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propio cuerpo, las cualidades de su propio espíritu por otra de conocer las leyes de la naturaleza que lo rodea i la influencia que estos ajentes esternos ejercen sobre sù persona.

No ha prosperado la humanidad sobre la tierra sino porque ha aplicado el don divino de la intelijencia a la modificacion de los ajentes naturales, en el sentido de aprovecharlos en cuanto tienen de conveniente, de modificarlos en cuanto tienen de nocivo i de evitarlos, si son irremediables.

Esta obra, quizas la mas grande entre todas las que puedan concebirse, tuvo por punto de partida el estudio de la naturaleza, es decir, la ciencia.

Todas las ciencias van encaminadas a un fin único: el servicio de la humanidad mediante el alivio de sus males i el aumento de su bienestar. Por eso son todas hermanas i se prestan mútuo ausilio.

Entre aquellas que han llegado ya al período práctico, en que hacen mayores servicios, se debe colocar la medicina, que, despues de salvar las incolerencias del empirismo i los errores de los sistemas esclusivos, ha logrado llegar al período filosófico i comienza a sentar leyes definitivas sobre las bases inmutables de la esperiencia i de la lójica.

I precisamente es la ciencia de la Hijiene aquella que hasta ahora ha suministrado a la medicina un número mayor de leyes verdaderas i de principios incontestables.

Nacida del instinto de todos los pueblos, ha llegado ya a constituir un código universal, código mas respetable que cualquier otro, pues que impone la obediencia a sus leyes bajo pena de la salud o de la vida.

Puede definirsela diciendo que es el conjunto de

conocimientos i de preceptos que enseña a conservar i a perfeccionar la salud.

En el individuo considerado aisladamente, desde los primeros actos ejecutados se revela una nocion instintiva de los medios de conservacion.

A medida que avanza la vida i empieza la adquisicion de conocimientos, los primeros que los padres comunican son los que se encaminan a la preservacion de la salud.

El filósofo moderno, Herbert Spencer, en su «Tratado de la educacion intelectual, moral i fisica», ha tenido, pues, razon para establecer como fundamento de su sistema esta idea derivada de la observacion de la naturaleza: que la educacion del niño debe comenzarse por el conocimiento de todas las causas de mal físico a que está espuesto en la vida, en otros términos, debe empezar por la enseñanza de la Hijiene,

De este orijen instintivo de las nociones hijiénicas no ha de deducirse, conforme a cierta preocupacion vulgar, que el hombre encuentra en sí mismo, tal como el animal en sus instintos, la regla de los actos necesarios para su conservacion, i que en esta materia toda ciencia es inútil. En el animal los instintos son siempre determinados, siempre certeros; en el hombre siempre vagosi sin determinacion positiva, hasta tanto que no se les aplique la intelijencia. Necesidades instintivas tan elementales como el comer, el beber, el reposar, son en el hombre fuentes de enfermedades i de muerte, siempre que en su satisfaccion se olviden peligros que le son inherentes i que solo la esperiencia enseña. Bastaria para convencerse de lo absurdo de una hijiene natural e instintiva atender únicamente a las dificultades que tenemos que vencer para conocer los cuidados i las precauciones que se

ANTOLOJIA CHILENA

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necesitan, a fin de conservar la salud. Una hijiene instintiva bastaria quizas para el salvaje cuya existencia se halla a merced de los elementos, no para el hombre civilizado que sobreponiéndose a todas las causas de destruccion ha multiplicado sus sociedades i se ha estendido hasta cubrir la superficie de la tierra inventando necesidades i satisfacciones nuevas. La Hijiene científica es indispensable para correjir los estravíos de la civilizacion.

Esta ciencia no se propone solo conservar la salud, procura tambien perfeccionarla mejorando los instrumentos de la vida, i permitiendo al organismo el mayor despliegue de fuerza que puede dar de si. Solo la hijiene, como ya indicó Descartes, puede conjurar la dejeneracion del hombre i restituir a la especie humana su noble i excelso tipo.

No son bastantes, pues, la hijiene instintiva ni la hijiene del buen sentido.

La Hijiene es a la vez una ciencia i un arte: la ciencia de todas las diversas influencias procedentes de los medios en que el hombre vive i el arte de modificar estas influencias en el sentido mas favorable al perfeccionamiento físico, moral e intelectual del hombre.

La Hijiene estudia la salud, sus grados, sus formas; investiga la accion buena o mala de las influencias a que está sujeta; indica las condiciones que tienden a mejorarla o a comprometerla.

Enseña lo que es favorable i lo que es dañino para la salud del hombre i da reglas prácticas para aprovechar lo primero i evitar lo último.

La Hijiene es una ciencia de aplicacion que deduce sus leyes de todas las ciencias físicas i biolójicas i un arte que se sirve de todos los recursos de la industria para lograr sus fines.

Si el papel de la Hijiene se limitara a la conservacion de la salud i no se estendiera a su perfeccionamiento, muchos serian los individuos que estarian privados de sus consejos. Hai tantas jentes delicadas, débiles, valetudinarias, enfermizas, que parece que en materia de salud nada tienen que conservar. Pero, no se limita a esto; pues así como hai árboles mal criados, plantas ahiladas por falta de aire, de sol i de riego, así tambien hai criaturas humanas languidecientes, saludes siempre vacilantes, debilidades nativas, debilidades contraidas.

Estos estados no llegan a constituir todavia la enfermedad i como tales no son del dominio de la Medicina, la cual no tiene otra mision que la de curar, sino del dominio de la Hijiene a la cual compete modificar nuestras malas disposiciones, rectificar nuestros hábitos viciosos, luchar contra nuestras condicicnes poco favorables, trasformar ciertas aptitudes que sin ser la enfermedad misma son ya sus precursores.

La salud absolutamente perfecta, tipo ideal que se representa el hijienista, es cosa que rarísima vez puede encontrarse; entre aquel que la posee i aquel que parece no haber conservado nada de este bien precioso, existen todos los grados, todos los matices. Al mismo tiempo que hacemos esfuerzos por alcanzar el tipo de la salud perfecta, es menester tener presente que no porno alcanzarlo quedamos en la imposibilidad de gozar de una salud relativamente suficiente.

La Hijiene ejerce su benéfica tutela no solo sobre. los individuos; la estiende a las familias i los grupos de personas, a la sociedad, a las naciones, a la humanidad entera, persiguiendo siempre su objeto: la conservacion i el aumento de la salud, la prolongacion de la vida.

No la ejerce solo sobre la salud física, la estiende hasta sobre la manera de ser intelectual. La Hijiene moral tiene un vasto campo. Restablecer la armonia en los órganos i en la salud es estender la armonia hasta las facultades morales.

San Agustin lo ha dicho: un alma pésima habrá de mejorarse mejorando el cuerpo: Anima etiam pessima, melior in optimo corpore. En la íntima union en que ámbos están confundidos, quién puede dudar de que no se refleje mutuamente en uno el estado del otro? El repetido Mens sana in corpore sano no solamente es la espresion de un ideal; es la fórmula de esa relacion constante, recíproca, de causa i efecto entre los dos elementos que constituyen la naturaleza humana, el espíritu i el cuerpo.

La Hijiene es el medio por el cual se acercará a obtener todo hombre aquello que cada uno de los antiguos atenienses se esforzaban por alcanzar: «El espíritu de un sabio en el cuerpo de un atleta».

Bajo este doble punto de vista la influencia de la Hijiene es fecunda; por los medios que pone en planta para lograr sus fines ella arregla la vida, forma los caractéres, despierta la enerjia, modera las fuerzas, alienta a los tímidos, fortifica a los débiles; patentiza el poder de la voluntad i el resultado de una buena direccion, comunica la conviccion de la propia responsabilidad i de la mínima parte que en todo lo que nos ocurre corresponde al acaso; porque nada es lo que promete, nada es lo que ella es capaz

de dar, nada se obtiene sin el concurso de una voluntad perseverante, de una tenacidad sostenida, de una accion incesante para seguir el camino elejido; de una moderacion que lleva a la cordura i a la virtud por el mismo camino que conduce a la salud i a la felicidad: de tal suerte que la conquista de la salud

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