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«Santiago, 19 de abril de 1799.-Visto: Con lo que ha informado el tribunal del consulado i ha espuesto el ministerio fiscal, i por lo que de todo resulta, prevéngase por la secretaría al señor intendente de Concepcion que suspendiendo la ejecucion del capítulo del bando de buen gobierno que publicó el 30 de junio de 98, i en que mandó que las tiendas de mercancía se cerrasen al toque de oraciones, i media hora despues los mesones i pulperías, mantenga al comercio i a la ciudad en la posesion en que ha estado de hacer el tráfico en la parte de la noche que se acostumbra en esta capital i en todas las ciudades de América; i que para ello no embarace a los comerciantes de que tengan abiertas sus tiendas, pulperías i bodegones hasta las nueve en invierno i hasta las diez en verano, con arreglo a lo prevenido en los capítulos 3.o i 15 del que publicó el Exmo. señor marqués de Osorno de 19 de agosto de 88, aprobado por S. M. en real cédula de 8 de julio de 89; i que esto lo ejecute sin embargo de que haya dado cuenta al rei, como dijo en su informe de 7 de enero inmediato, lo que solo pudo hacer por medio de esta capitanía jeneral, segun lo dispuesto en real órden de 24 de mayo de 1789, i que para embarazar los abusos i desórdenes que ha querido precaver con esta resolucion, tome las demas providencias que sean análogas a este objeto, i que dicten las circunstancias locales del pais, estrechando a los mercaderes, pulperos i bodegoneros a que ademas de las luces interiores, pongan faroles a la calle i los conserven hasta las horas indicadas en las noches que no sean de luna.-Pino.-Doctor Rozas.»

Esta resolucion ponia término a aquel ruidoso litijio. Los comerciantes de Concepcion habian encontrado justicia en el gobierno central de la colonia. Pero el testarudo intendente, sin querer darse por vencido, no dió cumplimiento a la órden superior, i aun pidió su revocacion por el oficio que va a leerse.

«Señor capitan jeneral.-Enterado de la resolucion de V. S. de 20 de abril último que me comunica en oficio de la misma fecha, al recurso de los mercaderes de esta ciudad han hecho a ese superior gobierno para que no se impida en ella el tráfico nocturno que estaba en costumbre, i que habia prohibido en uno de los capítulos del bando de buen gobierno, publicado en 30 de junio del año pasado de 98, creo deber hacer presente a V. S. en circunstancia de estar recientemente llegado al mando de este reino, lo siguiente:

«Que hace diez meses se halla establecido este órden con puntualidad, tranquilidad del pueblo i aplauso de los sujetos mas caracterizados i juiciosos de la ciudad que advierten la notable reforma que hai en los escándalos i desórdenes desde que se tomó esta providencia. Que la costumbre de cerrarse las tiendas de noche no es desconocida en América, pues en la ciudad de Lima, capital de estos reinos, se observa puntualmente. Así mismo, pongo en la consideracion de V. S. que siendo la providencia de que se trata innegablemente útil a la reformacion de los escándalos, conducente al buen órden de la ciudad, i sin perjuicio del comercio como queda comprobado en el espediente; i hallándose el pueblo acostumbrado ya a ello, resulta de su revocacion un desaire considerable a la autoridad de este gobierno.

«Por todas estas razones, suplico a V. S. se digne suspender la ejecucion de la citada resolucion hasta que S. M. resuelva lo que estimare conveniente, cuya real determinacion no puede dilatar mucho.

«He dirijido al ministerio de gracia i justicia la razon de los bandos, providencias i adelantamientos de esta provincia en consecuencia de real órden de 6 de mayo de 1792 que manda que así se ejecute por los vireyes, capitanes jenerales i gobernadores de estos reinos, desde cuyo tiempo anualmente lo practicó en derechura mi antecesor, sin que por la via reservada se haya estrañado esta conducta, ni se oponga a la real cédula de 24 de mayo de 89, que sobre ser anterior a la citada, solo trata de las solicitudes i recursos que se hagan a S. M. por individuos no militares.Nuestro Señor guarde a V. S. muchos años.-Concepcion, mayo 6 de 1799. Luis de Alava.-Señor capitan jeneral de este reino don Joaquin del Pino.»

Esta jestion fué causa de que se demorase por cerca de cuatro meses mas el cumplimiento de la órden del gobierno central de Santiago. El presidente Pino entró en nuevas vacilaciones, temeroso de desprestijiar la autoridad de un funcionario tan importante como lo era en esa época el intendente de Concepcion. Al fin el 13 de agosto puso al pié de la solicitud del coronel Alava, las palabras siguientes: «Lo proveido en 19 de abril,» lo que equivalia a mandar que se llevase a efecto la revocatoria de los artículos impugnados del bando de buen gobierno del intendente de Concepcion. El presidente Pino acordó ademas enviar todos los antece

dentes al rei de España i darle cuenta de lo ocurrido para obtener la aprobacion de su conducta. Parece que nunca llegó la resolucion del rei.

El comercio de Concepcion ganó al fin este ruidoso litijio. Las tiendas i despachos volvieron a abrirse durante las primeras horas de la noche, como se hacia en Santiago. Pero la autoridad moral del gobernador intendente sufrió, como debe suponerse, un grande menoscabo. Apénas habia pasado un año, el administrador de aduana de Concepcion, licenciando don Juan Agustin Fernandez, entablaba en noviembre de 1800 una tremenda acusacion contra el gobernador intendente, acusándolo del delito de peculado, de defraudaciones a la real hacienda, i de hacer negocios de toda clase con perjuicio del tesoro público. Esta causa fué cortada en 1803 por providencia gubernativa que mandaba que el acusador rindiera fianza de resultas, a lo que éste se negó por creerse escusado a virtud de su destino; pero el desprestijio de Alava siguió en aumento. En 1808, al saberse allí la muerte del presidente Muñoz de Guzman, él, simple coronel, pretendió por un momento el gobierno de Chile, cuando habia en el pais otro militar de mas alta graduacion a quien por ministerio de la lei correspondia el mando en caso de vacante. El rechazo que entónces sufrió en sus aspiraciones, fué causa de que circularan pasquines burlescos en contra del gobernador intendente, i de que éste perdiera casi por completo la consideracion de que gozaba.

La tradicion ha conservado el recuerdo de los últimos dias del gobierno del intendente Alava. Aunque fuerte i vigoroso todavía, pues solo contaba cincuenta i siete años en 1810, su exaltacion era tal cada vez que se hablaba de los patriotas chilenos, que por entónces querian darse un gobierno propio, que su entusiasmo por la causa del rei tomaba el carácter de demencia. Por fin, al terminar el memorable mes de setiembre de ese año, llegó a Concepcion la noticia de haberse instalado en Santiago una junta gubernativa. Los patriotas de aquella ciudad, dispuestos a segundar el movimiento, i contando con el apoyo de la tropa, persiguieron al gobernador intendente con dicterios i con pasquines que lo enfurecian a cada momento. Alava no pensó mas que en abandonar aquella provincia que no podia gobernar. El 9 de octubre se trasladó a Talcahuano, i allí se embarcó en el bergantin Europa que zarpaba con destino al Callao. Para que no se opusiera obstáculo a su partida, habia depositado diez mil pesos en las cajas reales de

Concepcion, a fin de responder a las resultas del juicio de residencia que se seguia a los gobernadores despues de haber dejado el puesto que ocupaban. No hemos podido descubrir otras noticias sobre los últimos dias de su vida (1).

DIEGO BARROS ARANA.

(1) Talvez tengan interes para alguno de los lectores de este artículo las noticias siguientes que hemos podido reunir acerca de don Luis de Alava.

Hermano menor del famoso marino español del mismo apellido, que tanto se ilustró en el combate de Trafalgar, nació en Vitoria en 1753, i entró mui jóven a servir en el cuerpo de artillería. Hallóse en la campaña contra Jibraltar en 1781 a 1783. En 1788, siendo ya teniente coronel, fué nombrado gobernador de Valparaiso, destino de que se hizo cargo en marzo de 1789, i que desempeñó hasta 1796 en que fué promovido al puesto de gobernador intendente de Concepcion, con el grado de coronel de artillería.

R. C.

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LA FILOSOFIA POSITIVA.

ALGUNAS PALABRAS EN SU DEFENSA.

CONFERENCIÄ DADA EN LA ACADEMIA DE BELLAS LETRÄS (1).

Los pensadores que profesan una grande admiracion por las primeras especulaciones de Augusto Comte, habrian cometido una falta, si se hubiesen ocupado desde luego en llamar la atencion sobre lo que consideraban como errores en su grande obra. Mientras que ésta no habia tomado en el mundo el lugar que le pertenece, el asunto importante era, no el criticarla, sino el ayudar a hacerla conocer. Indicar sus puntos vulnerables a aquellos que no conocian, ni estaban en estado de comprender la grandeza de la obra, habria sido retardar indefinidamente su justa apreciacion, sin que se pudiese alegar la necesidad de guardarse de algun inconveniente sério. Durante todo el tiempo en que un escritor tiene pocos lectores i ninguna influencia, sino sobre los pensadores independientes, la única cosa que hai que considerar en él, es lo que puede enseñarnos: si se ha mostrado, en algun punto, ménos ilustrado que lo que nosotros estamos hoi dia, se puede dejar esto desapercibido, hasta que llegue el momento en que sus errores puedan hacer mal.

(STUART MILL.-Auguste Comte, and positivism páj. 3.)

Creo un deber manifestar, ante todo, al señor Zambrana, mi profundo reconocimiento por haber promovido un debate que no puede dejar de producir felices resultados. Una numerosa juventud intelijente e ilustrada nos escucha, i va a seguirnos hasta esas

(1) En contestacion a una conferencia oral del señor Antonio Zambrana.

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