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DE LA

BIBLIOTECA PUBLICA DE BUENOS AIRES

FUNDADA

BAJO LA PROTECCION DEL GOBIERNO DE LA PROVINCIA

POR

MANUEL RICARDO TRELLES

No sé lo que el mundo pensará de mis
trabajo; pero para mí tengo que no he
sido mas que un niño que se divierte á
orillas de la mar, y encuentra ya ura pie.
drecita tosca, ya una conchita mas agrada
blemente variada que las dem is, ne tres
que el gran Océano de la verdad se esten
dia inesplorado ante mi vista

ISAAC NEWTON.

TOMO IV

BUENOS AIRES

Imprenta EUROPEA, Defensa 107 y Moreno 51

1882

24 JUL 1969

CATECISMOS EN CUARANI

Los conquistadores del Rio de la Plata, como los de otras regiones ocupadas por indígenas que nunca habian estado en contacto con la civilizacion europea, en los primeros tiempos de la conquista, no tuvieron otro medio que la fuerza, con su ruda elocuencia, para intimar á los bárbaros el sometimiento.

Su idioma era tan diferente de el de los indios, que no habia mas intérprete de quien valerse, que el imponente lenguage de las armas.

Pero, el diario contacto entre los dominadores y los primeros sometidos, hubo naturalmente de inducirles á procurar entenderse por la palabra hablada, y el mútuo aprendizage, vino forzosamente á entablarse.

Conquistadores y conquistados, quedaron desde entonces constituidos en maestros y discípulos, á la vez, de sus respectivos idiomas.

Como en toda escuela, se mostraron mas prontamente aptos, los mejor dotados de inteligencia y los que pudieron dedicar mas tiempo al estudio y á la práctica de los idiomas; y estos, españoles ó indígenas, eran los que servian de intérpretes, en los casos que frecuentemente se ofrecian.

A esos individuos entendidos en ambos idiomas, se les denominó lenguas ó lenguaraces, y desempeñaban el

oficio de intérpretes en todos los casos en que eran requeridos, pública ó privada, judicial ó extrajudicialmente.

Del mismo modo que para la conquista civil, los lenguas, fueron indispensables para la espiritual; y los mismos sacerdotes que acompañaban á los conquistadores, sintieron la necesidad y se les prescribió la obligacion de practicar las lenguas indígenas (1), para propagar por su medio la doctrina del cristianismo y las prácticas religiosas del culto divino.

De algunos de esos religiosos que se distinguieron como guaranistas, en la gobernacion del Rio de la Plata, nos han conservado recuerdo los cronistas y los monumentos que ellos mismos legaron á la posteridad.

Entre esos monumentos figuran los catecismos de la doctrina cristiana, ó, mas bien dicho, su traduccion al guaraní, en los términos sancionados por los citados concilios provinciales de Lima.

El primer misionero que tradujo las principales oraciones, fué el padre franciscano fray Luis Bolaños; traduccion aprobada y prescripta como texto por el sínodo que se celebró en la Asuncion del Paraguay en 1603, cuyas constituciones, sobre el particular, insert mos á continuacion.

Veintiocho años despues, en 1631, se celebró otro sínodo en la misma ciudad, cuyas disposiciones, en lo referente al catecismo, tambien insertamos; y en ellas se revela, por primera vez, el nombre del padre jesuita Roque Gonzalez de Santa Cruz, natural de la Asuncion, como continuador guaranista de la obra del Padre Fray Luis Bolaños.

(1) Concilios provinciales limenses de 1583 y 1613 y Ley 4, tit. 13, lib. 1 de la R. de Indias.

Al Padre Nuestro, Ave Maria, Credo, Mandamientos de la Ley de Dios y de la Santa Madre Iglesia, Sacra mentos y Acto de Contricion de Fray Luis Bolaños, el Padre Gonzalez habia agregado la traduccion de los Artículos de la Fé, la Salve y el Catecismo Mayor del espresado primer concilio limense de 1583, con los sert mones en él contenidos. and sub

"

En el sínodo de la Asuncion de 1631, el P. Diego dé Boroa, Rector de la Compañia de Jesús, y el P. Marciel de Lorenzana, fueron encargados de procurar la impre sion del Catecismo Guaraní, prévias las licencias nece+ sarias. Pero, parece que esta disposicion no pudo ponerse en camino práctico, hasta el año de 1637, en que el mencionado P. Boroa, provincial á la sazon, otorgó poder al P. Antonio Ruiz de Montoya, para representar al Rey las necesidades de la Compañia en estas provincias, siéndole al mismo tiempo encargada la impresion de las obras en guaraní que llevaba compuestas y de las que compusiese en la corte. (1)

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El Padre Ruiz de Montoya, desempeñando este encargo, ¡ puso en prensa sus libros, y dió á luz, entre ellos, el Catecismo de la lengua Guaraní, Madrid 1640, espresando en su prólogo Al Lector, que: la traduccion de todo el libro era nueva; que en el Padre Nuestro, Ave Maria, Credo y Mandamientos, habia seguido el uso comun en que se rezaban; que muy pocas cosas habia mudado, en obsequio de la claridad, la propiedad y el ajustamiento debido al texto. Ninguna referencia hizo, como era de justicia, á sus predecesores Bolaños y Gonzalez de Santa Cruz. En las Oraciones que menciona,

(1) Revista del Archivo General de Buenos Aires, Tomo IV, pág. 94.

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