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la cátedra i en los libros. Es un artista de concepcion rápida, que encuentra en la naturaleza, ya sea esta el océano, el desierto o el hombre, una idea nueva para forjar un pensamiento bello.

El paisaje del horizonte o de los valles i los campos, le sujiere las mas cautivantes impresiones. Debió ser pintor, porque habria pintado con el pincel creaciones ideales como las de Juan Francisco González, el poeta del color en la pintura chilena.

Imajinacion vivísima, memoria vigorosa, cultura estensa, todas las grandes cualidades del pensador hábil i profundo se manifiestan en todo cuanto juzga o describe.

Escritor de talento admirable, sabe pintar con su pluma las mas estraordinarias escenas de la vida i de la historia. Su libro Notas i Perfiles, es un estuche de jovas de arte delicado, son pájinas de mano maestra por la concepcion i la orijinalidad.

He leido pájinas suyas, inéditas, improvisadas, sobre la vida de los hombres de jénio, como Víctor Hugo, que conmueven por la inspiracion, la novedad i ternura de la frase i la intensidad de los sentimientos.

Ei artista i el pensador de corazon se revelan en cada una de sus producciones.

De Bilbao, me decia, que no conocia alma como la suya mas empapada en el Evanjelio.

De Kempis, el misterioso creador de la Imitacion de Jesús, me espresaba que su dulzura de fé llegaba al alma como un perfume de amor.

De la fortuna, me añadia, que era la idealizacion del bien, porque con ella se podria consolar la humanidad dolorida.

Que el sacrificio i el dolor son necesarios en la vida para hacer amar el esfuerzo i la nobleza del corazon. Trabajador afanoso ha acopiado en su mente cuanto recuerdo grande ha encontrado en su camino de los hijos de la patria i la multitud. Nuestra raza es para él la epopeya viva, hecha carne, de la patria.

Cuando Enrique Meiggs, esclamaba, trajo de Navidad, en Curicó, i de otros pueblos del valle central, las lejiones de obreros, pioners, chilenos, que él necesitó para construir los ferrocarriles del Perú, sembró el desierto i el litoral del norte, del Pacifico, de futuros impulsadores, valerosos i emprendedores, de las industrias que debian dar, con el salitre i la mineria, vida a las pampas i a las costas de esas apartadas i lejanas rejiones, hoi convertidas por su esfuerzo, en colmenas de riquezas.

Los industriales, que dieron vida a Puno, Tocopilla, Corocoro, Caracoles, Antofagasta, Taltal, como Candamo, improvisados por su audacia i por su intrepidez, por su coraje i su vision futura, se batieron como leones en el desierto, contra todas las inclemencias, i labraron pueblos en las rocas, oásis en las pampas, ciudades en las cordilleras i en las playas!

El doctor Pedro Olegario Sánchez, se educó en el Instituto Nacional, con esa jeneracion de jóvenes talentos que han dado brillo i jeneralidad a nuestra literatura. Es bajo, grueso, de pecho levantado, de ancha espalda, de enérjica fisonomía i mirada escrutadora.

Se le mira con vaga sonrisa por el vulgo, porque siempre habla de todo i de todos con franqueza sin miedo ni adulaciones cortesanas.

Las canas blanquean su cabeza i su rostro tostado por el ardor del clima del norte i del mar, le dan el aspecto de un fakir de la India.

Pero, él, es un soñador, de leyendas de Staimbul i de maravillas de Golconda, que arrebata sus riquezas al arte i las esparce, como perlas i brillantes, en las pájinas que brotan de su pluma de poeta del paisaje i de la belleza del ideal.

La Quimera

(Escultura de Plaza)

Acabo de contemplar las auroras i las visiones del Hacedor i del Maestro. I salgo, lo confieso, con la frente encendida por estraño fuego.

Préndez me llevó al taller, el poeta de las grandes metáforas; aquel que ha esculturado tantas bellas ideas con el oro de sus rimas; ese que, herido por el destino, lleva clavado en el pecho el dardo de los pesares íntimos.

Las almas heridas monologan a solas con la elejia.......

Préndez tiene la pasion de las obras de Plaza; es su gran admirador; ha cantado la belleza de su

Vénus, i ha inmortalizado a su Caupolican en el bronce de sus versos.

Caupolican no es solo un perfil, una frente tonante, una hermosa talla sombreada de relieves. El Caupolican de Plaza es la libertad salvaje, es la cólera del bosque, es el rujido de Arauco ante la conquista.

Fidias, desde la Historia, mira i aplaude esa es

tatua.

Es un taller raro, jenial, diríamos exótico, ese t1ller de Plaza; pero es el mejor de los talleres de Chile. La luz entra sonriendo, saludada por los tonos oscuros de las paredes. Es una luz blanca i suave que se convierte en fulgor en la cabeza de las estatuas. Los capiteles de las columnas incrustadas en los muros, son del órden corintio. Aquí, libros desparramados por el pavimento; allá, cariátides fijadas en las murallas; el busto de Vitelio, sostenido sobre un sócalo; Fausto i Margarita, dos resplandores del cincel; un modelo de la Vénus de Milo. de esa Vénus que no ha soñado todavía con los hijos de Niobe; un busto de Montt, en el cual el artista aunó el patriotismo de Juárez a la grandeza de un emperador romano; por aquí i por allá esbozos, simulacros i embriones de pensamientos i bosquejos de hermosas creaciones.

Pero, sobre todo esto, domina la nota alta i admirable, la gran creacion del taller, ese prodijio de fuerza, de armonía, que se llama La Quimera.

La Quimera es un grupo: la vírjen i el mónstruo. Sentada entre las alas del mónstruo, como dormida, como confiada, con la apacibilidad de la dicha plena, se piensa en la aurora madridada con la esfinje. Hai un último pensamiento en esa frente de vírjen, como en un éxtasis. Es la fé sin zozobras, es

la confianza sin des velos. No hai un pliegue de lucha, no hai una sombra de duda en ese rostro de mujer embelesada i gozosa. No está dormida, piensa i escucha como en un arrobamiento divino. En los grandes peligros el alma se abraza así, confiada al abismo para salvarse.

A su vez, hai un desbordamiento de dicha en la cara del mónstruo. Las escamas han sentido la carne vírjen, i el placer arde a traves de su deformidad. Los ojos del dragon chispean de fruicion; destella su cabeza horrible i tiemblan sus alas i sus escamas. La dicha canta en su boca diforme la nota dulce i monstruosa.

La Quimera no es solo una escultura, es un gran poema de amor.

Están aquí los dos polos de la estética i de lo diforme resplandeciente ha salido la mas bella de las armonías.

La Quimera tiene alas: luego La Quimera no es mónstruo. El ala es hermana de la estrella. Las alasson los pies del alma, i donde hai alma existe la grandeza.

La Quimera es un esfuerzo supremo del arte i encarna una idea filosófica i humanitaria. Es la restitucion de la desgracia i del destino por el amor. Quitad al ánjel las alas i tendreis al dragon; poned las alas al dragon i tendreis al ánjel. La diadema es lo único que distingue a los dioses.

La mujer confiada al mónstruo tiene la grandeza de una sacerdotisa. Ella ha ganado en fuerza, para ser perfecta, tanto como ha ganado la Quimera en debilidad, para embellecerse. Los dos se han completado, los dos se han redimido, i de esta unidad armónica resulta que entre un dios i mónstruo no hai de por medio sino el resplandor.

Los jénios se encuentran. Es Cuasimodo i la campana. De allí el desfile de los inmortales......

El seno de la vírjen es de un dibujo maravilloso. El mármol tiene latidos dulces. Es un seno núbil, amplio i florido, pero que no ha despertado. Esas copas púdicas tendrán mas tarde la fecundidad del arroyo.

Una sombra rubia endulza los contornos de esas copas sagradas. Sombra de racimo. La nota admirable del seno de la vírjen es el reposo.

Una línea tibia marca todas las ondulaciones. Imposible, no hai líneas mas dulces! En el estrėmo se enciende el dibujo a manera de sonrisa i diseña los tonos sonrosados de un boton.

La crítica ha dicho que esa mujer simbolizaba al desengaño que siente alejarse al ánjel i ve acercarse al mónstruo.

Pensamiento frívolo de la crítica.

Esa mujer es una vírjen.

No? El grupo pierde entónces todo el encanto que le ha dado la idea estética i la idea filosófica que lo ha inspirado.

Hai allí dos grandezas opuestas, las dos grandes notas en la escala de la belleza. Decid, la sombra i la estrella.

La vírjen despide una claridad apacible sobre la Quimera. La Quimera cubre con un manto de sombras a la vírjen. La sombra del dragon embellece a la vírjen, haciendo resaltar su blanca desnudez en la penumbra. Cuanto mas bella es la vírjen mas deforme es el mónstruo. El uno sirve de pedestal al otro para exhibir su grandeza i se diria que ámbos sirven de claro-oscuro para el mútuo relieve. Los dos se iluminan por el contraste i se producen recíproca ascension hácia lo bello. Los dos séres se

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