mui bien archivados los documentos para probar la conexion que el movimiento de los prisioneros de San Luis tenia con el complot de Montevideo? Si existieran esos documentos no se habrian publicado en tan oportuna ocasion para justificar el celo público que conduce al Director en sus denuncias contra los traidores a la patria?...... Traicion es insultar la razon pública de una manera tan escandalosa: ni yo sé verdaderamente cuál debe ser mas vergonzoso para el Director Pueyrredon, si el haber in

tentado engañar a la nacion con tan ridícula patraña, o el no haberlo podido conseguir. Los gobiernos anteriores pudieron tener sus vicios i sus errores, como los tienen todos los que mandan; pero ninguno se vió como el presente atacar la decencia pública i tratar de seducir a los pueblos i a la capital con cuentos, que no podrian pasar en una escuela de niños. Los celos que le causan al señor don Juan Martin el mérito o la opinion de algunos ciudadanos que por sus servicios se adquirieron un nombre ilustre, le conducen a la mas injusta persecucion i el sufrimiento de los pueblos le reanima a inventar i publicar calumnias, sin reparar en la inverosimilitud ni en la contradiccion de las circunstancias. Esos documentos que dice el edi. tor, que conserva mui bien archivados i que los reserva para el caso oportuno, aunque nunca existieron, apareceran sin duda en las gacetas siguientes, lue. go que el editor haya acabado de forjarlos, o que los gobernadores hayan puesto en limpio los borrones que le remita la secretaria privada del Director. Yo me abandono a la justicia de los pueblos i dejo a su decision, si es posible que un ciudadano que ha sacrificado su fortuna, su subsistencia i su sosiego a la causa de la independencia de su patria, que le ha hecho servicios tan importantes, podrá jamas unirse a sus enemigos ni tomar partido contra los intereses de su libertad. Continúe el Direc

tor en sus intrigas i calumnias, que me ataque, que me persiga, yo no me prostituiré jamas al deshonor: un dia llegará en que triunfe la inocencia contra la persecucion i los calumniantes quedarán cubiertos de oprobio e ignominia.-Carlos Alvear.

Marzo 18 de 1819.-"Imprensa Federal-Por William P. Griswold i John Sharpe.

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