Imágenes de páginas
PDF
EPUB
[graphic][merged small]

los tristes adioses. En su lírica entra toda una concepcion del mundo i de la vida, toda una Weltanschauung iluminada por la luz rosa de la poesía i eterizada por una vision de arte».

I agrega la revista madrileña «El Mundo Latino»: «La música de Rocuant es sonora, rítmica, bien sentida i mejor espresada, denotando una galanura de estilo i un léxico admirable, como asimismo el dominio absoluto del consonante que tiene este poeta». Cantor de la belleza, sentimental hasta el grado exelso, romántico a ratos, a momentos erótico, Rocuant se señala por el espíritu estudioso i perseverante que ha definido para Îlegar al fin de su ideal de conquistar un glorioso nombre en las letras.

M. L. Rocuant prepara un nuevo libro que intitulará Murmullos de mi Selva.

Cerro Santa Lucía.

Las Ignoradas

I

Cubriendo peñascos enormes i grises,
al borde del cerro, colgaban tapices
de leves, lijeros rosales en flor;
la red delicada del suelto ramaje,
sutil i flotante, formaba un encaje
de rosas nevadas i oscuro verdor.

Al sol matutino, de lo alto prendidas.
bajaban cubriendo, las ramas floridas,
la parte del cerro cortada en talud,
i hacian con sombras i luz arabescos
si por sus dibujos, livianos i frescos.
pasaba una brisa del norte o del sud.

Al soplo errabundo, fugaz del estío, sus lágrimas ténues dejaba el rocío fluir de la rama, la fibra o raiz; algunas brillaban, caian al suelo.

teñidas de rosa, de púrpura o cielo, envueltas en íris de vario matiz.

Pero otras, como esas tan leves i puras, corrian lijeras por guias oscuras, perdiéndose al fondo del blanco rosal; de aquella ondulante cortina de flores, caian dispersas, sin luz, ni colores al légamo oculto, sombrío, letal.

El mismo risueño capricho del viento que hiciera al ramaje temblar un momento, i dar un murmullo de vaga fluidez, rasgó la pureza sutil del rocio

cerniéndola en gotas, ya al sol del estio, ya sobre la negra, la húmeda hez!

II

Así, cada vez que algun soplo impregnado de fé, de ideal o de amor ha pasado moviendo lo humano con voces de augur, las almas del lado radiante caidas se fueron por luces de gloria ceñidas, orladas de blanco, de grana o de azur.

Mas cuántas, como esas tan grandesi puras, rodaron secretas, calladas, oscuras, ¡oh, cuántas no fueron al lodo a caer! Allí para siempre quedaron sumidas i nunca un matiz de las otras caidas al sol de la gloria pudieron tener!

Cayeron, al soplo del aura ondulante que hizo a lo humano vibrar un instante,

cual lágrimas puras de fé o de pasion:
las unas al dia, de cielo irisadas,
las otras al fondo sin luz, ignoradas
como esas que ruedan sobre el corazon..

III

Vosotras, mis Rimas, ardientes piadosas, que amais a quien va sobre espinas o rosas buscando la sombra que cierne el laurel, moved vuestras plantas, alijeras Rimas, cruzad las llanuras, las cumbres, las simas, en suelto, sonoro, lijero tropel.

Romped el azul de la bruma distante, buscad con mirada vivaz, anhelante, las flores mas blancas de todo el confin; cargad vuestros brazos de tiernos albores, volved con los frescos, los níveos colores del lirio, la rosa, la dalia, el jazmin.

I luego esas flores cerned sobre aquellas incógnitas almas perdidas, sin huellas, sin dar una chispa de luz inmortal; abrid vuestros brazos, verted en lo hondo del lóbrego olvido, hallá sobre el fondo, cual rayos gloriosos, la lluvia floral.

Cubrid de perfumes el negro vacío

donde ellas se hundieron heladas de frio yacen cubiertas de inmenso capuz;

i

cubridlo, mis Rimas, con mano espiatoria: ¡tan pura es un alma caida sin gloria,

cual lo es una lágrima caida sin luz!

« AnteriorContinuar »