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lizacion i los destinos del hombre en la sociedad moderna.

El Congreso de Libres Pensadores

Qué grato placer nos produjo la idea de celebrar en Santiago un Congreso de Libres Pensadores.

Nos pareció que por este solo hecho ya recorriera a todo Chile en su larga estension de norte a sur, un soplo suave de vida que alegrara los espíritus i dejara tras de si una estela luminosa.

Como un pequeño eco del gran Congreso de Libres Pensadores celebrado recientemente en Roma, i tambien como necesaria manifestacion de nuestra vida propia, vendrá este Congreso- si los chilenos lo queremos-a grabar una de las mejores pájinas de nuestra historia de pueblo civilizado.

Anhelamos que la noticia sola de este acontecimiento que se prepara conmueva hondamente a cada hombre i a cada jóven que se crea con alma i le haga sentir la importancia de ese Congreso: movidos por los sentimientos mas elevados, amor a la humanidad, amor a la patria, amor a la verdad, acudir de los diferentes puntos de la República a reunirse en un mismo sitio, ligado por los delicados lazos de aspiraciones intelectuales i morales comu nes, para esponer l ›s resultados de trabajos modestos i sinceros, confortar las voluntades para las nobles luchas de la verdad i dar jenerosos ejemplos a la juventud: éstos son algunos de los valores de semejante Congreso.

Si no somos capaces de pensar libremente, debemos renunciar al concepto de civilizados. Tendremos de la civilizacion su perfume i su ropaje; pero no su esencia, si no tenemos fuerzas para elevarnos a la vida superior del pensamiento.

Este Congreso viene a ser como un oásis en el camino de la vida para los que no se contentan ni con las satisfacciones vulgares i mundanas, ni se consuelan con las fantasías místicas que son solo errores seculares.

No hai centro importante en nuestro pais que no cuente con un pequeño núcleo de personas ansiosas de luz, de ideal, de arte, de ciencia i de una vida mejor i mas justa, realizada i construida en este mundo. Pasan, es cierto, algo desapercibidos, por que en el ajetreo mundano solo se oyen las músicas de fanfarria i no las canciones apénas rumorosas de los soñadores.

Pero, hai tambien otras personas a las cuales se puede aplicar lo que un poeta decia de sí mismo: <que llevan en el corazon de hielo, como un sepulcro, de su entusiasmo los despojos» i que van a engrosar el grande i turbio rio de las multitudes para quienes la vida es sólo hacer papel i gozar.

A aquéllas, a las que aun creen en ideales, a fin de que perseveren, i a éstas, a las desprovistas de entusiasmo, para que vuelvan en sí, hai que recordarles que la verdadera vida es amar, pensar, obrar i luchar noblemente; i hai que recordarles el caso referido por Darwin en su autobiografia, para que no olviden cuán importante es consagrar siquiera cortos instantes al idealismo.

Cuenta el ilustre naturalista que en su juventud gozaba con la música, la pintura i la lectura de Shakespeare; pero en su edad madura encontró al jenial dramaturgo tonto i aburridor i que no gozó con la música ni la pintura. Se habia privado de estos goces, habia atrofiado algunas de sus facultades por no haberlas ejercitado.

Algo análogo acontece a todos los hombres con la

facultad de pensar i de idealizar. Movidos únicamente por el interes i el goce, pierden el poder de elevarse a concepciones superiores a esos dos móviles. Con la decantada esperiencia que adquieren destruyen sus ilusiones, por lo que Goethe decia que preferia mas bien no ser nunca hombre de esperiencia i continuar escuchando siempre a los grillos i ruiseñores que en los cerebros jóvenes cntonan los mas deliciosos cantares de la existencia.

Todo lo dicho significa que por la propia felicidad conviene conservar en el fondo de su ser un santuario libre de egoismo i de sensualismo dedi-cado a las puras concepciones artísticas i científicas..

En un Congreso de Libres Pensadores esos fuegos individuales se confortarán i robustecerán al contacto de otros fuegos semejantes.

El pensamiento desinteresado i libre es felicidad..

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Ese Congreso no es tampoco una amenaza para nadie.

El pensar libre es un pensar sin dogmas, pero no sin principios. Al reves de lo que pudiera imaji narse a primera vista, es la forma mas difícil del pensar, la que requiere mas carácter, mas precauciones i mas ilustracion. No es el pensamiento desenfrenado, sino armado de todos los recursos de la lójica para defenderse de los errores que con tanta sutileza se introducen en la mente.

El libre pensamiento es lójico.

Es el pensamiento provisto de poderosos teles-copios i de la precision de las matemáticas para escudriñar los misterios de los cielos; es el que armado de balanzas, microscopios, alambiques, retortas

i de cien aparatos mas, analiza, disuelve i estudia la materia para arrancar los secretos a la tierra; es el que para establecer un solo hecho histórico, consulta, compara i critica centenares de documentos i monumentos; es el que para establecer una sola lei social se basa en lo posible en las estadísticas de todos los paises i de todos los tiempos.

El libre pensamiento es trabajo.

Es el que incorporado en Jesus, en Sócrates i en Jordan Bruno, los condujo al cadalso; es el que brillando en la mente de un Galileo, lo arrastró a las prisiones de la Inquisicion; es el que ha inspirado la labor de un Newton en la mecánica, de un Claudio Bernard en la fisiolojía, de un Darwin i un Haeckel en las ciencias naturales; el que produjo los esfuerzos agotadores i casi mortales de un Comte i un Spencer en la filosofia.

El libre pensamiento es severo i heroico.

En el campo de la moral i de la conducta su accion es inmensa. Sólo ciertas intelijencias i mui contados caractéres gozan de esa libertad superior que consiste en sustraerse a la masa abrumadora de prejuicios que se sujieren con el uso como verdades inconcusas, a esas normas de vida que la tradicion impone i que las muchedumbres siguen sin discutir como reglas dictadas por su majestad anónima e irresistible: «La opinion pública». Es un fruto del pensar libre concebir i practicar modos superiores de vida que ataquen usos irracionales, que restablezcan la verdad en las relaciones del hombre con el hombre, o del hombre con la naturaleza, que arrojen un poco de ideal sobre la realidad i que echen sobre esta vida surjida del enfriamiento de la corteza terrestre el velo embellecedor tejido con el calor del alma humana.

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