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rejidores municipales, transformando aquella apartada caleta en un emporio de prosperidad donde ahora se desenvuelve una poblacion de cincuenta mil habitantes i en cuyo mercado comercial evolucionan capitales superiores a cien millones de pesos.

Allí cooperó a la organizacion de la Sociedad de Beneficencia i dió brillo a la prensa colaborando en El Litoral, con folletines tan emocionantes como los titulados El Remordimiento, La Envidia i Sueños i Realidades, en 1877. Habiéndose trasladado a Valparaiso, colaboró en El Deber, con poesias de inspiración bellísima, que definen las ternezas de su espíritu altruista i amante de la belleza del arte i de la naturaleza.

Nacido en Santiago, en 1850, hizo sus estudios de humanidades en el Instituto Nacional i cursó leyes en la Universidad, estudios que interrumpió, en 1871, para dirijirse al Desierto, radicándose en Antofagasta.

Durante cinco períodos consecutivos fué reelejido presidente de la Municipalidad de aquella ciudad marítima i en ese puesto fue el iniciador de las primeras escuelas del litoral, del Mercado, del Hospital, del Cementcrio laico i la Junta de Beneficencia.

Varias veces administró el Hospital, porque su relijion social ha sido el bien comun.

En 1880 se estableció en Valparaiso i fué electo rejidor de la Municipalidad de la capital marítima i comercial de la República, corporacion que lo designó miembro de la Junta de Beneficencia entregándole la administracion del Hospicio, que dirijió diez años.

Con erogaciones privadas instaló el Hospital de Viña del Mar i el Asilo para niños desvalidos anexo al Hospicio Jeneral.

En el curso de la Guerra del Pacífico, 1879-80, fundó en Valparaiso la Sociedad i el Asilo de La Protectora de los Huérfanos, i como secretario de la Junta Directiva, desplegó la mas laudable actividad en el ausilio i socorro de las familias de los soldados en campaña, facilitándoles la recepcion de las mesadas, pensiones i montepios.

En 1890 fué elejido diputado al Congreso Nacional, por el departamento de Valparaiso, i tomó parte mui activa en el debate que derogó los gremios de jornaleros. Promovió i obtuvo el despacho de una subvencion de doscientos mil pesos para dotar de agua potable los barrios pobres de Valparaiso i los recursos especiales para la construccion del Hospital de San Agustin.

En 1891, aunque no fué partidario de la causa constitucional del Presidente Balmaceda, habiendo suscrito

el acta del Congreso, dió piadosa sepultura a los restos mutilados de los jenerales Barbosa i Alcérreca despedazados en la batalla de la Placilla por las fuerzas revolucionarias,

Mas tarde, procuró obtener recursos fiscales para establecer un hospital para niños. Siguiendo sus jenerosos impulsos de humanitarismo, fundó, asociado a nobles corazones, en 1889 (30 de agosto) la Sociedad Protectora de la Infancia, organizando un estenso i valioso establecimiento para dar educacion, hospedaje i alimentos a los niños desamparados.

Hemos asistido a este plantel de caridad infinita i allí, en medio de sus ámplias salas de socorro, hemos olvidado el egoismo social i sentido las palpitaciones del amor a la humanidad desvalida.

Esta institucion ha protejido en diez años a dos milones cien mil personas, niños i mujeres, a razon de cien, doscientos i trescientos mil por año. Ha sostenido salas de alimentacion, maternidad i escuelas. El señor Puelma ha sido su constante administrador. Destruido el edificio por el terremoto de agosto de 1906 (16 de agosto), ha sido reconstruido en junio de 1908, reanudando sus servicios de caridad social.

El señor Puelma ha sido Director de la Compañia Huanchaca, de Bolivia, de diversas corporaciones de cré dito i sociedades i organizador de comunidades financieras e industriales del pais.

Publicamos un hermoso artículo suyo, sobre la ínfancia desheredada, que pinta su índole humanitaria.

La nueva Casa de Proteccion a la Infancia en Valparaiso

Arrojad con vuestra mano, sobre el surco de la tierra vírjen, un puñado de trigo, i dejad que las leyes de la naturaleza se cumplan i que brote del fecundo suelo la abundante mies, elemento de vida, de bienestar i de riqueza. Otros hombres seguirán despues aquel ejemplo i cumpliendo así los deberes que la existencia nos impone, conseguiremos hacer algo útil, cooperando a la obra humanitaria i civilizadora de minorar la desgracia, de propender a nivelar las profundidades sociales, que hoi colocan a

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unos en la cima de la fortuna i a otros en el fango de la mas triste miseria.

La primera piedra de este edificio es una de tantas buenas semillas arrojadas al surco de las obras fecundas, que por una serie de encadenamientos, dando la mano al niño, cubriendo la desnudez de los pobres, curando las miserias sociales, provocando la sonrisa de la esperanza en las madres indijentes, acariciándoles sus hijos, levantan el espíritu del pueblo, despiertan ambiciones de bienestar i de progreso, borrando las fronteras del odio i sirviendo al principio de la fraternidad humana.

Todos sabemos que la vida nos impone deberes para con nosotros mismos i para con nuestros semejantes. El fundamento de estos deberes es la moral. La base de toda moral es la justicia, la misericordia, la caridad para hacer todo el bien posible a nuestro alcance.

Hacer el bien es crear la felicidad. Mejorar las condiciones de la vida por la hijiene, por la alimentacion, por el vestido, por la asistencia hospitalaria, por la proteccion al desvalido, es hacer el bien, es despertar el alma a lo justo, es abrir el corazon a la gratitud, i en estas condiciones se ayuda a formar ciudadanos que hoi son una esperanza i que serán mañana elementos de bienestar social.

Al progreso del mundo no solo contribuyen los que siembran i cosechan, los que al compas del yunque cantan el himno del trabajo e iluminan su frente con la llama de la fragua, los que desde las oscuridades de la tierra arrancan el tesoro que brilla al sol, los que desafian las tempestades del mar · sirviendo al comercio del mundo, los artistas i los sabios que con la química i la mecánica multiplican la actividad del hombre; como ellos entran tam

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