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dole ausilios pecuniarios o recomendándola al rei i a las personas a quienes creía con valimiento en la corte. En medio de las angustias de los primeros dias de la conquista, cuando el gobernador de Chile envió al Perú a Alonso de Monroy i Juan Bautista Pastene en busca de socorro, en setiembre de 1545, les entregó mil i tantos pesos de oro para que los hicieran llegar a España, a manos de doña Marina, segun dice un contemporáneo (1), o solo quinientos, segun espresa el mismo Valdivia (2). En su carta a Hernando Pizarro, el gobernador de Chile le hacia la siguiente peticion: "A V.Merced suplico sea servido mirar por ella (doña Marina) como servidora, pues yo lo soy, y ambos una mesma cosa para su servicio; y la favorezca en sus necesidades como a V. Merced lo supliqué cuando de Lima partió, por que le será gran descanso y yo deseo de dárselo, y para mí no hai merced que se le iguale." En su carta al rei de 9 de julio de 1549, Valdivia le informa que los gastos hechos en la conquista de Chile i en la pacificacion del Perú, no le habian permitido hacer venir à su esposa, como lo tenia proyectado.

A pesar de estas manifestaciones, Valdivia no pensó seriamente en establecer su familia en Chile sino desde 1549, esto es, después de su vuelta del Perú. Con el objeto de enaltecer el prestijio de su esposa, i talvez con el pensamiento de hacerse olvidar sus infidelidades, el conquistador ordenó que se diera el nombre de Santa Marina de Gaete a un pueblo que habia mandado fundar en el sitio én que hoi se levanta la ciudad de Osorno.

Por ese tiempo, Valdivia habia resuelto enviar a España un emisario de toda su confianza. Era éste Jerónimo de Alderete, el mas leal i decidido de todos sus servidores. Proveyósele de memoriales de los cabildos de Santiago, La Serena, Concepcion, Imperial, Valdivia, i Villarrica, en que se recomendaban encarecidamente los servicios prestados al rei por el gobernador de Chile. Para éste debia pedir ademas Alderete, el hábito i la cruz de caballero de la órden de Santiago; el título de marqués o de conde, la estension de los limites de su gobierno hasta el estrecho de Magallanes, es

(1) Declaracion de Diego García de Villalon en el proceso de Valdivia, art. 21. (2) "Solo le envio aliora con el señor (Antonio de) Ulloa, quinientos pesos pa ra s1 sustentacion," dice Valdivia en su carta a Hernando Pizarro de 4 de se tiembre de 1545.

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to es, mucho mas allá de los límites fijados por el nombramiento que en su favor habia hecho el presidente del Perú Pedro de la Gasca; i el sueldo de diez mil pesos anuales pagados por cuenta del rei, en lugar de los dos mil que hasta entonces habia percibido. Alderete llevaba tambien el encargo de traer o de enviar a Chile a la esposa de Valdivia con las personas de su familia que quisieran acompañarla.

En un principio, Valdivia habia querido que Alderete hiciera su viaje a España por el estrecho de Magallanes; pero fueron tales las dificultades que se suscitaron, que cambiando de determinacion, resolvió que pasara al Perú, para que desde allí siguiera su camino por Panamá, como se hacia entonces por todos los que a estas rejiones venian de Europa, i por los que de aquí querian volver al viejo mundo. Alderete zarpó de Valparaiso en octubre de 1552.

Este viaje se emprendió bajo los mas favorables auspicios. Todo hacia creer que el rei iba a conceder por entero lo que se le pedia en nombre de Pedro de Valdivia; que éste seria hecho conde o marqués i caballero del hábito de Santiago, que se le daria el gobierno de las rejiones que se estendian al sur de Chile hasta el estrecho de Magallanes, i que se le mandaria pagar el sueldo anual de diez mil pesos. Pero entre los conquistadores españoles del nuevo mundo, las malas pasiones, las rivalidades, los odios, las intrigas, jerminaban con rara facilidad, i crecian i se desarrollaban como en un terreno bien preparado. Por el mismo buque en que Alderete marchaba a Panamá, se enviaron a España algunas cartas i documentos contra Valdivia i sus compañeros. El licenciado Juan Fernández, que hacia las veces de fiscal suplente de la audiencia de Lima, gobernador entonces del Perú por muerte del virei don Antonio de Mendoza, escribia al consejo de Indias con fecha 11 de marzo de 1553, para darle cuenta del estado del gobierno en el Perú, i agregaba: "Va un memorial, que se me dió contra Valdivia, gobernador de Chile, del cual ha parecido no tratarlo aquí sinó enviarlo a V. S." Por mas dilijencias que yo haya hecho para encontrar en los archivos españoles este memorial, no he podido verlo nunca; pero supongo que sea una acusacion semejante a la que contra el mismo Valdivia fué presentada a la Gasca en 1548, i que sirvió de auto cabeza de proceso contra el conquistador de Chile.

Un relijioso, que se firma frai Francisco de Victoria, escribia tambien al consejo desde Lima, con fecha de 10 de enero de 1553. Habla en su carta de la gran necesidad que habia de enviar pronto un buen virei al Perú, porque al presente, dice, va mui mal con cuatro gobernadores (los miembros de la audiencia, que gobernaba accidentalmente). Previene que no se crea a los que iban de Chile a la corte con dinero, i mucho menos a las cartas que llevaban, porque todas eran escritas a sabor del gobernador; que por dos personas recien llegadas de Chile, i que se habian hecho frailes, i otros que se habian confesado, consta, decia, que allí no hai cristiandad ni caridad, i suben al cielo las abominaciones. Cada encomendero echaba a las minas o lavaderos de oro a sus indios, hombres i mujeres, grandes i chicos, sin darles ningun descanso, ni mas comida en ocho meses del año que trabajaban, que un cuartillo de maíz por dia; i el que no trae la cantidad de oro a que está obligado, recibe palos i azotes, i si alguno esconde algun grano, es castigado con cortarle narices i orejas, poniéndolas clavadas en un palo. Por lo que respecta al bachiller Rodrigo Gonzalez Marmolejo, para quien Valdivia pedia el puesto de obispo de Chile, frai Francisco de Victoria no era menos severo (1).

Como contrapeso de estas acusaciones, marcharon tambien con Alderete otras cartas que debian producir un resultado opuesto al que se proponian los enemigos de Valdivia. Álvaro de Sosa, jefe de flota, que se hallaba en el puerto de Nombre de Dios cuando Alderente atravesó el itsmo de Panamá, escribió al rei con fecha 15 de mayo de 1553 anunciándole los tesoros que iban a España. “Llevan a V. M. en esta flota, decia, 393,086 pesos, 5 tomines, 3 granos en oro, y mas 7,707 marcos plata en 128 barras por ensayar. Entre ellos van 70 y tantos mil pesos de oro que vinieron de Chile, que pienso ser el primer dinero de alli (2), con los que va un jeneral de aquella provincia para negociar por ella.”

(1) Véanse acerca de esto los documentos reunidos bajo el núm. IX ilas notas que les hemos puesto.

(2) Aunque estas noticias concernientes al viaje de Alderete son en cierto modo estrañas al asunto de que se trata en este estudio, no hemos querido omitirlas por estar basadas en documentos inéditos i desconocidos. Por esta misma razon se nos permitirá que demos algunas noticias sobre el oro de Chile.

Es sabido que nuestro suelo no ofrece grande abundancia de oro. Los conquistadores españoles, sin embargo, haciendo trabajar a los indios, a quienes no pagaban salario alguno i a quienes daban solo un miserables alimento, consiguie

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Cuando Alderete llegó a España, el insigne frai Bartolomé de las Casas, elevado entonces al rango de obispo de Chiapas, cuya palabra era mui respetada en todos los negocios del nuevo mundo, se hallaba en Sevilla. Desde allí escribió una carta al consejo de Indias con fecha de 25 de octubre de 1553, en que se hallan estas líneas al anunciar el arribo de la flota: "Viene por procurador de Chile el jeneral Alderete, uno de los que vinieron de Chile al Perú contra Gonzalo Pizarro, antiguo allá, y fiel siempre;' i pasaba en seguida a recomendar las representaciones de los conquistadores y gobernantes de este país.

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Las noticias que comunicaba Alderete acerca de Chile i la vista del oro que llevaba, alentaron a nuchas personas a venir a establecerse aquí. Doña Marina Ortiz de Gaete, la esposa de Valdivia, al saber la prosperidad i grandeza de su marido, que la llamaba a su lado para honrarla con el título i rango de gobernadora de un país que parecia mui rico, no vaciló en ponerse en viaje, aún sin esperar a Alderete, que estaba obligado a demorarse en la corte para el despacho de todos los negocios que en Chile se le habian encomendado.

ron estraer de los lavaderos algunas cantidades que parecen mui considerables, i de cuya efectividad dudaríamos si no hubiera documentos que comprueban el hecho. De esas cantidades, el quinto correspondia a la corona. Para que se comprendan mejor las noticias que damos en seguida, advertiremos que el rico metal se contaba por pesos de oro, cuyo valor, como hemos dicho, equivalia a tres pesos siete centavos de nuestra moneda.

Los tesoreros reales de Santiago, Jerónimo de Alderete, Juan Jufré, o Jofré, Francisco Martinez i Juan Rodriguez Alderete, escribian al rei en estos términos el 12 de diciembre de 1517: «Fuimos nombrados oficiales para lo de la real hacienda por Valdivia, electo gobernador por el pueblo todo i con justa razon. Suplicamos lo confirme V. M. Se han habido aquí de quintos reales 40,000 pesos de oro, corta muestra de tan rica tierra." El rei puso al márjen de esta nota las palabras siguien tes: «Que la envien,» lo que debia servir en la secretaría de Indias para la contestacion que habia de darse. Este oro, sin embargo, no marchó a España, i fué gastado en gran parte por Valdivia en la pacificacion del Perú i en sus aprestos para traer a Chile otro cuerpo ausiliar con que adelantar la conquista.

Con fecha de 15 de febrero de 1551, la audiencia de Lima, compuesta del licenciado Cianca, el doctor Bravo de Saravia, i el licenciado Fernando de Santillan, escribian al rei lo que sigue. «Despues de partido Gasca, han venido dos navíos de Chile con buena copia de oro: en el postrero vinieron 11,000 i tantos pesos, que es el primer dinero que se ha visto de aquella provincia para S. M. Piden jentes i caballos para lo de adelante, de que se tiene gran noticia, i los indios mui belicosos: dase favor por desaguar jente, i han ido por mar i tierra 300 hombres.» Parece, sin embargo, que este oro no marchó a España sino cuando Alderete, juntándolo con el que llevaba consigo, le condujo en 1553.

Doña Marina no podia embarcarse para el nuevo mundo sin obtener un permiso real. Lo solicitó en efecto; i el príncipe don Felipe, que tenia a su cargo el gobierno por ausencia de su padre Carlos V, dió en Valladolid el 19 de enero de 1554, la siguiente provision: "El príncipe: por la presente doi licencia i facultad a vos, doña Marina Ortiz de Gaete, mujer del gobernador don Pedro de Valdivia, para que destos reinos y señoríos podais pasar y paseis. a la provincia de Chile, donde al presente reside el dicho vuestro. marido hasta con cantidad de tres mil pesos de oro en joyas de oro y plata labrada para servicio de vuestra persona y casa, pagando los derechos que dello se debieren a S. M. sin que en ello os sea puesto embargo ni impedimento alguno” (1).

Algunos parientes de doña Marina quisieron acompañarla en este viaje, confiados en que encontrarian en Chile una posicion mucho mas ventajosa que la que tenian en su provincia natal. Entreéstos se contaba su hermana doña Catalina Ortiz de Gaete, señora viuda que venia a establecerse en este país con cuatro hijos i dos hijas. A su paso por Sevilla, la familia de Valdivia tuvo ocasion de conocer a san Francisco de Borja, que en esa época recorria las provincias de Andalucía buscando prosélitos para la órden de jesuitas que acababa de fundar san Ignacio de Loyola. Los jesuitas Rivadeneyra i Cienfuegos, grandes compiladores de los milagros. atribuidos a aquel santo, refieren un prodijio efectuado en esa ciudad por su intervencion. Estando la familia de Valdivia oyendo la misa que decia san Francisco de Borja, doña Catalina Miranda, sobrina de doña Marina, observó que cuando el santo volvia

(1) Dos meses antes, en 27 de noviembre de 1553, el principe habia dado un permiso análogo a doña María de Torres, esposa de Francisco de Aguirre, para pasar a Chile a juntarse con su marido, con dos hijas doncellas i un hijo, eximiéndola del derecho de almojarifazgo por los objetos que traía, hasta la suma de 1,500 ducados. Con la misma fecha concedió permiso a la referida doña María para traer hasta la cantidad de 1,500 pesos en joyas de oro labrado, cadenas, botones i otras cosas de ella i de sus hijas, pagando solo los derechos que por ello debieran.

Permisos análogos a éste se siguieron dando en la corte a todas las mujeres que solicitaban venir a Amériça a juntarse con sus maridos, hasta que la princesa doña Juana, rejente accidental de España por ausencia del principe don Felipe, dirijió desde Valladolid, con fecha de 17 de julio de 1555, una real órden a los oficiales reales de Sevilla, en que se encuentran estas palabras: «Las mujeres que teniendo en Indias sus maridos soliciten pasar allá, dejadlas que pasen dando seguras informaciones, no obstante la prohibicion jeneral, i aunque no muestren licencia nuestra."

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