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vió desechar de su espíritu todas las opiniones, para no admitirlas en seguida sino despues de haberlas sometido al crisol de su razon. Con este objeto, resolvió fijar cuatro preceptos para dirijir su pensamiento. Hé aquí uno de esos preceptos: «Conducir por » órden los pensamientos, comenzando por los objetos mas sim>> ples i mas fáciles de conocer, para subir poco a poco, como por » grados, hasta el conocimiento de los mas compuestos.»-«Estos > largos encadenamientos de razones, tan sencillos i fáciles, de » que los jeómetras acostumbran servirse para llegar a sus mas >> difíciles demostraciones», añadia Descartes, «me habian dado > ocasion de imajinarme que todas las cosas que caen bajo el co>> nocimiento de los hombres van unas tras otras de la misma ma» nera.» Procuró fijar tambien, haciendo abstracion de los objetos, las relaciones jenerales de las cosas «a fin de poderlas aplicar » despues tanto mejor a todos los otros objetos a los cuales pudie>> ran ellas convenir.» Para espresar estas relaciones, se decidió a emplear los signos mas cortos, lo que lo condujo a crear una nueva ciencia, la aplicacion del áljebra a la jeometría.

«La sucesion de los fenómenos, las relaciones jenerales de las cosas, esas son las premisas que sentaba Descartes, del método científico de la evolucion, método que deberá engrandecerse por su aplicacion a los fenómenos de la biolojía i de la sociolojía.

«Por este resúmen de las ideas de Bacon i de Descartes, se puede juzgar que el primer descontento hacia el clacisismo i hácia los antiguos, que nos es conocido por la historia, fué dirijido contra su método de la investigacion de la verdad, la dialéctica i el silojismo, que no satisfacian i no respondian ya a las exijencias nuevas contemporáneas. Es justamente por esta misma causa, que se acusa actualmente al clasicismo de falta de estension i profundidad científicas en el pensamiento.

«Si el objeto de la enseñanza es aprender a dirijir correctamente el pensamiento, no es posible sériamente, despues de lo que han dicho, hace doscientos cincuenta años, Bacon i Descartes, que conocian i poseían perfectamente a los clásicos, no es posible ya hacerse ilusion i concentrar la enseñanza sobre los estudios clásicos para buscar en ellos los métodos de direccion para la intelijencia, que, efectivamente, no se encuentran ahí. Uno no encontrará mas que la dialéctica i el silojismo, que son los mas propios para embrollar el entendimiento. Hacer dialéctica, sostener a voluntad el pro i el contra, sostener tésis i formas esclusivas, son

cosas comunes a nuestro tiempo, i pueden ser con justicia consideradas como la causa de la anarquía intelectual de nuestra época en todo lo que concierne a cuestiones sociales. Grandes palabras i abismos al lado, desfallecimiento en la práctica, nada es mas habitual al mundo; i finalmente, todo esto entrega las personas i los negocios a la codicia egoista i personal.

«Los defensores del clasicismo no niegan la anarquía mental actual. ¿Para qué sirve entónces su enseñanza sino puede poner remedio al mal? Ellos responden que para tantas personas perdidas en la enseñanza clásica, salen algunas mui hábiles, que escojen en seguida una especialidad; que, respecto del resultado, no se tiene mas que mirar a los primeros sabios de la Europa, que han recibido todos una educacion clásica. Pero el rasgo jeneral i característico de los sabios especialistas consiste en que, desde que salen de su especialidad, se hacen notar por las faltas i por la debilidad de su razonamiento. Este hecho proviene de que, habiéndose apropiado uno de los métodos científicos, particular a su estudio especial, lo aplican naturalmente pasando a los fenómenos de otra ciencia que tiene su método propio, i a cuyas exijencias no saben acomodarse. Es éste un rasgo comun entre los sabios i que es verdadero aun para sabios de primer órden. Una enseñanza preliminar jeneral sería, pues, mui útil a los especialistas mismos.

«Los frutos que dá la enseñanza clásica son amargos, pero cuando se vé a su frente, en lugar de la unidad, la dispersion i el apagamiento de las ciencias, se comprende demasiado su lonjevidad caduca.

«He dicho mas arriba que, para tener una enseñanza jeneral i digna de este nombre, se necesitaba unir el estudio de las letras a la enseñanza de las ciencias. Estas últimas no deben ser tomadas en un sentido dispersivo i profesional; entiendo una enseñanza de la ciencia tomada en su conjunto. Estando ésta basada toda entera en los métodos científicos, el estudio de la ciencia jeneral es mui propio para habituar al espíritu a los métodos correctos del pensamiento, i es este resultado el que debe proponerse la enseñanza. Ahora bien, es en la actualidad difícil unificar i jeneralizar la ciencia, porque la lucha está precisamente empeñada entre las cuestiones jenerales i las especialidades. Parece aun que para algunos sabios el derecho de ciudadanía en la ciencia no deberia ser acordado sino a lo que es especial. Las facultades que se refieren

a la imajinacion i a la hipótesis estarian en ella restrinjidas a un rol ínfimo; no se podria, sin embargo, menospreciar las necesidades prácticas, pero por otra parte no se puede negar la utilidad de las hipótesis, en el progreso de las investigaciones científicas. La investigacion de la unidad, la síntesis, es una facultad inherente a la intelijencia, i tan útil, si no lo es mas, para encontrar la verdad, como la facultad de análisis i de la especializacion. Sin la unificacion de la ciencia, es imposible en la enseñanza dar a la intelijencia toda su amplitud. Considerada bajo este punto de vista, la clasificacion de las ciencias se presenta como la llave de la cuestion de la enseñanza jeneral. Sobre la clasificacion de las ciencias debe dirijirse la atencion de todos los sabios cuidadosos de que la ciencia llegue a ser parte integrante de la instruccion pública. De todas las clasificaciones, la de Comte, que presenta la série de las ciencias matemáticas, esperimentales e históricas o de evolucion (matemática, física, química, fisiolojía, biolojía, sociolojía), i da la prioridad sobre todas a la sociolojía, parece ser la que sostiene mejor el análisis crítico i satisface mas a la síntesis jeneral. Puesto que está adoptado terminar la enseñanza por la eleccion de una especialidad, la enseñanza jeneral debe ser la enseñanza preliminar.

«La instruccion no es mas que una de las partes de la educacion completa. El sentimiento, las pasiones, son el gran poder i la fuerza de la vida; la intelijencia reflexiva podria compararse al timon que da la direccion, o a la antorcha encendida que alumbra el terreno en que uno debe moverse i obrar. Pero, con la ausencia de esta direccion i de esta luz, hai debilitamiento jeneral de los sentimientos i de los caracteres que parecen no salir de esta apatía i de esta oscuridad mas que para verificar trastornos. No faltan espíritus por lo demas ilustrados que, faltos de una enseñanza científica, se gastan en imposibilidades i se esfuerzan vanamente en crear quimeras de su imajinacion. Es perfectamente conocido en las ciencias físicas que a tal movimiento o esfuerzo corresponde tal fenómeno; con una cantidad determinada de movimiento, se obtiene un sonido, un color determinado; cada fuerza tiene su forma determinada, i seria imposible invertir el órden de los fenómenos. Pero no sucede lo mismo en sociolojía; no se querria admitir, por ejemplo, que dada tal fuerza se tiene la forma de la asociacion, con tal otra la forma individual; la razon de este mecanismo social seria sin embargo susceptible de ser espresada en cifras

LA FILOSOFIA POSITIVA.

aproximativas, o bien, deducida de la lei jeneral de evolucion. Pero, faltos de hábito o por ignorancia del modo científico de pensar, se quedan en las creaciones quiméricas de la imajinacion.

«La enseñanza actual consiste en comenzar por una especialidad para terminar por otra, lo que, como la práctica i la realidad lo prueban, no basta a las exijencias de nuestro siglo. Se hace indispensable una reforma. Los problemas complejos que nos presenta la vida en su evolucion, i la necesidad en que estamos de resolverlos, nos muestran la direccion que se ha de seguir. La ciencia positiva, apesar de algunos disentimientos, está bastante desarrollada para responder desde luego a las cuestiones que le sean propuestas en esta direccion dada.D

J. L.

13

R C.

ULTIMOS DIAS DEL COLONIAJE

EN CHUQUISACA.

§ I.

LA CAPITAL DEL ALTO- PERÚ.

1804.

I.

Los sucesos que se reputaban los mas notables del siglo i que conseguian ajitar mas profundamente los ánimos, eran tres durante la era colonial en la ciudad de La Plata, Charcas o Chuquisaca, capital hoi de Bolívia con el nombre de Sucre: la exaltacion al trono i la jura de un nuevo monarca español, la muerte del arzobispo i el recibimiento solemne de su sucesor, la llegada del peninsular promovido por S. M. a la presidencia de Charcas.

A revestir de importancia estas novedades, contribuian no poco las circunstancias de ser ellas nada frecuentes, i de ocasionar demostraciones públicas capaces de turbar en el vecindario la apatía de su vida ordinaria.

Pero a la época en que comienzan las crónicas que vamos a apuntar, esos tres acontecimientos se agruparon para sucederse con una inmediacion que les dió el viso de simultáneos, se verificaron en consorcio de circunstancias lejanas o esternas singularmente estraordinarias, i trajeron consigo en el Alto-Perú mudan

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