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Valdés Vergara el 28 de Diciembre 1891, acerca de los preparativos de la Revolución, dice:

« En Octobre de 1890, á la caída del Ministerio Prats, Enrique Valdés Vergara se trasladó á Santiago para traducir en hechos la propaganda revolucionaria que venía haciendo desde tiempo atrás. Puso en juego sus relaciones de amistad con muchos Jefes y oficiales que fueron sus compañeros de armas en la guerra contra el Perú y Bolivia. Sirvió de activo agente al comité de Senadores y Diputados que se organizó poco después con el propósito declarado de preparar la revolución. En esas mismas circunstancias tuvo combinado un plan de ataque á la Moneda con el cuerpo de Cazadores á caballo que cubría la guardia; el incidente ocurrido en la Alameda entre Don Ladislao Errázuriz y el Edecán Don Belisario Campos, cuando Balmaceda regresaba de Talcahuano, entorpeció la realización de este proyecto ».

Julio Zegers confirma lo anterior en el recordado Anexo de su Memorándum, lo mismo que Diego Barros Arana en los Rasgos Biográficos que publicó sobre Enrique Valdés Vergara en El Heraldo de Valparaíso en Diciembre de 1891.

Las sugestiones en el seno de la guarnición de Santiago no encontraron tanto asidero como en la Escuadra.

«

El 20 de Diciembre llegaba de Santiago á Valparaíso. Enrique Valdés Vergara con el encargo del Comité Revolucionario para ponerse al habla con algún Jefe de Marina que pudiese encabezar un movimiento de la Armada, combinado con otro del Ejército ».

El 21 conferenció con Jorge Montt y éste expresó que, si Balmaceda pensaba gobernar desde el 1.o de Enero sin la Ley de Presupuestos y la que fija las Fuerzas de Mar y de Tierra, había que resistir con las armas en la mano.

Establecido el acuerdo sobre el punto capital, se encargó Jorge Montt de ponerse al habla con los demás Jefes de la Escuadra. Encontró un segundo activo y resuelto en el Capitán Molinas. Se habló á los Comandantes. de buque, salvo el de La Esmeralda, el Capitán Poli

carpo Toro, cuyas ideas de respeto á la autoridad eran públicas y notorias.

Combinado el movimiento los Jefes de la Escuadra exigieron que se embarcaran á bordo del buque Almirante los Presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados, para que así se creyera que la insubordinación de los marinos era una cooperación armada al Congreso Nacional, autoridad que debía dirigir la resistencia al Gobierno.

La condición fué aceptada y el sábado 3 de Enero se puso en conocimiento de Waldo Silva, Vice-Presidente del Senado, y de Ramón Barros Luco, Presidente de la Cámara de Diputados. El último salió de Santiago á las 8 a. m. del día 4, se detuvo en Viña del Mar y siguió á Valparaíso por tren de 4.50 p. m. Á las 8.30 p. m. de ese mismo día celebró su primera conferencia con Montt en casa de Francisco Valdés Vergara, estando presente Enrique Valdés Vergara, hermano del anterior.

Waldo Silva tuvo al principio escrúpulos de embarcarse, por temor de hacer presión sobre su hijo Alberto, que venía de viaje de Europa al mando del Abtao; pero, reaccionó luego, y se dirigió á Viña del Mar el mismo día 4 por tren de 6 p. m.

El lunes 5 de Enero á las 11 a. m. se dirigió á Valparaíso y tuvo una conferencia con el Capitán Goñi, Comandante del Blanco Encalada, quien aceptó el movimiento. Después se trasladó á la Oficina del Banco de Valparaíso donde estaban ya Francisco Valdés Vergara y Ramón Barros Luco. Ese mismo día hubo varias conferencias en casa de Francisco Valdés Vergara con Montt, Molinas y diversos agentes de la conspiración. Allí se acordó la nota explicativa que debía expresar la causa de la Revolución. El proyecto fué redactado y copiado en dos ejemplares por Enrique Valdés Vergara.

El 5 de Enero Silva y Barros Luco se trasladaron á Viña del Mar y volvieron á Valparaíso el 6 á las 11 a. m. instalándose en la misma casa de Francisco Valdés Vergara. Se leyó allí á Jorge Montt el Acta de Deposición de Balmaceda que había redactado Manuel José Irarrázava]

y se llenó por Enrique Valdés Vergara el espacio en blanco que había con el nombre del Jefe de la Escuadra que iba á sublevarse.

En las primeras horas de la noche del 6 de Enero se embarcó el Capitán Montt acompañado del Capitán Molinas, de Alfredo Délano y Alejandro Frederick.

A las 12 de la noche se dirigieron al muelle del Matadero Waldo Silva, Ramón Barros Luco, Isidoro Errázuriz y Enrique Valdés Vergara. Debieron embarcarse á la una de la mañana; pero no pudieron hacerlo hasta las cuatro, hora en que se dirigieron en el Miraflores al Blanco Encalada.

Poco después de embarcado Montt se dieron los pasos necesarios para que la escuadra estacionada en Valparaíso, compuesta del Blanco Encalada, de la O'Higgins y de la Esmeralda, partiera á la una de la mañana con dirección á Quinteros, donde estaba el Cochrane y la Magallanes. Se retardó el movimiento y hubo que dejar en la bahia al Huáscar « por inconvenientes de ejecución ».

Al amanecer se dirigió la escuadra á Quinteros, donde llegó á las 7 a. m.

Los Comandantes de buques se reunieron en la cámara principal del Blanco Encalada. Eran los siguientes: Capitán Luis Goñi, del Blanco Encalada;

Capitán Florencio Valenzuela Day, del Cochrane;
Capitán Pedro Martínez, de la Esmeralda;

Capitán Joaquín Muñoz Hurtado, de la Magallanes;
Capitán Pérez Gacitua, de la O'Higgins.

En la reunión se dió lectura á las siguientes Notas cambiadas entre los Presidentes de las dos Cámaras y el Comandante Montt :

Valparaiso, 6 de Enero de 1891. - El Presidente de la República en un Manifiesto dirigido á la Nación, ha declarado que, no pudiendo gobernar de acuerdo con el Congreso Nacional como la Constitución lo ordena y como lo han hecho sus antecesores, ha resuelto mantener las Fuerzas de Mar y Tierra sin autorización legislativa y hacer los gastos públicos sin Ley de Presupuestos.

» De este modo, y por primera vez en Chile, el Presidente de la República se ha colocado fuera del régimen constitucional, ha renunciado la autoridad legítima de que estaba investido y ha querido asumir un poder personal y arbitrario que no tiene otro origen que su voluntad ni otros límites que aquellos que los acontecimientos puedan señalarle.

> En tan grave emergencia, al Congreso Nacional corresponde tomar á su cargo la defensa de la Constitución y adoptar todas las medidas que las circunstancias exijan para restablecer su imperio. En el desempeño de tan augusta misión, el Congreso Nacional debe contar con las Fuerzas de Mar y Tierra, porque éstas sólo tienen razón de ser al amparo de la Constitución, y no sería posible que quisieran perder la legitimidad de su existencia para ponerse al servicio de un régimen dictatorial implantado por móviles exclusivamente privados del Presidente de la República. Cincuenta y siete años no interrumpidos de organización constitucional y una larga tradición de sacrificios hechos y de glorias alcanzadas en servicio de la patria, marcan al Ejército y á la Armada de la República el camino del deber, y les obligan á resistir, como contrario á su propia honra, todo atentado que se proyecte ó ejecute contra el Código que sirve de base á las instituciones nacionales y que da origen á los Poderes públicos.

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Cumpliendo el Congreso Nacional con los deberes que la situación presente le impone, ha tomado los acuerdos que se expresan en el Acta anexa á esta comunicación, y al mismo tiempo ha conferido á los infrascritos autorización suficiente para presentarse á la Armada y demandar de ella que coopere, en la esfera de acción que le es propia, al más pronto restablecimiento del régimen constitucional.

» En tal virtud, los infrascritos disponen que se organice una División Naval para hacer comprender al Presidente de la República que la Armada obedece á la Constitución y que, por tanto, es indispensable que se dicte sin demora la ley anual que autorice su existencia.

» Se dará á reconocer como jefe de esta división al Capitán de Navio Don Jorge Montt, y los infrascritos quedan embarcados para atender al desarrollo que pueda tener este movimiento en defensa de la Constitución de la República. — WALDO SILVA, vice-presidente del Senado. RAMÓN BARROS Luco, presidente de la Cámara de Diputados.

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Al Señor Capitán de Navío Don Jorge Montt y á los Señores Jefes y oficiales de la Armada. »

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> En vista de las consideraciones expuestas en el oficio precedente, acepto la designación que se hace para la organización de una División Naval que quedará bajo mis órdenes, para cumplir las disposiciones que se adopten por los señores Delegados del Congreso Nacional.

» Póngase la presente resolución en la orden del día, y el oficio de los Señores Delegados, á fin de que lleguen á conocimiento de los Señores Jefes, oficiales y equipajes de la División Naval.

» Anótese.

JORGE MONTT. »

Los Comandantes reunidos en la Cámara de honor del Blanco Encalada, aceptaron las ideas emitidas en las Notas y el mando superior de Jorge Montt.

Tanto Silva como Barros Luco, se trasladaron en seguida al Cochrane y allí se repitió la lectura de las notas á los oficiales subalternos.

«

Después se dió á conocer la nota á todos los tripulantes del os diversos buques, reunidos en cada uno de ellos, á una misma hora, en los puentes de las respectivas

naves. >>

Por fin se izaron en el buque Almirante las insignias del Presidente de la República y las del Jefe de la Escuadra, y puestos en línea el Blanco Encalada, el Corhrane, la Esmeralda, la O'Higgins y la Magallanes, se

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