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El Discurso de Claudio Vicuña, que fué

por la Asamblea, dice así:

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fué muy

aclamado

« Señor Presidente, Señores Convencionales :

Elegido Candidato á la Presidencia de la República por el Partido Liberal, cuyos autorizados y dignos representantes sois, me siento agoviado bajo el peso de la inmensa responsabilidad que vuestra soberana voluntad me impone.

» Si mi alma se asilara esta vez en los pliegues del frío egoísmo, si la severa conciencia que ha regido todos los actos de mi vida se detuviera á ponderar los méritos que me exaltan á tan alto puesto, yo lo declinaría sin vacilar.

» Pero, Señores, cuando contemplo la situación luctuosa y comprometida que el extravío político ha creado á la patria, me levanto á la altura del deber y me siento fuerte y animoso para emprender con vosotros las jornadas del porvenir.

» Aspero será el camino; pero, alentado por vuestros anhelos generosos, llegaremos juntos á la meta feliz, donde mora la dulce recompensa del deber cumplido.

» Acepto, pues, preñado de gratitud el corazón, el altísimo cuanto inmerecido honor de que me hacéis objeto, en homenaje á mi país, á mi partido, á mis viejas y queridas tradiciones, jamás desmentidas.

» Señores, hago mio vuestro programa; pero quiero diseñaros, aunque sea á grandes rasgos, la tarea impuesta á mis deberes de patriota y de liberal.

» Aunque de ello parezca ocioso, pues se trata de las voluntades de un partido, cuyos principios son eternos y están escritos en gruesos é imborrables caracteres, el presente con su cortejo de sangre y exterminio, impone reformas de muy calificada urgencia, á las cuales no podrán sustraerse el Gobierno, ni el próximo Congreso, ni el País entero, necesario como es cegar las fuentes malsanas, cuyos miasmas deletéreos llevan á todas partes su acción maléfica y letal.

>> Nuestra Carta Fundamental, ayer santuario de respeto y prenda de paz, hoy campo de Agramante y se

millero de cruenta discordia, debe ser reformada en su parte más sustancial, y en términos de tal manera precisos, que alejen toda ambigüedad y den á su letra y á su espíritu significación bien caracterizada, evitando así la posibilidad de todo equívoco, en orden á la esfera privativa de cada uno de los poderes constitutivos del Estado, demarcación primordial, base angular de nuestro régimen constitucional.

» La enseñanza, en sus múltiples manifestaciones, será siempre la obra perseverante y cariñosa de todo gobierno que tenga verdadera noción del porvenir.

Pero, la índole especial de nuestro país, sus marcados anhelos por ser industrial, á causa de la abundancia y variedad de sus materias primas y hasta por su configuración topográfica, exigen de los gobiernos y legisladores dar á la enseñanza un giro menos empirico, más práctico y capaz de vulgarización tal que abrace las capas sociales más desheredadas.

>> La universalidad del trabajo y su remuneración proporcionada á la labor se abrirán así camino socorrido y honroso.

» La instrucción, cualquiera que sea la esfera social en que se ejercite, cualquiera que sea el desarrollo que se la dé, será siempre ineficaz y truncada si no va asociada á la educación. Sólo á virtud de ese consorcio estrecho tendrá el ciudadano la conciencia de sí mismo y la moralidad suficiente para estimar la reciprocidad de los deberes y legítimas conveniencias que lo ligan á la sociedad, al hogar y á la patria.

>> Las finanzas públicas no son el patrimonio exclusivo de una casta privilegiada. Son, al contrario, el peculio de todos los ciudadanos, por efecto de común labor y paciente acumulación de varias generaciones. Administrarlas con probidad y discreción, encaminando su influjo á todas las esferas de la actividad social, será solemne promesa que adelanto á la faz de mis conciudadanos.

>> Las obras materiales de carácter nacional ó local, sean ellas suntuarias ó reproductivas, vigorizan la vida nacional con la suma de progreso y de bienestar que ellas

engendran. Empero, los dictados de la prudencia, las exigencias de cada situación, determinan la manera de obrar.

» Dar pronto y feliz remate á la ciclópea tarea de la más fecunda administración que tuviera Chile, y que en breve pasará á la historia, será bastante para salvar de triste olvido á la administración venidera. Pero cuando el país restañe las heridas que hoy manos fratricidas le infieren, se levantará á la altura de sus destinos, y, fiero de sí mismo, reivindicará sus perdidas horas, entonando himnos al trabajo y á la concordia.

Largo y penoso sería discurrir sobre todas las ideas y principios que caben dentro del marco de una administración liberal.

» Excúsame también de ello la certeza de que el partido de gobierno tomará sobre si la mayor suma de labor, y que hará ligera la tarea del que se presenta con sólo el bagaje de su modestia y buenos propósitos.

» Sin embargo, quiero deciros una palabra más.

>> A estas horas los buenos chilenos tienen el alma transida de dolor al ver surcar á guisa de naves piratas, las quillas gloriosas que pasearon en todo el continente el símbolo querido de nuestras hazañas y ventura.

» ¡ Plegue al cielo que mañana las hondas procelosas de fratricida lucha presenten serena y cristalina superficie donde se vea rielar de nuevo en todo su cambiante brillo y esplendor la estrella, hoy eclipsada, de nuestra redención de ayer y de nuestros altos destinos !...

» Pero al lado del dolor sienta sus reales el consuelo... » El pueblo, con su lógica instintiva y con su innato buen sentido, y nuestro querido, glorioso é inmaculado Ejército, marchan asidos de las manos y con el corazón henchido por el mismo deber y generosos propósitos, á la reconquista del honor nacional, robado en negra y siniestra noche.

» ¡Señores, cuidemos de este pueblo, cuidemos de este Ejército; que nunca fué pródigo en pagar quien paga lo debido!...

» Para terminar, Señores Convencionales, os pido pre

sentéis à vuestros comitentes la genuina expresión de mi gratitud; y vosotros llevad en vuestros pechos la conciencia de que el elegido de vuestra voluntad es un hombre de

bien. »

La Convención fué clausurada con el siguiente discurso del Presidente Eastman:

« Señores Delegados:

» Habéis cumplido vuestro cometido con levantado patriotismo eligiendo el distinguido ciudadano que, habiendo sido siempre de nuestras filas, es digno por sus méritos de que los Liberales trabajemos por él en la próxima elección para Presidente de la República. Yo os felicito por vuestra abnegación, viniendo de lejanos puntos de la República á cumplir con este deber del buen ciudadano.

>> Ahora más que nunca necesitamos de todo el entusiasmo y decisión que es preciso tener para triunfar; así, al deciros adiós os ruego digáis á nuestros amigos politicos que apresten compactas sus filas para la lucha que, espero, será coronada de buen éxito.

» La dolorosa situación porque atraviesa la República, y el triste desenlace que se ha dado á los rencores y odios de partido, nos obliga á estar más firmes y unidos que nunca al rededor del Jefe Supremo del Estado, que es el representante legítimo del principio de autoridad, que habremos de sostener con la misma energía que la sostuvieron para honra y felicidad de Chile ilustres mandatarios, matando el germen revolucionario que, á la altura á que hemos llegado de civilización, progreso y tolerancia, en Chile menos que en otros países puede aceptarse.

» Los Constituyentes del año 33, por los cuales habremos los chilenos de tener admiración y respeto, quisieron que el Presidente de Chile estuviera investido de todo el poder que le pusieran en condiciones de resistir, dentro de la ley, los embates de la ola de las pasiones humanas, en sus más grandes desbordes y que jamás fuera un juguete en manos de hombres apasionados.

>> Honor al actual Presidente de la República que,

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respetuoso á la ley, supo mantener sus fueros y prerrogativas con levantada dignidad y patriotismo!

>¡ Vergüenza eterna á los que, viéndose abandonados. por el pueblo, han tenido la triste satisfacción de ir á hacer más patente su impotencia, conquistando proselitos entre los que ayer no más paseaban victoriosos el pabellón de la patria por el Pacífico, ufanos y satisfechos de sus grandes hazañas, dando á Chile en unión de su glorioso Ejército, que hoy como siempre es y será el centinela avanzado y defensor de la ley y de las instituciones patrias, las páginas más gloriosas de su historia!

¡Manchar las glorias de la Marina Nacional de Chile, á quien jamás el extranjero ha podido doblegar ni vencer!

>>¡Crimen tremendo que la historia sabrá pintar con todo su colorido!

» Ayer no más, ese Ejército y esa Escuadra nos daban territorios y riquezas; confundidos ambos de contento y regocijo en el abrazo común de hermanos, habían sabido pelear y morir por esta patria chilena ; y hoy uno de esos grandes elementos de orgullo nacional de ayer, da al mundo el triste espectáculo de que no conocía la ordenanza, que manda que el militar y marino no pueden deliberar, sino que son esencialmente obedientes.

» Sólo asi pueden ser grandes los pueblos!

» Señores, que el Dios de la paz y de la justicia vuelva cuanto antes á esta tierra querida, mediante la sagacidad y energía de su Gobierno y el arrepentimiento de sus hijos extraviados, esa tranquilidad que necesita para seguir el vuelo que el desarrollo de sus industrias y de su comercio Hlevaban y que han de hacer de ella hoy, como ayer, la reina del Pacífico.

» Estos son mis deseos, que estoy cierto, serán también los vuestros.

» Señores delegados, que lleguéis con felicidad á vuestros hogares. »

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